Soy Favio Anselmo Lucero. Autor de dos libros: Equipaje Ancestral y La Flor Invertida . En este sitio publico temas relacionados a la teología de la liberación Queer. Sabiendo que la teología cristiana, está manipulada por líderes con poder y privilegios, hetero-patriarcales y misóginos, que se debe desenmascarar para incluir la realidad de opresión a las personas LGBTQ+. Tiendo este puente hacia un encuentro humanizador. Difundiendo textos formativos de eruditos y propios.
sábado, 1 de septiembre de 2018
El Dios que nos revelan las mujeres-ESTER: fidelidad a prueba
Vamos a mirar qué nos dice sobre Dios, Ester, esta mujer que se sale un poco del paradigma tradicional y se configura como protagonista bíblica desde otras situaciones y otros parámetros. Nos interesa mirar el texto griego, por cuanto en él nuestra protagonista desarrolla una actividad más completa que además complementa con su palabra. Las 9 diferencias entre la versión hebrea y la griega son notables: algunos afirman -para explicarlas- que las adiciones griegas fueron introducidas para hacer más "religioso" el relato; otros postulan la hipótesis de un original hebreo perdido cuya memoria se rescata en la traducción de "Los Setenta". En cualquier caso, al tener la posibilidad de leer ambos textos, el hebreo se nos aparece como "incompleto" respecto al griego.
La redacción de la historia de Ester -el manuscrito griego- es tardía: algunos la sitúan en el siglo II, durante la crisis desatada por el gobierno de Juan Hircano sobre Judea . Su aparición, podría ser un poco anterior, pero esta situación vivida en el siglo II por el pueblo reactiva su sentido. Su orden de aparición en la Biblia hebrea es como parte de los llamados "Escritos", después de Pentateuco y Profetas; en la Biblia griega el libro aparece entre los últimos de los llamados "Históricos". En cualquier caso la Historia de Israel y de la relación con su Dios ha avanzado mucho, ha pasado por muchos avatares: el pueblo ha convivido con otros pueblos, sus reyes han sido derrotados, ha sido sometido a la violencia de un destierro y a la dominación de distintos imperios. El pueblo ha sido infiel y ha escuchado las voces de quienes quieren llevarlo de nuevo por los caminos de la autenticidad. Su fe ha atravesado diferentes momentos y crisis y se ha ido configurando a lo largo de ellos.
El libro de Ester es una narración, un relato corto, que da muy claras muestras de no querer "hacer historia": presenta contradicciones evidentes en los datos que en este sentido arroja. La intención narrativa es tomar elementos de las experiencias de dominación que ha vivido Israel y construir un cuadro verosímil que ayude a mantener la esperanza y que muestre una salida alternativa en la cual el papel de una mujer es definitivo: "...la enseñanza que ofrece consiste en la estrategia de colaborar (a la fuerza) con el dominador, pero sin traicionarse a sí mismo, sin perder la propia identidad" .
La situación que nos presenta el texto es muy precisa. Los judíos viven en la diáspora, sometidos a la dominación persa, conviven con otros pueblos, religiones y dioses. El ambiente en que se vive se puede considerar como cosmopolita y secularizado. El pueblo tiene escasas oportunidades de practicar su religión, por eso -desde cierta lectura- el papel que ocupa Dios en la narración es más bien escaso y "modesto". En medio de este ámbito general, Ester está situada muy concretamente: es una judía que vive "camuflada" en una corte extranjera; desde la perspectiva yahvista se puede decir que vive en un ambiente pagano.
Como mujer, aunque sea Reina, participa de la limitación y restricciones que tienen en su época sus congéneres: es parte de un harén y su condición de "favorita temporal" no la redime de las reglas del juego. Sólo puede presentarse ante el rey, dirigirse a él, cuando es autorizada explícitamente para hacerlo. Cualquier actitud o comportamiento que vaya contra las normas o disguste al rey, pone en peligro no sólo su prioridad social, sino su vida.
El pueblo judío que vive en dominación, cae "en desgracia" ante la corte, por intrigas y envidias y su vida, su estabilidad y su paz corren peligro. De alguna manera la situación de los judíos es desesperada, no se visualizan salidas posibles: la tentación entonces es fuerte: "pasarse al enemigo", traicionando la fe de los padres. En estas condiciones, Ester es motivada por Mardoqueo para que a través de una acción arriesgada trate de lograr la liberación o al menos una mejor ubicación para su raza. Ester vacila, porque su "sitio" social es muy arriesgado: se encuentra en el corazón del opresor y cualquier falla le costará su vida, sin embargo su fe se activa, impulsándola a actuar valientemente.
El narrador en los primeros tres capítulos pinta cuidadosamente el cuadro de su acción: una corte fastuosa, rica y poderosa. La mujer -aunque reina- objeto de placer y demostración de poder, sin posibilidad de acción y ni siquiera de iniciativa. Esta introducción termina con la llegada de Ester al corazón de la corte. A partir de aquí se generan las condiciones de la intriga y la acción: Hay un enfrentamiento entre hombres, que simboliza el enfrentamiento entre los 10 pueblos. En este cuadro, entra a jugar una mujer, que con su fe, su inteligencia y osadía, su belleza y su cuerpo va a poner en jaque al poderoso imperio.
En los otros casos nos hemos enfrentado con la oración de las mujeres en el momento de la acción de gracias, cuando la acción de Dios ya se ha realizado. En este caso la relación es inversa: Ester invoca a Dios antes de actuar, para pedirle protección. Si situación de riesgo la hace consciente del peligro, ella lo arrostra confiada en la protección y el poder de su Dios. El relato nos presenta el plan trazado por Ester y a continuación las dos plegarias: la de Mardoqueo desde el exterior, y la de Ester en el centro mismo de la acción y el peligro. Veamos los núcleos fundamentales de su oración.
