miércoles, 5 de septiembre de 2018

MASCULINIDAD FEMENINA-PRESENTISMO PERVERSO - JUDITH HALBERSTAM-4


PRESENTISMO PERVERSO 

Los estudios lesbicos, como explicare con mas detalle mas adelante, por lo general han comprendido el deseo entre personas del mismo sexo, en el siglo XIX y a comienzos del siglo xx, bien con el modelo de la amistad romantica, o bien en la linea de la identificacion con el hombre. Sin embargo, ahora nos parece bastante probable que existieran muchos otros modelos, ademas de la propuesta de una amistad asexual o una dinamica sexual de butch-femme. De hecho, antes de la emergencia de lo que ahora entendemos como identidades «lesbianas», el deseo entre personas del mismo sexo funcionaba a traves de innumerables canales. Si resulta obvio e indudable que probablemente existian muchos modelos de deseo entre personas del mismo sexo, entonces por que no nos hemos dedicado nosotras mismas a imaginar esta variedad? Creo que muchas historiadoras lesbianas contemporaneas no han sido capaces de distanciarse de las concepciones contemporaneas de la identidad lesbiana lo suficiente como para interpretar los caprichos del deseo entre personas del  mismo sexo. Por esta razon tenemos muchisimos analisis que afirman encontrar lesbianas o protolesbianas en muy diferentes periodos historicos, sin hacer una consideracion adecuada de las modalidades sexuales y de genero en cuestion A finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX una mujer viril que deseaba activamente a otras mujeres podia calificarse como «hermafrodita>>, una «tribada>> 0 una «marido mujer, mas que Como «lesbiana>>, y ninguna de estas etiquetas añade nada, ni influye directamente en lo que ahora se entiende por orientacion sexual lesbiana. La palabra «lesbiana» es el termino que usamos para definir placenteras y complejas intersecciones de cuerpos, practicas y roles que procesos historicos han reducido a la especificacion precisa de una identidad. Michel Foucault ha denominado a este proceso la «implantacion perversa» y ha descrito de que forma las «sexualidades perifericas» fueron canalizadas hacia <> constituye un termino para calificar un deseo entre personas del mismo sexo, que se produjo entre mediados y finales del siglo xx dentro de un contexto muy politizado de auge del feminismo y de desarrollo de lo que Foucault llama un «discurso reverso» homosexual. Si esto es asi, entonces «lesbiana>> no puede ser la categoria transhistorica que define todas las actividades sexuales entre mujeres. Algunas historiadoras aun tratan de mantener la categoria de «lesbiana>> como forma de clasificacion de un amplio abanico de practicas sexuales entre mujeres anteriores al siglo XIX. Emma Donoghue, en Passions between Women, escribe: «Lesbiana no tiene las connotaciones espedficas de terminos como tribada, hermafrodita, amiga romantica, safica y tommy, y por eso puede englobarlas a todas» Por supuesto, es verdad que esta es la forma en que se ha utilizado a menudo «lesbiana», casi como un termino paraguas para hacer referencia a todas las actividades sexuales llevadas a cabo entre mujeres; sin embargo, este uso del termino «lesbiana» borra la especificidad del tribadismo, del hermafroditismo y del travestismo, y suele incluir el lesbianismo en la historia de la corriente llamada «mujeres identificadas con mujeres» Podemos intentar aplicar el termino tommies, por ejemplo, a algunas historias de la mujer masculina (es decir, no identificada con la mujer) Reconocemos la palabra tommy en el uso actual de la palabra tommy , en general, por su funci6n para dar masculinidad a algo, como en la expresion tom cat Tom connota aspecto de chico en las mujeres, y una forma llamativa de masculinidad no convencional.
Donoghue señala: <<A mediados del siglo XIX 'tom' significaba 'una mujer masculina de ciudad' o una prostituta; en la decada de 1880 se referia a una mujer 'a quien solo le interesa socializar con las personas de su propio sexo». De hecho, la conexion entre la prostituta y la mujer masculina es bastante frecuente en el siglo xrx, y podemos interpretar esta sinonimia como un indicador de la tendencia que habia a categorizar a las mujeres en funcion de su disponibilidad para el matrimonio. Tanto la prostituta como la mujer masculina-y posiblemente predadora- exhiben deseos extramaritales y tienen tendencias sexuales agresivas. Rastrear el uso del termino popular tommy, en realidad, nos da acceso a una historia particular de la masculinidad femenina y de su relaci6n con lo que aparece a finales del XIX como «lesbianismo» o mujer invertida. A finales del siglo XVIII tom designa una conducta sexual dudosa y una forma particular de inmoralidad asociada con las mujeres no unidas a los hombres en matrimonio (prostitutas). A finales del siglo XIX, la masculinidad
de la mujer extramarital se ha convertido en sinonimo de lesbiana o invertida.Esbozar la historia del tommy como una narracion donde se mezcla la masculinidad femenina y la prostitucion de las mujeres nos permite ver que una historia de la sexualidad de las mujeres masculinas, en muchos momentos, diverge enormemente de lo que llaman historia lesbiana.
Este capitulo propone una metodologia para el estudio del deseo entre personas del mismo sexo en el siglo XIX y a comienzos del xx. En realidad no estoy intentando exponer los detalles de la historia del deseo sexual entre mujeres anterior al siglo xx, sino mas bien mostrar una metodologfa historica por medio de una lectura atenta de dos casos bien conocidos de masculinidades femeninas del siglo XIX y por medio del desglose de diversas masculinidades femeninas del siglo XIX con sus categorias especificas de vivencia corporal.
Reconozco que existen muchas representaciones de mujeres masculinas en el siglo xrx, pero yo analiza en detalle solo dos: bajo el titulo <<La tribada», expongo un caso judicial de 1 811 sobre dos maestras que intentaron demandar a una mujer que las acusaba de tribadismo. Bajo el titulo «El marido mujer», analiza los diarios personales de una senora de Halifax, Anne Lister. En estos diarios Lister habla con gran detalle de su propia masculinidad. Tambien estudio brevemente la figura de la androgina. Estoy segura de que, si se descubrieran otros casos judiciales y otras cartas y diarios, aportarian mucha informacion sobre mujeres identificadas con el genera opuesto, desde las mujeres que se hadan pasar por hombres hasta mujeres que se vestian de soldados y de marineros.
Todo ello mereceria un analisis espefico Lo que me propongo hacer en este capitulo no es entrar en los detalles de los datos historicos, o proporcionar nuevas datos para futuros investigadores, sino limitarme al proyecto mucho mas modesto de construir un marco dentro del cual podamos estudiar mujeres identificadas con el sexo contrario, anteriores al siglo xx, sin interpretarlas siempre como lesbianas que carecen de un discurso de liberacion o identitario.
El otro objetivo de este capitulo es, por tanto, insistir en la variacion historica y destacar los obstaculos que encuentra esa tesis inflexible segun la cual toda forma de masculinidad femenina significaba prelesbianismo.
Pretendo defender un modelo de presentismo perverso para el analisis historico, en otras palabras, un modelo que evite la trampa de proyectar concepciones actuales hacia atras en el tiempo, pero, a su vez, un modelo que nos permita aplicar reflexiones del presente a enigmas del pasado. En Vigilar y castigar, Foucault reivindica una «historia del presente» y propane escribir una historia de la prision como una historia del presente, y no como «una historia
del pasado en los terminos del presente» La historia del presente significa, para Foucault, un rechazo de los modelos convencionales de la historia. Estos modelos, que el denomina presentistas, se basan en un discurso de progreso, segu.n el cual todos los cambios sociales contribuyen a un mayor bienestar y desembocan en un presente casi utopico, donde las cosas son siempre mejores que nunca. Por otra parte, la historiografia de Foucault es capaz, como
senala Mitchell Dean, «de realizar un analisis de aquellos objetos que se consideran componentes necesarios de nuestra realidad» Al denominar a mi propio modelo de historiograffa presentismo perverso, usando la expresion de Sedgwick, estoy cuestionando la primera nocion que creemos ya conocer, y despues vuelvo a la pregunta de que creemos que hemos encontrado cuando nos basamos en datos historicos del llamado deseo lesbiano. En Epistemologia del armario, Eve Sedgwick propane como axioma 5, en su introduccion axiomatica, la idea de que «la busqueda historica de un gran cambio de paradigma puede oscurecer las condiciones actuales de la identidad sexual Y amplifica este axioma proponiendo que la historia de la sexualidad de Foucault, tal y como ha sido utilizada por investigadores como David Halperin, coloca antiguos modelos de identidad sexual en oposicion a los modelos que «conocemos hoy en dia». Este movimiento produce el efecto de estabilizar lo que creemos que conocemos hoy en dia y propone una historia de la homosexualidad como un «discurso de sustitucion»,donde los modelos antiguos son totalmente reemplazados por nuevos modelos, sin superposiciones y sin contradicciones. De acuerdo con esto, un modelo de inversion de cambio de siglo es totalmente sustituido por un modelo moderno de intransitividad de genero, y aquellos que siguen experimentando su homosexualidad como inversion son considerados algo marginal, incluso dentro de una comunidad homosexual. La alternativa de Sedgwick al discurso de la sustitucion es una desnaturalizacion del presente, «para que esa presunta 'homosexualidad tal y como la conocemos hoy en dia sea menos destructiva» . Basandome en el axioma de Sedgwick, propongo un presentismo perverso no solo como desnaturalizacion del presente, sino tambien como una aplicacion de lo que no conocemos actualmente a aquello que no podemos conocer sobre el pasado. No pretendo una aplicacion general de este metodo de presentismo perverso, y lo utilizo aqui solo porque creo que una intuicion de hoy en dia sobre la construccion de la masculinidad modifica la forma que tenemos de pensar sobre los datos del pasado referentes a las masculinidades femeninas. Entonces, que es exactamente lo que no sabemos sobre la masculinidad que podamos (y debamos) aplicar a lo que no podemos saber sobre el pasado? Si, tal y como sugiero en este libro, existen multiples formas de masculinidad femenina en nuestra cultura actual (y solo algunas de ellas estan vinculadas indudablemente al lesbianismo),no puede ocurrir que historicamente la masculinidad femenina aparezca tambien bajo una gran variedad de formas? Dicho de otro modo, lo que no conocemos con certeza hoy en dia sobre la relacion entre masculinidad y lesbianismo tampoco podemos conocerlo con certeza sobre las relaciones historicas entre el deseo de personas del mismo sexo y las masculinidades femeninas. Algunas criticas rechazan totalmente el modelo de constructivismo sexual foucaultiano, que propane tomar la invencion de la sexualidad a finales del siglo XlX como el punto de partida del comienzo de la identidad lesbiana, lo que limita la busqueda del deseo «lesbiano» a los ultimos cien aiios. Terry Castle, por citar una de ellas, considera que ese modelo es antintuitivo. Castle argumenta que la presencia de datos anteriores al siglo XX sobre vidas de personas con relaciones con el mismo sexo significa claramente que habia relaciones de deseo entre mujeres, y relaciones completamente sexuales. Estos datos prueban, segun ella, que las lesbianas existian mucho antes de que fueran inventadas como tales. De hecho, Castle afirma en The Apparitional Lesbian que la teoria queer ha convertido a «la lesbiana» en un significante mucho mas inestable e incoherente de lo que realmente es: «Creo que vivimos en un mundo donde la palabra lesbiana aun tiene sentido y que es posible utilizar esa palabra frecuentemente, incluso poeticamente, y que es entendida No creo que Castle encuentre a muchas personas que esten en contra de una propuesta tan razonable como esa; en realidad, la palabra «lesbiana>> hoy en dia tiene un enorme poder de definicion y de resonancia. Sin embargo, no era asi a comienzos del siglo XIX, y lo que se pone en cuestion son esas versiones tempranas del deseo lesbiano. Como veremos, muchas mujeres del siglo XIX que podemos creer que se reconocian como lesbianas no se habrian reconocido como lesbianas ni como sáficas, ni como ninguno de los terminos populares que pudiera haber en su epoca para definir el deseo entre mujeres. La razon por la que «lesbiana>> nos suena como un termino y como una categoria sexual es porque hemos llegado a ver el deseo sexual entre mujeres biologicas como un conjunto coherente de terminos, pero, tal y como algunas teoricas -como Judith Butler- han argumentado solidamente, «sigue estando poco claro lo que este signo significa El presentismo perverso debe distinguirse cuidadosamente de aquellos modelos de presentismo atacados por criticas como la de Castle, que en realidad solo quieren encontrar lo que creen que ya saben. La masculinidad femenina en el siglo XIX funciona con un sistema diferente de sexualidades y de generos. Randolph Trumbach sugiere que deberiamos pensar en terminos de dos generos y de tres cuerpos en el siglo XV1II, y escribe: «Sin embargo, la mujer que deseaba a otra mujer y acompaiiaba esta conducta con caracteristicas abiertamente masculinas a menudo era considerada en el siglo XVIII lo que ahora llamamos una hermafrodita fisica>> («London's Sapphist», 1 17). La mujer hermafrodita se consideraba un monstruo de la naturaleza, con un clitoris grande que deseaba penetrar a otras mujeres seducidas por su ambigiiedad. Al final del siglo XIX, esta explicacion biologica de la agresion sexual de la mujer parece menos convincente, especialmente a la luz de la creciente visibilidad del travestismo entre las mujeres no hermafroditas. Aunque la investigacion de Trumbach sobre las safistas de Londres es util e importante para identificar la aparicion de diferentes modelos de desviacion de genera en las mujeres, tiende a menospreciar la relacion entre terceros generos y actividad sexual. Por ejemplo, sugiere que algunas mujeres travestis de finales del siglo XVIII podrian haber utilizado dildos y algunas podrian haberse casado, pero «tambien es probable que muchas mujeres que se vestian y pasaban por hombres durante bastante tiempo no buscaran tener relaciones sexuales con mujeres; esto es probablemente cierto incluso en aquellas que se casaron con mujeres». Es importante refutar esta idea con el argumento de que es mucho mas facil creer que las mujeres que vestian de mujer y se casaban con mujeres habrian tenido relaciones sexuales totalmente satisfactorias con sus esposas, y que no se gana nada o casi nada insistiendo en que estas relaciones probablemente no tenian un caracter sexual. Pasar por hombre y casarse con una mujer son formas muy extendidas de disimulo social, y debemos dar credito a las mujeres que participaban de esas representaciones; podemos suponer que tendrian poderosas razones para vestirse de hombre y que los resultados serfan muy satisfactorios. Los debates entre historiadoras lesbianas sobre las rakes de las identidades lesbianas modernas tambien suelen centrarse en la ausencia o la presencia de actividad y deseo sexual entre aquellas mujeres que estaban implicadas en relaciones con personas de su mismo sexo, lo que a menudo se llamaba las amigas romanticas, en los siglos XVIII y XIX. Tambien estas historias tratan de valorar la importancia y el lugar historico del llamado juego de roles lesbiano. Por ejemplo, Martha Vicinus afirma que «probablemente se ha invertido demasiada energia discutiendo sobre una preocupacion muy americana: si la amistad romantica o las relaciones butch-femme son caracteristicas del lesbianismo»Vicinus critica a las historiadoras del amor romantico, como Blanche Wiesen Cook y Lillian Faderman, por ignorar las variaciones de genera entre mujeres y por asumir la naturaleza asexual de muchas relaciones entre mujeres, pero tambien reprocha a algunas historiadoras butch-femme su dependencia de las evidencias empiricas de actividad sexual, que quiza nunca apareceran: Como podemos saber con certeza lo que alguien nacido hace cien o doscientos anos hacia en la cama? Y, tal y como ha señalado Cook, es tan importante?» . Podriamos responder a la desconfianza de Vicinus sobre la cuestion de la actividad sexual explicando que algunas mujeres dejaron datos sobre lo que hicieron sexualmente hace uno o dos siglos. Las practicas sexuales de otras mujeres fueron registradas en libros de derecho, cuando ciertas mujeres fueron acusadas de conducta sexual impropia. Ademas, en respuesta a la provocadora pregunta de Vicinus de si realmente es importante saber lo que las mujeres hacian entre ellas en el plano sexual, yo creo que si importa, aunque solo sea porque el lesbianismo se ha asociado tradicionalmente a lo asexual, lo escondido, lo «fantasmal» y lo invisible. Hay muchas pruebas que contradicen esta tendencia a considerar el lesbianismo como algo que esta siempre en proceso de desaparicion. Por ejemplo, cuando tenemos en cuenta la historia de la mujer masculina en vez de la  vemos que aquella esta marcada por una especie de hipervisibilidad, en vez de tener una cualidad espectral. Los detalles sexuales son importantes para la historia que estoy intentando elaborar, porque el lesbianismo es, despues de todo, una identidad «sexual>>. Una vez que hemos establecido que el tipo de deseos y actos sexuales que el termino <> describe un conjunto de relaciones sociales entre mujeres, algo mas que un conjunto de practicas sexuales. Aunque esto es cierto, muchas intelectuales feministas se han dedicado a distinguir entre relaciones sociales y sexuales entre mujeres, para señalar la especificidad de las dinamicas lesbianas y separarlas de cierta nocion universalizadora de comunidad de mujeres. Ademas, dado que muchas mujeres que podemos situar bajo la categoria de «masculinidad femenina>> se identifican solo de forma parcial o problematica con la categoria «mujer>, las relaciones entre mujeres y las relaciones entre personas del mismo sexo son terminos muy limitados para describir las relaciones fisicas entre las mujeres masculinas y sus amantes. La discusion enormemente util e influyente de Martha Vicinus sobre las variaciones de genera en las mujeres en el siglo XIX aporta un desglose previa de las diferentes formas que puede adoptar esta variacion. Sin embargo, Vicinus no logra separar la categoria de lesbiana de la de mujer masculina. Describe como «androginas» a varias mujeres a las que constantemente tomaban por hombres, y tiende a mantener la categoria general de lesbiana en su descripcion de relaciones entre mujeres conocidas en la historia Aunque mis argumentos sobre las formas tempranas de masculinidad femenina son claramente deudoras de las investigaciones y los trabajos pioneros de Vicinus y de otras personas, deseo ampliar las implicaciones de la historia radical de Vicinus: la androgina, de acuerdo con esto, representa una forma diferente de variante de genera que la de la mujer masculina, y, aunque la androgina pueda haber padecido cierto tipo de oprobio social, este probablemente no se produjo como respuesta a la confusion de genera. La androgina representa cierta version de la mezcla de generos, pero esto rara vez llega a la ambigliedad total. Cuando una mujer es confundida continuamente con un hombre creo que podemos decir que lo que marca su presentacion de genero no es la androginia, sino la masculinidad. Dicho de otro modo, propongo que consideremos las diferentes categorias de variacion sexual en las mujeres como algo separado y distinto de la categoria moderna de lesbiana y que intentemos tener en cuenta las practicas sexuales espeficas asociadas a cada categoria, y las relaciones sociales particulares que puede haber mantenido cada categoria en su momento. Por ultimo, probablemente hay muchos ejemplos de mujeres masculinas en la historia que no tenian interes en mantener relaciones sexuales con personas de su mismo sexo. Aunque no entra en el objetivo de este libro recogerlos, probablemente queda por contar toda una historia de las vidas de mujeres heterosexuales masculinas, una historia que ademas habra quedado enterrada por esa tendencia a incluir a todas las masculinidades femeninas en la identidad lesbiana. Al separar la nocion moderna del lesbianismo de la historia de la masculinidad femenina, estoy intentando hacer dos cosas diferentes: primero, me gustaria recoger una muy espefica corriente de variacion de genera sin asumir que corresponda claramente a formulaciones contemporaneas de la coincidencia de variacion de sexo y de genero; segundo, quiero dejar que surjan historias multiples de sujetos no normativos. De acuerdo con esto, hay muchos ejemplos de masculinidad en las mujeres que se entremezclan con heterosexualidades complejas y que vienen de fuentes muy diversas. Por ejemplo, algunas mujeres rurales pueden ser consideradas masculinas segun los criterios urbanos y su masculinidad quiza solo tenga que ver con el hecho de que hacen mas trabajos manuales que otras mujeres, o que viven en comunidades con criterios de genero muy diferentes. La mujer masculina rural de hoy en dia, que vive una vida heterosexual y cuya masculinidad es tanto un producto de su trabajo como de su deseo, puede relacionarse, en cierto modo, con las vaqueras del pasado, mujeres recias que trabajaban con caballos y ganado y competian en rodeos. Los trabajos sobre la historia de las vaqueras americanas sugieren que algunas de las vaqueras que competian en rodeos en America a comienzos del siglo xx pueden haber sido lesbianas, pero muchas otras no, y estas ultimas no veian ninguna contradiccion en el hecho de ser heterosexuales y, segun ciertos criterios, masculinas. Podian justificar su conducta poco convencional remitiendose a la naturaleza y a la salud. En un libro sobre vaqueras, citan las palabras de una dura jinete: Una vaquera preferiria tomar veneno a llevar tacones de aguja, una faja ajustada o un sujetador apretado. No es que las vaqueras no queramos atraer la mirada de los ojos de los hombres, pero ya conocemos a los vaqueros. Les gustan delgadas, finas, con gracia, pero quieren que eso sea natural. Las mujeres con espaldas curvas y vientres fofos, con pocos musculos en sus brazos por la falta de ejercicio y de uso, que temen parir porque no han mantenidos sus cuerpos naturales, se preguntan por que sus vidas no son ricas, plenas, vitales, y nunca piensan que la causa de todo la tiene la violaci6n de las leyes de la salud natura Este testimonio de la naturalidad de la mujer fuerte equipara feminidad y artificialidad, y reivindica los cuerpos naturales y saludables en oposicion a los cuerpos que, aunque muy femeninos, estan atrofiados y deformados. Este texto incluso sugiere que una mujer fuerte puede cumplir mejor con sus deberes maritales, porque el parto es menos lesivo para un cuerpo natural. Dado que la feminidad moderna ha dependido de todo tipo de medidas antinaturales y practicas poco saludables, muchas mujeres a lo largo del tiempo han rechazado la feminidad convencional y han preferido tener el cuerpo sano. Por esta razon, la mujer atleta se convierte, casi inevitablemente, en el objeto de una intensa vigilancia y observacion de genero. Un cuerpo de mujer claramente atletico, al poner de manifiesto un decidido rechazo de la inactividad femenina, es inmediatamente asociado al lesbianismo. Aunque tambien es cierto que el hombre no atletico es victima de la sospecha homofobia, hay que destacar que las demandas de una feminidad heterosexual adecuada exigen la renuncia a un cuerpo sano. Por esta razon, muchas mujeres, no solo invertidas y lesbianas, a lo largo del tiempo han cultivado esteticas de cuerpo masculino con el fin de poder trabajar, actuar, competir o simplemente sobrevivir. La mujer heterosexual masculina no debe ser vista como una lesbiana reprimida; puede ser, simplemente, una mujer que rechaza las rigideces de la feminidad. Las mujeres masculinas cuyas relaciones parecen las tipicas del otro sexo-el marimacho, la androgina, la mujer que se viste de hombre- merecen todas ellas su historia espefica. Cuando adoptamos el metodo del presentismo perverso, es decir, cuando utilizamos enfoques de ahora para dar sentido a las complejidades de otras epocas, podemos ver que habia multiples modalidades de variacion de genera en ambas sociedades, la del XIX y la actual. Los modelos contemporaneos de variacion de genera suelen presuponer cierta continuidad entre lesbianismo o transexualidad e identificacion con el otro genera, pero, cuando no habia identidades sexuales, la variacion de genera debe de haber significado algo diferente. Al estudiar la historia del tommy, podemos encontrarnos con que la variacion de genera se mide por media del estado civil de la mujer; al estudiar la historia del hermafroditismo, podemos llegar a la conclusion de que la variacion de genera se mide con el cuerpo. A continuacion analizare dos casas muy diferentes de variacion de genera que producen muy diferentes modelos de perversion y de inconformismo sexual.  

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Reseña para "LA FLOR INVERTIDA" - Puntuación: 🌟🌟🌟🌟🌟 5/5

Opinión: Las letras del autor las conocí por su libro "Equipaje Ancestral" que tuve la suerte de ganarlo en un sorteo que realizo,...