James Alison (1959) es un teólogo católico y sacerdote. Es reconocido por su aplicación de la teoría antropológica de René Girard a teología sistemática cristiana y por su trabajo en cuestiones LGBT. Es abiertamente gay.
James Alison nació en 1959, hijo de Michael Alison y Sylvia Alison (Haigh). Tiene un hermano y una hermana. En Una fe más allá del resentimiento describe su trasfondo familiar como "conservador de clase media, inglés, evangélico y protestante".Su padre, Michael Alison (fallecido en 2004), después de dejar la Universidad de Oxford, dedicó algún tiempo a estudiar teología en Ridley Sala y se convirtió posteriormente en un prominente parlamentario conservador (1964–1997) y en el Segundo Comisario de Propiedades de la Iglesia (1987-1997). Alison dejó la Iglesia de Inglaterra a los dieciocho años, para convertirse al catolicismo romano. Estudió en Blackfriars, en la Universidad de Oxford, y obtuvo el doctorado en teología en la Facultad Jesuita de Teología en Belo Horizonte, Brasil.
Alison fue fraile dominico de 1981 a 1995. Ha vivido y trabajado en México, Brasil, Bolivia, Chile y los Estados Unidos. Actualmente se desempeña como predicador ambulante y conferencista. Vive en Madrid, España.
Alison dice que su desacuerdo con la enseñanza oficial de la Iglesia católica respecto de la homosexualidad está basada en la doctrina católica sobre la naturaleza, la gracia y pecado original.
DECLARACIONES
¿No es precisamente "corriente" que un cura se defina abiertamente gay?
Es que el problema es que somos pocos los que hemos escogido estar a la luz del día en esta materia. Existe mucho miedo. Hay obispos y cardenales gays en la Iglesia Católica, pero también hay mucho miedo de hablar del asunto. Es tabú. Es entendible, porque si eres honesto pierdes tu empleabilidad. En parte porque hay un doble mensaje: lo que se dice es "les amamos porque son hijos de Dios, con tal de que no hagan nada". No les dejamos que sean como son, y si les dejamos, les pedimos que no trascienda.
Mi estado canónico actual es anómalo. Soy un sacerdote ordenado válidamente y en buen estado, sin penas o asuntos disciplinarios que me pesan. A pesar de que pasaron muchos años desde que me asociaron con los dominicanos, no me he laicizado. Así que no estoy apegado a ninguna orden religiosa, y no estoy incardinado en ninguna diócesis, aunque estoy, en principio, disponible para ser incardinado, en caso de que un Obispo quiera tenerme. Aparentemente esta es una situación legal que, como el limbo, no existeSegún entiendo, la situación es la siguiente: hice público un desacuerdo razonado con la enseñanza actual de tercer orden de las Congregaciones Romanas concerniente a la naturaleza "objetivamente desordenada" de la "inclinación homosexual". Las consecuencias lógicas de mi punto de vista son muchas, pero incluyen la consecuencia para mí personalmente de que mis votos religiosos (ya que fueron disueltos por la autoridad apropiada al concluir un proceso amistoso) y mi compromiso público con el celibato son nulos. Esto se debe a que, en el momento de mi ordenación, cuya validez me ha confirmado una Congregación Romana, seguía creyendo que la caracterización de la Iglesia sobre quién soy (un heterosexual defectuoso con una obligación automática e innegociable de celibato) es cierta. Por lo tanto, hice un compromiso público bajo lo que más tarde descubrí que era una conciencia falsamente ligada.
Bueno, o mi posición declarada públicamente es falsa, y mi consecuente afirmación de la nulidad de mis votos es simplemente el pensamiento conveniente autoengañado de un hombre malo, en cuyo caso, ¿por qué algún Ordinario querría tenerme en sus libros? O mi posición declarada públicamente es verdadera. En ese caso, también es cierto que no tengo ningún voto válido o promesa de celibato.
En otras palabras, cualquier Ordinario que me contrató no solo aceptaría que mi posición pública sobre asuntos homosexuales es, al menos, defendible por un sacerdote al día sin ninguna demanda de retractación. También estaría asumiendo, con pleno conocimiento de lo que estaba haciendo, a alguien cuyo compromiso público con el celibato es nulo, ya que se toma bajo una falsa conciencia. De hecho, tomaría a su cargo a alguien para quien ese compromiso no podría válidamente hacerse mientras la caracterización actual de la Iglesia esté en vigor. No tengo claro cómo un Ordinario podría hacer esto a menos que recibiera algún tipo de dispensa por parte de las más altas autoridades de la Iglesia. Porque, si él asumiera la responsabilidad sobre sus propios hombros, rápidamente sería susceptible de represalias.
