La adelfopoiesis ―conocida en latín como fraternitas iurata y ordo ad fratres faciendum― era una ceremonia practicada por varias iglesias cristianas durante la Edad Media e inicios de la Época Moderna en Europa para unir a dos personas del mismo sexo (habitualmente hombres).
Etimología
El término adelfopoiesis (literalmente ‘hacer hermanos’) proviene del griego ἀδελφός (adelfós): "hermano", y ποιῶ (poió): "hacer".
El rito de la adelfopoiesis
La primera noticia moderna que se tiene del rito de la adelfopoiesis (en eslavo pobratimstwo) es de 1914, cuando Pável Florenski cita los elementos clave de la liturgia del rito:
- los hermanos, que están colocados en la iglesia delante del atril, en el cual se encuentra la cruz y las escrituras; el mayor de los dos se coloca a la derecha, mientras que el más joven se coloca a la izquierda;
- se realizan oraciones y letanías que piden que los dos sean unidos en el amor y se les recuerda ejemplos de amistad de la historia de la Iglesia;
- se ata a los dos con un cinturón, colocan sus manos sobre los evangelios y se les da a cada uno una vela ardiendo;
- se leen los versos de la Primera carta a los corintios 12:27 a 13:8 (discurso de san Pablo sobre el amor) y del Evangelio de Juan 17:18-26 (discurso de Jesucristo sobre la unidad);
- se leen más oraciones y letanías como las indicadas en el punto 2;
- se lee el Padre nuestro;
- los futuros hermanos reciben los regalos santificados de una copa común;
- se les conduce alrededor del atril mientras se dan la mano y se canta el siguiente troparion: «Señor, mira desde el cielo y ve»;
- intercambian besos;
- por último los presentes cantan: «¡Oh, qué bueno, qué dulce habitar los hermanos todos juntos!» (Salmos 133:1).
Una de las oraciones, que se recitan durante la ceremonia, es la siguiente:
Dios todopoderoso, que fuiste antes que el tiempo y serás por todos los tiempos, que se rebajó a visitar a los hombres a través del seno de la Madre de Dios y Virgen María, envía a tu santo ángel a estos tus servidores [nombre] y [nombre], que se amen el uno al otro, así como tus santos apóstoles Pedro y Pablo se amaban, y Andrés y Jacobo, Juan y Tomás, Jacobo, Felipe, Mateo, Simón, Tadeo, Matías y los santos mártires Sergio y Baco, así como Cosme y Damián, no por amor carnal, sino por la fe y el amor del Espíritu Santo, que todos los días de su vida permanezcan en el amor. Por Jesucristo, nuestro señor. Amén
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