Sus palabras están significativamente ubicadas, después de una acción simbólica cargada de sentido: antes de orar, Ester se despoja de sus ropas y sus signos de Reina: "en vez de perfumes refinados se cubrió la cabeza de ceniza y basura", es decir se abaja de su condición y se sitúa en el lugar de los humildes y los marginales: la basura es un signo extremo de despojo... Ester no sólo se humilla ante Dios, sino que se sitúa en un lugar social distinto, el lugar social de los pobres... Es desde allí (simbólicamente) desde donde pronuncia su oración.
A continuación, ella: la reina, invoca a Dios, como el único rey, y le pide su protección. Inmediatamente invoca la memoria y tradición de su pueblo: "desde mi infancia oí en el seno de mi familia"... Esa memoria rescata la conciencia de la "elección" (el pacto) y afirma las promesas cumplidas.
Viene posteriormente un aspecto muy importante de esta oración: nos estamos moviendo en la relectura posterior al desastre (postexilio). Ester afirma que el pueblo ha pecado. El eterno pecado de Israel, denunciado por los profetas, es reconocido por ella:
"Nosotros hemos pecado contra Ti, dando culto a otros dioses; por eso nos entregaste a nuestros enemigos", al reconocer el pecado, reconoce la justeza del castigo.
Esta primera parte, que podemos llevarla hasta el versículo 7, podemos considerarla introducción a la plegaria, en la cual entramos directamente en el verso 8.
Ester entonces invoca el poder de Yahvé y le pide que demuestre ese poder, invalidando a los enemigos de su pueblo; impidiendo que cumplan su deseo y su promesa: acabar con Israel y por tanto con su fe y su Dios. Ester parte de reconocer su propia incapacidad e impotencia y pide al Señor coloque en su boca las palabras necesarias para convencer al rey.
Ester, al pedir la protección del Señor, toca unos de los aspectos fundamentales de su figura:
"...protégeme Tú Señor, que lo sabes todo,
y sabes que odio la gloria de los impíos,
que me horroriza el lecho de los incircuncisos
y de cualquier extranjero.
Tú conoces mi peligro,
aborrezco este emblema de grandeza
que llevo en mi frente cuando aparezco en público.
Lo aborrezco como un harapo inmundo,
y en privado no lo llevo.
Tu sierva no ha comido de la mesa de Amán...
...tu sierva sólo se ha deleitado en Ti,
Señor Dios de Abraham,
¡oh Dios poderoso sobre todos!
Escucha el clamor de los desesperados,
líbranos de las manos de los malhechores,
y a mí quítame el miedo".
Los verbos con los cuales Ester rechaza su situación aparente, varían de una traducción a otra, pero en términos generales apuntan a lo mismo: la Biblia de Jerusalén habla de aborrecer el lecho incircunciso y asquear el emblema de reina. Jerusalén no compara sus adornos con un harapo inmundo, sino con el paño menstrual. (Es la misma interpretación de: "Dios Habla Hoy", Biblia de Estudio). En cualquier caso, la plegaria en la que Ester se dice a sí misma, nos muestra lo siguiente:
Ester Reina (nivel apariencial): Hermosura, emblemas, basura, cenizas, harapos Ester Judía orante (nivel real): Vestidos regios... Impureza menstrual...
Ester se abaja lo más posible, en su deseo de llegar a Dios. Y es interesante que no sólo rechaza al extranjero (Ley), sino que también convoca a los pobres (= desesperados) y a las mujeres en su situación de impureza, es decir a las mujeres en su radicalidad de excluidas. En su oración, Ester le pide a Dios que obre en la óptica de estos pequeños y por tanto contra los grandes.
El capítulo 4 del libro griego, y especialmente las palabras de esta mujer, son de una riqueza semántica impresionante. La figura de Ester muestra una cosa al pueblo: se puede vivir en circunstancias adversas y no entregarse, se puede y se debe vivir entre paganos sin traicionar al verdadero Dios, al Dios fundante (Ester invoca al Dios de Abraham...):
"Un pueblo esparcido y diseminado, separado de los demás. Esta es la situación de los judíos en el exilio. Viven dispersos entre otros pueblos, pero viven separados, es decir, no se mezclan ni confunden con los demás, no se disuelven, no dejan de existir como pueblo. Es el drama de la resistencia que se aferra a su propia identidad. Aquí tenemos un ejemplo destinado a todos los pueblos. Cada pueblo ha de mantener su propia cultura, su propia identidad, pues la riqueza de la humanidad aumenta cuando cada pueblo contribuye al bien de todos con lo que es suyo...".
En ese momento, cuando Ester termina su oración, la intriga se prolonga, pero el desenlace del relato nos va a mostrar que Dios escucha la plegaria de Ester, y que por tanto acepta su "abajamiento" y su petición. Me parece que resulta claro, que es su condición femenina la que ayuda a Ester a "ponerse en el lugar" de los últimos... Su voz y su oración se inscriben así en esa memoria inaugurada por Ana de Ramá. Con esta ubicación marginal y en lo "bajo" que realiza Ester queda claro que toda victoria es de Dios y que en ningún momento son sus gracias femeninas o su actuar autónomo lo que consigue la liberación de Israel. Esta mujer nos muestra una vez más que la plegaria de los humildes es "grata a Yahvé" como dicen los salmos.
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