Soy Favio Anselmo Lucero. Autor de dos libros: Equipaje Ancestral y La Flor Invertida . En este sitio publico temas relacionados a la teología de la liberación Queer. Sabiendo que la teología cristiana, está manipulada por líderes con poder y privilegios, hetero-patriarcales y misóginos, que se debe desenmascarar para incluir la realidad de opresión a las personas LGBTQ+. Tiendo este puente hacia un encuentro humanizador. Difundiendo textos formativos de eruditos y propios.
martes, 11 de diciembre de 2018
LA FIGURA DE MOISÉS, CLAVE INTERPRETATIVA DE MATEO-John Shelby Spong
John Shelby Spong
El evangelio de Mateo siempre me ha fascinado más que los otros. No es el más profundo pero, en mi opinión, es el que da mayor amplitud a la visión interpretativa. La clave de acceso a esta percepción reside en la capacidad de hacer las preguntas correctas. El evangelio de Mateo es "el evangelio judío" por excelencia y, si uno no entiende qué significa ser un "evangelio judío", no entenderá nunca este libro. Mateo usa dos personajes de las Escrituras judías como símbolos en torno a los cuales teje su relato sobre Jesús. Hoy nos fijaremos en ambos personajes y nos esforzaremos en ilustrar hasta qué punto depende la comprensión de Mateo de que su audiencia conozca el judaísmo lo suficiente para poder reconocer sus alusiones tanto a la historia judía como a las Escrituras.
El primero de estos personajes es José, el patriarca cuya vida se narra en Génesis 37-50. Es el José de la túnica de muchos colores, el hijo primogénito de Raquel, esposa favorita de Jacob. En nuestro viaje anterior a través del Antiguo Testamento ( 1 ), observamos la histórica y profunda división que había entre los judíos, pertenecientes a la tribu dominante en el Reino del Sur, y el Reino del Norte, cuyo principal antepasado era José. Recordemos que las tribus de Efraín y Manasés, hijos ambos de José, eran las que dominaban en la zona norte, separada del resto de la nación hebrea. También debemos recordar que la tribu de Judá no sólo fue la que tuvo al Rey David sino también donde se escribió la versión Yahvista de las Escrituras hebreas, mientras que, en el norte, en las tribus de José, fue donde se escribió la versión Elohísta de las mismas Escrituras, hasta que, posteriormente, un nuevo intérprete unió los dos hilos de la historia judía y dio un importante paso en la producción de la Torá.
Pues bien, una de las intenciones del evangelio de Mateo es presentar a Jesús como la vida mesiánica que es capaz de reunificar estas dos facciones y solventar esta profunda división que, durante tanto tiempo, había escindido a Israel. Cuando leemos a Mateo conociendo estos antecedentes, podemos observar cómo lo hace. Mateo comienza su evangelio con una genealogía, en diecisiete versículos, en la que traza el linaje de Jesús a través del Rey David y de los Reyes del mundo judío centrado en Jerusalén. En este pasaje sitúa claramente las raíces de Jesús en la tribu de Judá, que era la tribu a la que pertenecían David y su casa real. Así pues, Jesús era claramente hijo de Judá, del reino del Sur.
Entonces, Mateo introduce en la tradición el relato del nacimiento milagroso de Jesús y, mientras lo hace, nos enfrenta a un nuevo personaje que va a presentar como el padre de Jesús. Su nombre es José y nunca antes se había nombrado en ningún escrito cristiano. En el nuevo relato de Jesús, nacido de una "virgen", hay una clara necesidad de que alguien juegue el papel de "padre terrenal" que dé al niño la protección que sólo un hombre podía dar en aquella sociedad tan fuertemente patriarcal. Al ser José quien da nombre al niño y quien lo reclama como suyo, Mateo trata de frenar los rumores de ilegitimidad que circulaban entre los críticos del movimiento cristiano de la novena década. José, el nombre del otro gran patriarca de la historia judía, entra así en el relato de los orígenes de Jesús, de quien él es el protector y el defensor. Así es como Mateo unifica, en la persona de Jesús, la historia de Israel.
