viernes, 18 de mayo de 2018

sacerdote y amante


Haciendo a Jesús Queer: Más Alla del Reformador Activista 
Robert E. Goss
Cleveland: Pilgrim Press, 2002
 www.pilgrimpress.com

capítulo autobiográfico puesto que la ubicación social es decididamente importante para la comprensión de la teología sexual de su autor. 



La teología sexual siempre incluye al texto de nuestras vidas.

Primero revelé mi identidad y acepté ser una persona gay ante Jesús el Cristo. 
Me llevaría unos pocos meses más revelar mi identidad a otros jesuitas y a los amigos.
Darme a conocer y la conversión religiosa tienen estrechos paralelos. Mi vida cambió para siempre. Advertí que la erotofobia y la homofobia me alienaban del poder más amoroso y creativo del universo. Dios era la raíz de mis anhelos sexuales más profundos. Establecí conexión auténtica con la fuente de mi poder erótico y mi vocación al sacerdocio.
Seguir a Cristo significa llegar a ser quien soy en conexión con otros varones y la humanidad.
El ocultamiento del clero es aceptable solamente para aquellos que desean ascender en la jerarquía cerrada del poder y privilegio religioso de la Iglesia Católica. Mi rechazo a la pretensión de ser una persona heterosexual me marcaría como una persona pervertida a los ojos de mis contemporáneos que preferían ocultarse. Hablé la verdad gay sobre los sacerdotes y religiosos católicos y la manifestación pública de mi identidad implicó ponerme / exponerme a la luz como objeto / blanco de violencia y exclusión. También significaba que entré a lo que era socialmente pervertido y las puertas cerradas se me abrieron como a un sacerdote heterosexual de piel blanca. Los sacerdotes abiertamente gays son peligrosos a una iglesia y jerarquía que prefieren el ocultamiento. En tanto mantengas el secreto, estarás seguro. Como me dijo un padre superior: “En tanto no seas público o te cases con alguien, puedes ser promiscuo”.
Lo que Dios estaba haciendo era prepararme para llegar a ser abierto como sacerdote y amante lo cual me llevaba a una colisión institucional.

Cinco meses después de mi ordenación encontré al jesuita Frank Ring del cual me enamoré. 
Frank estudiaba en la Jesuit Weston School of Theology mientras que yo era alumno / estudiante de primer año en la universidad de Harvard. Frank era bien parecido, sensible, espiritual, divertido, lleno de vida y comprometido e impulsado por su vocación a la justicia social. Nuestro amor e intimidad crecieron. Nos comprometimos en plegarias eróticas y relaciones sexuales. Nuestras relaciones sexuales fueron eucarísticas, intensamente apasionadas y espirituales. Durante ellas sentí a Cristo de un modo que sólo experimentaba en mi solitaria plegaria erótica. Sentí a Cristo cuando hacíamos el amor y no quería renunciar a ello.
Diez meses después de nuestro primer encuentro pasamos una semana juntos en Provincetown. Habíamos estado separados en el verano y en Provincetown comenzamos a considerar la posibilidad de dejar a los jesuitas y vivir juntos. Frank no estaba ordenado y dejar a los jesuitas era una decisión mucho menos difícil. En realidad, él ya había tomado esa decisión antes de iniciar sus estudios teológicos y quería usar ese tiempo para comprobar su decisión. Para mí era mucho más complicado. Siempre había querido ser sacerdote y ahora estaba profundamente enamorado de este muchacho y quería pasar mi vida con él. Y no sabía como unir esto al llamado de Dios al sacerdocio. Inicié entonces un proceso de discernimiento de tres meses con mi director espiritual. Frank hizo lo mismo. Cada día oraba pidiendo la guía de Cristo para ser, a la vez, un sacerdote y un amante. Cristo me respondió la tarde de un domingo en el otoño de 1977 durante una reunión con otras parejas homosexuales. Frank y yo estábamos facilitando un grupo de parejas gays y lesbianas quienes querían desarrollar recursos de comunicación para sostener su intimidad. Frank y yo trabajamos con ellos y habíamos adaptado el modelo de los encuentros matrimoniales católicos a las parejas gays y lesbianas. Facilitamos numerosos encuentros para tales parejas y como sacerdote católico bendije muchas de sus uniones o matrimonios.

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