Soy Favio Anselmo Lucero. Autor de dos libros: Equipaje Ancestral y La Flor Invertida . En este sitio publico temas relacionados a la teología de la liberación Queer. Sabiendo que la teología cristiana, está manipulada por líderes con poder y privilegios, hetero-patriarcales y misóginos, que se debe desenmascarar para incluir la realidad de opresión a las personas LGBTQ+. Tiendo este puente hacia un encuentro humanizador. Difundiendo textos formativos de eruditos y propios.
viernes, 25 de mayo de 2018
Procreación queer: familias de opción
Las personas translesbigay abiertamente buscan la bendición de la iglesia, crían niños, y exigen reconocimiento civil de sus compañeros como esposos. La definición estrecha de familia como compuesta por dos padres biológicos con niños y legalmente casados, margina a otras familias: los padres solteros, solos, divorciados y vueltos a casar, familias extendidas, y familias de opción. Las parejas del mismo sexo entran en la categoría de familias de opción pero a menudo participan de otras formas de familias. Ellos permanecen en la sociedad a través de la dedicación, reciprocidad, amor y compromiso a pesar de la adversidad social y las presiones. No hay ningún lazo legal o eclesial para mantener juntas a las parejas del mismo sexo, exceptuando el compromiso diario o la opción amorosa de permanecer juntos. Las parejas del mismo sexo, como toda pareja saludable, crecen cuando trabajan para sostener la intimidad, la honestidad, y una comunicación franca. Esos compromisos deliberados de las parejas del mismo sexo también han incluido la decisión de criar niños y formar familias de elección. Hoy, las parejas del mismo sexo están criando niños en variedas circunstancias y a través de diversos medios. Los gays, las lesbianas y los bisexuales son tan capaces de procrear comolo son los heterosexuales y cualquier pareja del mismo sexo escoge tener niños. Los transexuales pueden tener niños de una relación o matrimonio anterior; la adopción y las opciones del cuidado o la guarda, son inexistentes para los transexuales en la mayoría de los Estados. Las parejas queer han adoptado varias estrategias procreadoras para engendrar y criar niños y para crear familias fuera de la definición estrecha y tradicional de familia. Esta decisión de criar niños y formar una familia es lo que Guindon caracteriza como fecundidad sexual. Es lo que la tradición cristiana ha identificado como procreación. La decisión de procrear extiende los límites del amor de la pareja al incluir niños. La antropóloga Kath Weston habla de familias que los queers “luchan por formar, luchan por elegir, luchan legitimar, y... luchan por conservar.” Las nuevas familias queer pueden o no vivir en la misma casa. Las complejidades de las familias queer de elección son representadas por variables intencionales y culturales, pues tales familias y casas a menudo varían en su composición, organización y representación, de las familias y casas heterosexuales. Varían según el género, edad, clase, etnicidad, y orientación sexual. Las familias queer consisten en las relaciones dadas dentro de la casa y las que se extienden más allá de la casa: amantes, niños, y amigos. Pueden también incluir la opción de parientes biológicos. Lo que caracteriza a estas relaciones, en su mayor parte, es que son escogidas. En oposición a las nociones definidas de familia biológica, elegir ofrece la oportunidad re-crear e inventar la familia como un fenómeno pluralista sin la tiranía de la normatividad, la dinámica del poder, las supuestas jerarquías y el género rígido de los estereotipos.Esos compromisos deliberados de queers solteros, parejas, familias extendidas también han incluido la decisión de criar niños y más allá crear familias de elección. Esos queers han tomado la decisión de tener niños en oposición a algunas nociones teológicas y culturales cristianas de familia. Sin embargo, muchos queers están criando a los niños en una variedad de circunstancias y a través de una variedad de medios. Los niños son, a menudo, concebidos o adoptados después que los queers se han hecho visibles (come out). Esto nos fuerza a reconciliar la identidad queer con la actual práctica de la procreación. Esta reconciliación de la identidad con la procreación desafía las suposiciones de aquellos heterosexuales que reclaman los privilegios procreadores para sí y atacan a los queers por practicar un hedonismo improductivo. El placer sexual y la procreación no son exclusivos