UNA TEOLOGÍA DE LA INCLUSIÓN GAY, PT 6: "NUESTRAS RELACIONES SEXUALES"

En marzo de este año, el P. Owen O'Sullivan publicó un artículo en la revista teológica "Surco" sobre la inclusión de los homosexuales en la Iglesia. El CDF parece haber encontrado este artículo peligroso, y le han ordenado que no publique nada más sin aprobación previa. En la era moderna de Internet, este intento de censura simplemente no funciona: el artículo original ha sido publicado en línea en una serie de publicaciones en un blog del Ejército de Salvación de Australia, "Boundless Salvation". 

Aquí está el sexto extracto:

Nuestra teología de las relaciones sexuales

Tenemos el mandamiento, "No matarás", pero hemos desarrollado una elaborada teología en torno a la autodefensa, la guerra justa, la pena capital y el asesinato indirecto. Pero, en lo que respecta al sexto mandamiento, una desaprobación general abarca todo lo que está fuera del lecho conyugal, y mucho dentro de él. Algún lenguaje teológico en torno a la sexualidad está tan espiritualizado y fuera del cuerpo que se convierte en una forma de evitar la verdad de que Dios creó a la gente como sexual. ¿No hay mucho en nuestra tradición que sea anti- cuerpo humano, a pesar de la Encarnación y la Resurrección? No estamos lejos de pensar, si no de decirlo, que la gente debería tener el menor sexo posible e, idealmente, como en el celibato, ninguno.

Deseamos que el eros se guarde de manera segura y se duerma en la cama del matrimonio heterosexual monógamo. Pero volver a despertarnos podría ayudarnos a ver nuestra relación con Dios como una historia de amor, con emoción. Toda nuestra teología, no solo de sexualidad, está tan profundamente impregnada de exclusivismo, por cualquiera de los dos, o en lugar de ambos, y que probablemente ni siquiera podamos imaginar tal despertar. En el Cantar de los Cantares de la Septuaginta, la palabra usada para el amor es agapein; esto incluye lo sexual. Sin embargo, la iglesia tiene miedo del sexo; es nuestra caja de Pandora, mejor mantenida cerrada. ¿Por qué la iglesia tiene tanto miedo de equivocarse del lado del amor? Jesús no tenía ese miedo. La diferencia entre ser abierto, o no, para cuestionar tus prejuicios es lo que la tradición cristiana llama conversión.