viernes, 18 de mayo de 2018

La mistica cristiana bisexual y homoerótica


Haciendo a Jesús Queer: Más Alla del Reformador Activista 
Robert E. Goss
Cleveland: Pilgrim Press, 2002
 www.pilgrimpress.com

capítulo autobiográfico puesto que la ubicación social es decididamente importante para la comprensión de la teología sexual de su autor. 


La teología sexual siempre incluye al texto de nuestras vidas. 

La espiritualidad jesuita me daba un marco para la plegaria y el examen racional de mis sentimientos sobre ser gay, en suma, los recursos para revelar mi identidad sexual. Estos recursos espirituales suponían hallar a Dios en todas las cosas, incluso las experiencias sexuales, el foco en Jesús para seguirle como discípulo y una visión cristiana del amor y la justicia. Esos recursos espirituales me ponían en colisión con mi propia imagen y su ocultamiento. Además fueron vitales para mi proceso de darme a conocer y la integración de mi sexualidad y espiritualidad pues cuando la ideología cristiana erotofóbica fue eliminada, los otros recursos fueron poderosos instrumentos para el reconocimiento de la bendición original de la sexualidad.
Después de mi ordenación como sacerdote jesuita en Oswego en Nueva York, tengo el vivo recuerdo de una mañana celebrando la eucaristía en mi parroquia. Durante la oración tuve la visión de Jesús y me sentí excitado sexualmente. Ese sentimiento provocó una reacción de la homofobia internalizada. Me sentí culpable de mi excitación erótica por el varón Jesús. Pero entonces un sentimiento de maravilla y belleza teñido de esa excitación erótica barrió al mecanismo homofóbico internalizado que había desarrollado desde niño católico. Esta excitación erótica por Cristo fue un salto cuántico en mi vida espiritual pues, finalmente, entendí la conexión entre sexualidad y espiritualidad.
Finalmente admití que amaba a Jesús porque era un varón y que estaba bien amarlo apasionada y eróticamente como varón. Me di a conocer a Dios y me llamé gay a mí mismo. Esto fue más que sólo darme a conocer como persona gay pues, en realidad, mis jornadas / mi viaje espiritual y sexual eran un único camino. Esta visión, que entendí era una forma de fantasía lúcida o concepción / visión imaginaria, fue una experiencia de lo que la espiritualidad católica llama contemplación infusa, esto es, la comunicación directa de Dios con la persona orante / en oración y ejerció un profundo impacto tanto en la dirección de mi vida como en mi visión de la eucaristía. La eucaristía y lo erótico quedaron imbricados plenamente en mi espiritualidad. Ese verano, cuando analicé los sentimientos sexuales en mis exámenes de conciencia, pensaba continuamente sobre la experiencia de la contemplación infusa en la oración. Hablé con mi director espiritual para discernir el movimiento del Espíritu de Dios en mi plegaria. También me masturbé permitiéndome hacer el amor con Jesús en la oración y la contemplación. Contemplación es la visión de Dios en imágenes o símbolos durante la meditación. Tiene algunas de las cualidades de la fantasía lúcida y la asociación libre. Estas energías eróticas sobreañadidas ahondaron la experiencia de mi meditación arribando al amor por mí mismo. Mi técnica de plegaria meditada fue imaginarme con Cristo y experimentarlo como un amante. Scott Haldeman, Betty Dodson y Joe Kramer argumentaron a favor de que la masturbación puede ser espiritual y llegar a ser una forma de meditación transcendental.  La masturbación aprovecha y utiliza la energía sexual. Cuando es prolongada puede estimular y ampliar el placer. Cuando las fantasías están enfocadas en hacer el amor con Cristo, la experiencia se abre a la conciencia profunda y fundamental de Dios. Por cierto, mis visiones de Jesús eran explícitas imaginando eróticamente diversas formas de hacer el amor con Jesús el Cristo. Tenía relaciones sexuales con Jesús, a veces activas, otras pasivas. Mi relación con Cristo era mutua y profunda. Jesús llegó a ser el primer amante varón con quien me sentí plenamente confortable. Para mí fue un progreso natural moverme de ser un compañero a convertirme en un amante y, entonces, a enamorarme de un varón. Dios no es ni varón ni mujer pero la presencia de Dios en la contemplación puede evocar imágenes masculinas o femeninas. La plegaria encarnada o el compromiso en la plegaria erótica poseen una larga tradición en el misticismo cristiano donde Cristo es experimentado como un amante masculino o femenino.
La tradición mística cristiana es primeramente bisexual y homoerótica porque Dios ha sido tradicionalmente imaginado masculino. Esto aparece en los escritos de las visiones de los místicos de la Edad Media tardía de la historia cristiana tales como Hadewijch, Hildegarda de Bingen, Teresa de Avila y Juan de la Cruz entre muchos otros. También averigüé que algunas mujeres oran con sus cuerpos y experimentan orgasmo en comunión con Cristo. Frecuentemente, el éxtasis sexual acompaña al éxtasis espiritual y ambos acarrearían descarga orgásmica. En cuanto a mí, la plegaria erótica me impulsó a una intimidad renovada con Jesús el Cristo, una percepción novedosa de mis interconexiones con la humanidad y la naturaleza y un nuevo nivel de discipulado. Más tarde en la vida, mi meta teológica ha sido articular una teología sexual que abarque la integración de sexualidad y espiritualidad, configuraciones distintas de las relaciones, la interconexión entre hacer el amor y hacer justicia y el eros como revelación de Dios.  
Cuando apliqué las reglas para el discernimiento de las experiencias religiosas genuinas a mi contemplación erótica, encontré todos los criterios de lo que, tradicionalmente, era entendido como contemplación infusa. Tuve la experiencia de una plena bondad y rectitud en mi contemplación amorosa con Jesús el Cristo y llegué a aceptar mi condición homosexual del mismo modo que Jesús el Cristo aceptó mis sentimientos eróticos de amor. Ese verano en Oswego en Nueva York vislumbré una pequeña porción de la plenitud de la gracia erótica de Dios y la gracia de haber nacido gay. 
Aún debía comprender la magnitud de las consecuencias de ser un sacerdote gay en la Iglesia Católica y estaba lejos de entender lo que significaba ser un sacerdote queer en el exilio.
¡Poco imaginé lo que la gracia erótica de Dios me preparaba para los siguientes meses! 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Reseña para "LA FLOR INVERTIDA" - Puntuación: 🌟🌟🌟🌟🌟 5/5

Opinión: Las letras del autor las conocí por su libro "Equipaje Ancestral" que tuve la suerte de ganarlo en un sorteo que realizo,...