¿Qué le hizo atreverse a 'salir del armario'? La política de 'no contar y no preguntar' era absolutamente algo común en nuestras sociedades hasta hace 50 o 60 años. El destape de algunas personas identificándose como gays, en la medida en que fueron trasparentes, hizo que comenzara a ser posible que hubiera estudios científicos, para pasar a catalogar la homosexualidad como una variante minoritaria no patológica dentro de la condición humana. Ser gay está más cerca de ser zurdo que de ser anoréxico. En la medida en que eso se asume, desaparece el misterio.
Se especuló con que la salida del papa Ratzinger pudiera deberse a su imposibilidad de confrontar un 'lobby gay' dentro del Vaticano, un lobby cuya existencia confirmaba el papa Francisco. Nadie duda de que haya mucha gente gay en el Vaticano. Quien ha tenido trato con ellos sabe que no es ningún secreto. Nunca lo ha sido. Ni el año pasado, ni el siglo pasado. Hay quejas ya que datan de la alta Edad Media sobre la excesiva belleza de los efebos que rodeaban a la alta jerarquía. Pero la preocupación más grave es que el famoso dossier revele que el chantaje es por motivos financieros, no sexuales. Lo que debe preocuparnos es que se mantenga esa política del chantaje.
¿Cuál es su opinión sobre el nuevo papa? Hasta ahora me ha impresionado. No se toma a sí mismo demasiado en serio y eso creo que le vendrá bien. Ahora, cambiar la cultura de la omertá (ley del silencio) en lo gay son aguas muy peligrosas en términos de las pasiones ocultas que van a salir. Confío en que su adultez y su buen humor le sirvan para desatornillar algunas de estas cosas demasiado trabadas que mantiene la Iglesia.
¿Qué obstaculiza la normalización de la cuestión gay en la Iglesia? Al papa, la gran oposición no le va a llegar de los heteros, sino de las personas que no han salido del armario, que tienen la homofobia interiorizada. Los que se ensañan mucho con estas cosas, tendrían que preguntarse cuál es el blanco verdadero de su terror. Pues, en general, la jerarquía católica española ha sido bastante beligerante contra la homosexualidad, sobre todo en contra del matrimonio gay En mi opinión hay elementos gritones con respecto a esta materia, mientras otros más sensatos están callados. Los sensatos se han callado y los 'deschavetados' gritan. Sí, pero es que incluso el obispo de Alcalá de Henares propone terapias para "rehabilitar" a los gays Contra esto solo hay un remedio, hablar de la verdad, que es que la homosexualidad es una variante minoritaria no patológica de la condición humana. A estas alturas del juego, la moral de la Iglesia debe hacer referencia a la palabra objetiva, a la verdad. La gente gay y católica debe darse cuenta de que si lo que fluye en su comportamiento es un desorden objetivo, hay que protegerse. Si ser gay es una variante como ser zurdo, el comportamiento y por tanto su salud psíquica y moral va a desarrollarse a partir de ahí y no a pesar de ello. Cada vez caen más en descrédito los que promueven curas para la homosexualidad. Anoche en EE UU cerró el principal grupo que promovía terapias reparadoras, reconociendo el peso de la evidencia.
¿Cómo ha logrado usted no ser excomulgado? Porque al final no es motivo suficiente. Es una cuestión que no es de revelación divina. Es lo que ellos llaman una verdad de tercer grado. No es como negar la divinidad de Jesús.
La Iglesia, sin embargo, prohíbe ordenarse sacerdotes a los gays Ese es un mandato que, sin duda alguna, no se ha llegado a cumplir. Es la viva prueba de que todavía en la Iglesia perdura el "obedezco pero no cumplo". La orden data de la época de Juan Pablo II y creo que entonces las posiciones eran mucho más duras. Con Ratzinger, pese a todo, fueron mucho más suaves. Los que rodeaban a Juan Pablo eran terroríficos. Quizás porque les tocaba demasiado de cerca. De hecho, varios de sus principales hombres tuvieron después vidas desastradas. A uno de sus arzobispos le descubrieron excavando un túnel para ir a visitar a los chavales de un seminario.
En España ha surgido un grupo de curas y religiosas de tendencia homosexual, que se reúnen para orar y entenderse. ¿Qué le parece? Yo he asistido a retiros de un grupo similar en Italia, con 47 sacerdotes, de los cuales ocho eran oficiales del Vaticano. En EE UU también hay uno muy potente que se reúne dos veces al año. Se apoyan mutuamente. Algunos obispos saben de su existencia y lo bueno es que saben que esa gente precisamente que es honesta no les va a dar problemas. No así la gente que tiene una vida perfecta de fachada y por detrás hace otras cosas. A los obispos, con tal de que no causen escándalo, les vale. Pero ya llegó la hora de que se pueda hablar adultamente de estas cosas. El gran problema no es el sexo, sino que no se pueda hablar de ello honestamente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario