Pastor Lisandro Orlov
Pastoral Ecuménica VIH-SIDA
Iglesia Evangélica Luterana Unida
Buenos Aires. Argentina
Agosto 2011
Casi con quince años de anticipación a la visibilidad de la lucha por los derechos civiles de la población gay y lesbiana, a mediados de la década de 1950 se produce el quiebre de los modelos y paradigmas con los que se había considerado la homosexualidad. Esos parámetros, que se habían constituido en el siglo XI y XII, fueron sostenidos sin cambios y sin ser mayormente cuestionados tanto desde la comunidad científica como desde las diversas escuelas teológicas independientes de su adscripción confesional.
Cuando Inglaterra asume la decisión de cambiar la legislación que criminalizaba la orientación homosexual, el Parlamento británico constituye una comisión presidida por Lord John Wolfenden y que produce en el año 1957 aquello que justamente se conoce como el Informe Wolfenden .Por primera vez esta comisión recomienda que la conducta homosexual entre adultos que consiente en privado no puede ya ser considerada una trasgresión o afrenta criminal. Todos sus miembros menos uno encontraron que “la homosexualidad no puede ser legítimamente considerada como una enfermedad, porque en muchos casos, esta es el único síntoma y es compatible en otras áreas con una plena salud mental”.
Estas recomendaciones no fueron fácilmente aplicadas ya que solo en 1967 el Parlamento inglés finalmente modificó la legislación que discriminalizó la homosexualidad dejando sin vigencia, con mucha dificultad, aquello que se había aprobado por Enrique VIII en 1533
Así como resultó sumamente complicado desmontar un paradigma social también lo fue y continua siendo, el reconstruir aquello que en tiempos precienfícios se estableció en el siglo XII. Esta Comisión Wolfenden convocó entre los eruditos a teólogos y pastores. En este contexto el Canónigo anglicano Derrick Bailey escribe un estudio detallado y totalmente nuevo de aquellos textos bíblicos utilizados entonces y aún hoy, desde una lectura fundamentalista que ignora el contexto histórico en que esos textos fueron escritos y que permiten romper con una larga tradición de estigma y discriminación.
Fruto de esa investigación es el libro titulado “Homosexualidad y la Tradición Cristiana Occidental”
donde cuestiona el uso de esos textos y muestra que los mismos no tienen ninguna relación con aquello que hoy denominamos orientación homosexual. Asimismo recorre la interpretación que tanto los Padres de la Iglesia como los teólogos de la Alta y Baja Edad Media hicieron de estos textos, llegando hasta el siglo XII de la tradición cristiana cuando, a su criterio se consolida la posición tradicional que conocemos sin mayores modificaciones significativas. A partir de su publicación el debate, ya sea favorable o contrario a estos aportes, ha girado alrededor de las mismas. Lamentablemente este texto nunca fue traducido al castellano.
Varios años después, en 1976, la misma interpretación de los textos bíblicos como de la tradición cristiana de las interpretaciones teológicas relacionadas con la homosexualidad es asumida por un sacerdote católico romano de la orden de los jesuitas John J. McNeill. Su libro titulado “La Iglesia ante la Homosexualidad”, que al igual como el de Bailey se han constituido en obras de obligatoria referencia al tratar este tema La publicación de este estudio ha tenido una complicada historia. Durante años el borrador fue y vino entre el Vaticano y New York, donde residía el autor. Se le sugirieron diversas modificaciones que fueron discutidas y aceptadas antes de alcanzar la aprobación de su iglesia para la publicación. El libro produjo tal impacto tanto dentro como fuera de esa iglesia que inquieto a la Curia Romana que rapidamente prohibió a su autor volver a escribir o hablar en público sobre el tema. En grandes líneas este texto sigue las afirmaciones y propuestas de relectura bíblica del canónigo anglicano. Si bien este texto mereció la pronta traducción al castellano ha tenido limitada distribución y nunca se ha intentado su reimpresión.
El tercer libro que va en el mismo sentido y con una aproximación científicamente rigurosa al tema es el escrito por John Boswell, quien fuera profesor de Historia Medieval en la Universidad de Yale en Estados Unidos. Si bien no es un sacerdote, es fundador dentro de la Iglesia Católica Romana del movimiento Dignity que tiene como objetivo promover el reconocimiento pleno y la inclusión incondicional de las personas de orientación homosexual en esa iglesia. Este estudioso publicó en 1982 la obra “Cristianismo, Tolerancia Social y Homosexualidad. Los gays en Europa occidental desde el comienzo de la Era Cristiana hasta el siglo XIV”. Este estudio de mayor rigor de investigación tanto en los textos bíblicos como en los documentos que hacen a la construcción teológica de la iglesia antigua y medieval mereció diversos reconocimientos académicos justamente por la seriedad de este trabajo. Conclusión: Tenemos que tener mucho cuidado de los anacronismos porque están agazapados viendo a quien devorar.
El afirmar que Séneca por el mero hecho de haber nacido en la península ibérica es español, es un grave error porque el concepto de lo que actualmente llamamos español se construyo, según el debate actual, entre el siglo XVI y XVII. Igualmente si a Alejandro Magno le dijéramos que él es una persona de orientación homosexual no tendría la menor idea de aquello que estamos hablando porque en aquel tiempo las personas no se asumían como tales ni se clasificaban entre sí de esa manera porque la sexualidad se la vivía con parámetros que iban más allá de una bipolaridad hetero y homosexual.
Asimismo tenemos que reconocer que los paradigmas bíblicos y teológicos con los cuales se construyó en el siglo XIV la actitud de las comunidades cristianas con relación a la homosexualidad se han quebrado en el siglo XIX. El insistir con antiguos abordajes al tema no es ser fiel a la tradición sino que es justamente traicionarla.
El contexto actual se ha modificado tanto con los aportes del mundo científico, cultural y social como en las herramientas del análisis bíblico.
Es sorprendente como muchas comunidades cristianas que en casi todos los temas tienen un abordaje crítico del texto y el contexto en que se escribieron los relatos bíblicos, cuando llegan a las versículos aplicados a la orientación homosexual, vuelven a una lectura literal y fundamentalistas. Este es también un obstáculo que debemos superar.
En este breve caminar juntas y juntos buscando una mejor comprensión de un tema tan multifacético como es la orientación sexual, la sexualidad en general y la orientación homosexual en particular y su relación tanto con el mundo científico contemporáneo y el abordaje moderno de los textos bíblicos me propuse como meta el aportar algunas nuevas miradas, clarificación de vocabulario y rescatar de las sombras textos que nos pueden ayudar a ser realmente personas y comunidades mucho más hospitalarias con quienes, por su identidad sexual y de género, han sido y son víctimas de las hogueras de nuestras cegueras religiosas.
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