martes, 21 de agosto de 2018

EL MOVIMIENTO LÉSBICO FEMINISTA EN MÉXICO Y SU INDEPENDENCIA RESPECTO DE OTROS MOVIMIENTOS 3


yan maría yaoyólotl castro

La praxis feminista. 

Las académicas, las generistas, las funcionarias y expertas en financiamientos y las ideólogas neoliberales no han entendido que el feminismo no es una “teoría” sino también una “practica”, es decir, la praxis: teoría y practica indisolubles. Que el feminismo no se “entiende” se “vive”, no se “toma” se “construye”, se constata en la vida cotidiana personal y social, intima y publica, espiritual y política. El feminismo, constituye una confrontación permanente contra todas las estructuras de control patriarcal y a la vez una construcción permanente de las nuevas estructuras de la sociedad futura, es decir, deconstrucción y construcción. 
Ello, significa que el feminismo no puede desligarse de la realidad concreta y la realidad concreta es la realidad de los millones de seres humanos, incluidas las mujeres que, bajo esta sociedad dividida en clases sociales, en razas, en países y sexos, se encuentra hundida en una profunda depresión bajo las nuevas formas de la esclavitud neoliberal. 

La sangre de unas para saciar la sed de otras. 

El costo que ha implicado el hecho de que algunas mujeres hayan podido acceder al poder ha sido altamente doloroso para el género femenino. El pago para que algunas pudieran lograr su desarrollo ha implicado la intensificación de la esclavitud de muchas otras. La condición para que unas cuantas pudieran crecer profesional y políticamente ha implicado que la mayoría quedáramos despojadas de nuestros derechos laborales y civiles mínimos. Ese ha sido el costo que el patriarcado le ha cobrado a las mujeres. 
Algunos de esos costos han sido por ejemplo: la eliminación de todo tipo de controles contra la trata de blancas; el alarmante crecimiento de la prostitución infantil con niñas; el exorbitante aumento de la violencia domestica contra la mujer; la perdida de los derechos laborales del sector femenino; el ascenso desmedido del trabajo sexual (prostitución) por falta de empleos; la brutal cosificación de la mujer y su reducción a klinex; la invasión y bombardeo pornográfico; y por supuesto, el crecimiento alarmante del femicido en los países pobres, en las zonas pobres, con las mujeres pobres. 

La entelequia exfeminista o la entelequia generista. 

No por casualidad fueron las intelectuales y las académicas, las cultas (La Razón y La Ciencia, armas de control y dominación del poder masculino), la llamada entelequia feminista ó postfeminista (siempre separada del pueblo, de los de abajo, es decir, de las mujeres reales y concretas) y las profesionistas de clase media, quienes ingresaron a las esferas del poder. 
Del poder mediático, gubernamental, la intelectualidad, la academia, el legislativo, los organismos internacionales, etc. Poder acompañado siempre de poder económico, en especie: puestos, viajes, representaciones, cargos, publicaciones, acceso a los medios, salvo honrosas excepciones, ó en dinero (recordemos que el dinero tiene un significado subliminal libidinal: el poder fálico). 
De hecho, en ese proceso de patriarcalización de las feministas de la clase media y alta y blancas o mestizas blanqueadas, el problema no fue que la mayoría se vendieran, sino que vendieran la perspectiva feminista y por consecuencia al movimiento. 

El postfeminismo o teoría generista-neoliberal. 

Dichas exfeministas o nuevas generistas construyeron su edificio conceptual partiendo de la opresión de género mas no de la opresión de clase, opresiones que se encuentran indisolublemente vinculadas y cada una de las cuales no se puede explicar sin la otra. 
Construyendo, entonces, una teorización falsa (ideológica) sobre los fundamentos y las causas de la opresión de la mujer, o sea, ahistórica (idealista y no materialista dialéctica), es decir, fuera de las grandes condicionantes del desarrollo histórico: la economía como motor de la historia; de la interacción de las relaciones de producción y de las fuerzas productivas (la economía-política); del proceso de producción de plusvalía (plusvalía sexual); de la determinación económica en la superestructura política, jurídica, cultural (y sexual); de la lucha de clases (y sexual); de las instituciones de control patriarcoheterocentristas (heterosexismo); de la base económica de la división del trabajo como fundamento de la división de géneros; y de la inminente necesidad de una profunda transformación económica, política, social y sexual y personal también (una re-evolución), entre otros muchos aspectos. 
Ideología, no solo por su posición de clase media o alta, sino sobre todo, porque muchas de las generistas fueron y son beneficiarias del poder patriarcal y clasista, lo cual nunca les permitió ni les ha permitido visualizar que la opresión de la mujer estaba directamente vinculada con la explotación de la clase trabajadora internacional y de los pueblos del llamado tercer mundo y que ellas formaban parte de esa explotación. Incluidas también nosotras, las que vivimos en las ciudades y hemos tenido acceso al estudio. 
Pero aún más, dicha deformación conceptual sustentada en la perspectiva de género, tendría como objetivo político impedir y bloquear la producción de una claridad teórica para fortalecer al movimiento feminista mexicano desde los 80-90 y evitar su avance en el nuevo milenio, salvaguardando los intereses económicos del avance de la globalización –imperialista-, es decir, traicionando a las mujeres. 

La academia, ese lejano mundo de la realidad concreta. 

Las estudiosas del género, del Programa Universitario de Estudios de Género, PUEG de la UNAM y del Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer del Colegio de México, PIEM, así como de la Especialidad-Maestría en Estudios de la Mujer y el Doctorado en Ciencias Sociales, Área Estudios de Género, de la UAM-X, no han querido entender que el lesbianismo de facto rebasa al género, que no es un apéndice del género sino que lo trasciende y en este sentido, es transgénero. 
Pero no como lo entiende la visión masculina de los transgéneros, donde el hombre se apropia de los atributos femeninos históricamente impuestos y repudiados por las mujeres (recogen lo que las feministas han tirado a la basura), sino la real transgresión del género, es decir: 
1.- la negativa a reducirse a ser madre y esposa; 
2.- la negación a someterse a la maternidad forzada: 
3.- la abolición del trabajo doméstico y su ubicación como trabajo social asalariado; 
4.- el trascender a la familia como la célula básica del cuerpo social (sustituyéndola por la comuna y la comunidad); 
5.- el acabar con el hogar como la cárcel de las mujeres; 
6.- la abolición de la división sexual del trabajo, es decir, de los géneros, la mujer a la vida privada y el hombre a la vida publica; 
7.- la eliminación del coito (penetración del pene en la vagina, el ano o la boca de las mujeres) como el centro de la sexualidad humana; 
8.- el finiquitar al falo como el centro del universo, falocosmovición; 
8.- el acabar con la monogamia para la mujer; 
9.- el establecer los cuidados paternos como obligación también de los hombres; 
10.- los anticonceptivos para hombres que quieran penetrar a las mujeres 
entre otros puntos. 


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