de ningún grupo. Muchos translesbigays tienen la custodia o comparten la custodia de sus propios niños fruto de un matrimonio heterosexual anterior. Las estimaciones de padres/madres lesbianas van de 1 a 5 millones, y las estimaciones de padres/madres gay van de 1 a 3 millones. La Asociación Americana de Abogados estima que hay entre 8 y 10 millones de hijas e hijos de lesbianas y de gays. No tenemos ninguna estadística de bisexuales y familias transgénero. Los transexuales a menudo pierden su custodia paterna o los derechos de partenidad compartida, en el proceso de su transformación de género. Hay también muchas lesbianas y gays que han perdido los derechos de custodia de sus niños en algunos estados. Un padre gay puede compartir la custodia de sus niños con su esposa anterior mientras que el esposo del padre gay se vuelve a menudo un co-padre. La procreación sexual es compartida en estas familias coparentales. Para procrear, algunas lesbianas han buscado a varones gay que estuvieran preparados para ser co-padres. Los queers no emprenden estrategias procreadoras a menos que realmente quieran hijos y se comprometan con su crianza. No nace ningún niño por accidente. Algunos queer solos o parejas, o familias extendidas han adoptado estrategias procreadoras a través de métodos reproductivos como la inseminación artificial, la fertilización in vitro, la maternidad substituta, o la relación sexual. Un doctor amigo de una lesbiana me informó que hay actualmente unas treinta y siete maneras de engendrar un niño sin necesidad de coito sexual entre la mujer y el varón. La mayoría de estas estrategias desafía la comprensión convencional sobre la forma de tener descendencia. Algunas lesbianas han sido madres a través de la inseminación artificial, mientras que mujeres o amigas lesbianas han sido inseminadas artificialmente, siguiendo su deseo, con el esperma de un gay o una pareja para engendrar sus niños. A veces individuos y parejas forman un hogar en el cual poder criar los niños. Conozco dos amantes gay y dos amantes lesbianas que han tenido su primera hija a través de la inseminación artificial. Ellos comparten la custodia y la responsabilidad de la crianza de su hija y viven en casas contiguas. Algunos bisexuales han tenido relaciones sexuales para engendrar niños. Los padres y los padres substitutos forman una familia extendida involucrada en la crianza de los niños. Algunos queer que pueden elegir ser padres adoptivos mientras que otros han adoptado a niños abandonados por nuestra sociedad: los niños adictos al crack y la cocaína, los bebés HIV positivos, los niños con dificultades mentales o físicas, los niños de color y niños del Tercer Mundo. Individuos, parejas y familias extendidas de toda clase se han involucrado primero en el cuidado parental y luego han decidido adoptar. A menudo las adopciones son interraciales, agregando futuras complicaciones sociales. Muchos padres blancos de niños negros incluyen a los amigos de color como familia extendida para preservar la herencia racial y cultural de sus niños adoptados. Hay también muchos niños no deseados dentro de familias y dentro del sistema del cuidado parental. La decisión positiva de las parejas del mismo sexo de criar niños proporciona una base fundamental para describir sus familias como familias de elección. Algunas parejas se compelen a tomar un perfil bajo dentro de la comunidad queer para poder adoptar. El deseo de tener niños es más fuerte que el involucrarse activa y visiblemente en la comunidad. Algunos varones gay y lesbianas se han casado legalmente en orden a adoptar niños y formar familia. Estas parejas del mismo sexo extendidas conscientemente han formado casas dónde los niños pueden compartir el beneficio de su amor y cuidados. Los extremistas religiosos y algunas cortes estatales han planteado la pregunta de si los padres queer sirven al mejor interés del niño. Los padres del mismo sexo, sin embargo, difieren muy poco de sus colegas heterosexuales, contrariamente a la propaganda extrema derecha. Los padres queer son tan capaces de ser buenos padres como las parejas heterosexuales. La orientación sexual de los padres no tiene nada ver con la orientación, el bienestar y el desarrollo de los niños. Charlotte Patterson concluyó de los resultados de treinta estudios diferentes en niños de gays y lesbianas: “no hay ninguna evidencia para sugerir que el desarrollo psicológico entre los niños de hombres gays o lesbianas este comprometido de alguna manera relativa a los estudios de descendencia de padres heterosexuales.” La orientación sexual de los padres no tiene efectos adversos en el desarrollo psicológico y moral de los niños. Los modelos de igualdad entre pares del mismo sexo pueden, de hecho, ser conducentes al desarrollo de modelos saludables de parentalidad e igualdad de género. André Guindon también habla de la fecundidad sexual de las parejas del mismo sexo quienes no adoptan estrategias procreadoras para expandir el amor de su relación a través de engendrar o adoptar niños. Esto está de acuerdo con su pensamiento de que las personas célibes también pueden expresar fecundidad sexual. Así también, reconoce que las parejas del mismo sexo sin niños pueden ser productivas y fructíferas como lo es la fecundidad sexual célibe: “Contrariamente a muchos otros grupos, la comunidad homosexual norteamericana representa el sentimiento de valores compartidos y el deseo de afirmar la sexualidad como parte de la totalidad de la vida. Su fecundidad sexual tiene una exposición social característica y debe contribuir a la renovación de la sociedad.” Para Guindon, la fecundidad sexual se caracteriza por humanizar las interacciones sociales que contribuyen a la renovación de la sociedad. Mientras la tradición cristiana frecuentemente hace una distinción entre la capacidad de procrear vida y la de nutrir esa vida, se ha limitado rígidamente la noción de procreación a lo primero y no se extendió a lo segundo. Ser padres no es sólo un acto biológico, pues al observar a mis amigos queer con sus niños, he visto que ser padres es un complejo proceso psicológico y espiritual de nutrir, amar y estar allí para los niños. La procreación asume la dimensión metafórica de nutrir y transformar, pues la procreación debe ubicarse dentro del marco de responsabilidad social. Lo extiendo para incluir la nutrición y la transformación de la sociedad y el mundo, incluidas en un tapiz de nociones y praxis de amor inclusivo, hospitalidad, y justicia social. La praxis sexual queer, sin embargo, debe ser visible y fuera del armario (out of the closet) si quiere tener impacto social y cultural. El sexo nos acerca a un compañero, pero también lleva a las parejas a salir de si mismas y hacerse mas cercanas a la comunidad humana, al mundo, y a Dios. Calificaría la noción de Guindon de fecundidad sexual, yendo mas lejos, como contribución a la renovación de sociedad. Esta idea esta implícita en sus escritos y sospecho que él estaría de acuerdo con mi fundamentacion de la fecundidad queer en la justicia-amor, que trabaja por la cultura, el cambio y la justicia social para todas las personas. La fecundidad sexual involucra más que la renovación social; involucra la redención de la sociedad o la transformación de la sociedad en el reino de Dios. Como lo señalé antes, la teóloga y activista feminista, Mary Hunt ha enfatizado que buen sexo es “simplemente buen sexo”; es placentero, no coercitivo y constructor de comunidad: “Simplemente el buen sexo... que construye comunidad es como un antídoto específico para las parejas que atrapan o para otros intentos de privatización. Quizás, la intuición que lo designa como procreador no esté completamente equivocada, solo parcialmente, en que simplemente el buen sexo realmente forma parte de la creación de una nueva red de relaciones que surgen de todas las relaciones.” Hunt es correcta al señalar que la pareja puede entramparlos en su propio amor; ellos sólo pueden tener amor dentro de la relación y no permiten que se derrame hacia afuera a una nueva red de relaciones que trabajen por la justicia social y la renovación del mundo. Las parejas del mismo sexo frecuentemente experimentan la necesidad de compartir el fruto de su amor con otros. Su amor necesita incluir otros y trabajar para su bienestar social. Va desde un sentido de comunión con otra persona a un marco más amplio de comunidad y Dios.Personalmente conozco parejas queer de mucho tiempo, estables que expresan su amor a través del servicio compasivo, voluntario a la comunidad y/o en un compromiso apasionado de trabajar por la justicia. Su amor se expresa procreadoramente en las organizaciones al servicio del SIDA, servicios voluntarios fuera de la comunidad queer, y en la lucha por los derechos civiles. Su amor engendra compasión, compromiso por la justicia, y lo que las metáforas bíblicas describen como la alianza de Dios o el reino.
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