miércoles, 26 de septiembre de 2018

12-El doble rostro de la sociedad -Heide Goettner-Abendroth


La humanidad se compone de Dos, de hombres y mujeres. Todas las sociedades matriarcales han tenido en cuenta este hecho fundamental, creando un orden social de una igualdad complementaria y un equilibrio perfecto entre los sexos. Una sociedad matriarcal moderna está organizada de la misma manera. Ningún género puede decidir por el otro o amoldarlo según sus ideas, y ningún jefe ni jefa toma las decisiones personales por nadie. No sería posible en la política matriarcal de consenso. En todos los ámbitos de la sociedad, las mujeres y los hombres están representados por partes iguales. En la política matriarcal, una mujer y un hombre, la matriarca y el sachem (“jefe de paz”), siempre representan juntos al clan hacia fuera, en su función de portavoces elegidos. Lo mismo ocurre en los niveles más amplios de aldea, ciudad y región: los portavoces de la aldea, de la ciudad o de la región son en cada caso una mujer y un hombre. Sólo pueden actuar conjuntamente, pues representan el doble rostro de la sociedad. Esto no vale sólo en el ámbito político, sino en todos los ámbitos de la sociedad: trátese de las funciones económicas o de las espirituales, o de grupos y gremios específicos de artesanía, artes o ciencias. Cada cargo es representado por una mujer y un hombre al mismo tiempo, es decir que está representado dos veces. Estos representantes se comportan mutuamente como “hermana” y “hermano” en el sentido de una afinidad electiva espiritual en el cargo. Una actitud fraternal guía sus actuaciones conjuntas. Solamente las mujeres del clan, de la aldea, de la ciudad o del gremio eligen a la representante femenina, mientras que los hombres eligen al representante masculino. Así que tanto las mujeres como los hombres están representados en todos los sitios. En este modelo se evita pasar por alto a un sexo y los sexos tampoco entran en competencia para conseguir ciertas posiciones. Está claro que los representantes matriarcales sólo son delegados y no pueden tomar decisiones. Son elegidos porque son capaces de resolver problemas, generar confianza e integrar diversidades. La misma modalidad electoral excluye la formación de jerarquías en las cuales unas personas convierten su posición en duradera. Por otro lado, aquí no existe el principio de rotación como otro extremo, fruto del miedo a la formación de jerarquías. Pues el principio de elegir a las personas más idóneas permite la reelección múltiple de una persona competente en tanto que sus capacidades personales sirven al bienestar del grupo elector. El criterio es su capacidad, que tienen que probar siempre de nuevo, pues no hay privilegios. Con todo esto, la cercanía personal y la transparencia juegan un papel muy importante puesto que los representantes son conocidos y elegidos directamente. De la misma manera, todos los miembros supervisan el equilibrio entre los géneros directamente. Por eso, el orden social no permite una organización que supere la región, pues más allá el trato personal y el control ya no son posibles. 

Espiritualidad y cultura en la sociedad

La espiritualidad es la fuerza que une todas las partes y actividades en una sociedad matriarcal. Su expresión viva son las fiestas matriarcales, en las cuales todo es celebrado: Los ciclos vitales de las distintas personas, los sucesos significativos en el clan simbólico o en la aldea, el barrio o la ciudad, así como las estaciones de la naturaleza, que se celebran en las grandes fiestas populares. La espiritualidad matriarcal es la expresión artístico-mágica de su concepto del mundo y de la sociedad. Es una espiritualidad no institucionalizada y, por consiguiente, libre. Sin embargo, no es discrecional. Tiene una base vinculante para todos: la tierra, que porta todo, y el flujo de la vida, que lo penetra todo. El mundo visible es divino, es la Gran Diosa con sus mil caras. De tal manera, cada clan simbólico, cada aldea, cada ciudad tendrá sus ceremonias específicas que se desarrollan a partir de su propia tradición, además de las fiestas comunes de las estaciones. De esto surge un mosaico rico en culturas locales. No obstante, la cultura no puede ser nunca un objeto de consumo porque todos participan en el acto creador. Los valores espirituales se extienden por toda la sociedad: La veneración de la diosa Tierra determina la economía, y el respeto a la diversidad de las personas, la política. Estos valores traspasan las fronteras de una sociedad matriarcal, de una región. Aunque una sociedad matriarcal estructuralmente sólo se puede constituir como región, establece, no obstante, relaciones amigables con otras regiones. Estas relaciones son meramente espirituales y se expresan por medio de símbolos. Si por ejemplo unas regiones establecieran tales relaciones hacia las cuatro direcciones, se podrían llamar “Región del sol saliente” (este), “Región del sol en el cenit” (sur), “Región del sol poniente” (oeste), “Región de las estrellas eternas” (norte). De esta manera, se refieren simbólicamente las unas a las otras y anudan una relación espiritual. Por eso son “regiones-hermanas”. La relación se afianza con visitas mutuas y fiestas suprarregionales que retratan su orden simbólico. En estas ocasiones intercambian regalos que se componen de productos o artes específicos de la región. De este modo se desarrolla libremente una red horizontal entre las regiones, que es completamente opuesta al orden centralista y jerárquico de los estados. En la era de la moderna tecnología de comunicaciones, estas relaciones espirituales no se limitan necesariamente a regiones vecinas, sino que pueden enlazar continentes. ¿Por qué una región matriarcal en Alemania no puede tener una “región hermana” en India, una en Japón, una en Estados Unidos y una en África? No hay límites para tales relaciones. Las visitas tendrán lugar más bien por internet, y a una fiesta conjunta le precederán largos viajes, por lo cual no serán muy frecuentes. De esta manera surgen redes globales entre regiones. ¿Una relación como la descrita puede ser llamada “estado” matriarcal, o el concepto de “estado” ya no es necesario? Para describir una sociedad matriarcal moderna, este concepto es innecesario, pues se trata de una sociedad bien estructurada que funciona estupendamente sin estado ni ejercicio del poder. 

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