Ahora miremos el retrato de José que hace Mateo. José es un personaje de Mateo pero todo lo que sabemos de él está en la narración del nacimiento. Salvo en las narraciones del nacimiento, José no aparece en ningún otro sitio de la tradición evangélica. A partir del relato de Mateo, descubrimos tres cosas de José. En primer lugar, que tuvo un padre que se llamó Jacob (Mat. 1 Spong alude a una serie anterior de columnas dedicadas al Antiguo Testamento.1:16). En segundo lugar, que Dios sólo le habló en sueños (Mat. 1:20, 2:13, 2:19 y 2:22). Y, en tercer lugar, que su papel en el drama de la salvación fue salvar al niño de la amenaza de muerte llevándoselo consigo a Egipto (2:13-16).
Ahora, volvamos al relato del patriarca José en el libro del Génesis (37-50). Descubriremos tres cosas sobre él. En primer lugar, que José fue hijo de Jacob (Gen. 37:2). En segundo lugar, que la asociación de José con los sueños es constante (Gen. 37:6-11), hasta el punto de incluso llamarlo "el soñador" sus hermanos (Gen. 37:19). Cuando su vida avanzó, lo que destacó en él fue ser intérprete de sueños (Gen. 40:1-19), don por el que incluso accedió al poder en Egipto (Ge. 41). Por último, descubrimos que su papel, en el drama de la salvación, consistió en salvar de la muerte al pueblo de la alianza al conseguir que éste fuese a Egipto (Gen. 46). Es todo esto una simple coincidencia, o vamos empezando a comprender la forma de usar Mateo las Escrituras para interpretar y contar la experiencia de Jesús? Mateo no escribió una biografía de Jesús sino que interpretó la experiencia de Jesús a la luz de las Escrituras. El literalismo no es, pues, la forma judía de leer su propia historia. El literalismo es una herejía gentil, de desarrollo tardío. Hacer a Jesús, simultáneamente, hijo de Judá e hijo de José, era algo que los lectores de Mateo podían comprender.
La segunda figura misteriosa de las Escrituras, en torno a la que Mateo teje el relato de la vida de Jesús, es Moisés. Moisés, el fundador de la nación hebrea, el que le dio la Ley (o Torá), el héroe principal del judaísmo en definitiva. En el relato del nacimiento de Mateo, Moisés aparece por primera vez cuando el perverso rey Herodes masacra a los niños varones en Belén, en un vano intento de acabar con la amenaza que la criatura suponía para su trono (Mat. 2:16-18). Cualquier lector judío de Mateo puede reconocer la historia de Moisés en este relato. Al nacer Moisés, un malvado Faraón decretó que había que eliminar a todos los niños judíos varones e impedir así que el poder egipcio estuviera amenazado (Ex. 1:8-22). Para salvar a Moisés, sus padres lo metieron en una cesta en el río Nilo, de donde, según la leyenda, la hija del faraón lo rescató. Mateo, con esta historia inicial, está indicando a sus lectores que está interpretando a Jesús a través de la imagen mesiánica popular de Moisés. Este tema de Jesús como el nuevo Moisés también aparece más adelante, cuando Mateo cita a Oseas que dice: "de Egipto llamé a mi hijo", al contar el relato del retorno de Jesús desde Egipto, a donde había huido para evitar el peligro de Herodes.
Después de los capítulos de la infancia, Mateo también quiso interpretar el bautismo de Jesús en analogía con Moisés, que cruzó el mar Rojo y que separó las aguas para que el pueblo pudiera atravesar el mar a pie enjuto. Seguro que los lectores judíos reconocerían el tema pues la separación de las aguas se repite en las Escrituras. Moisés lo hizo en el mar Rojo y también lo hizo Josué en el río Jordán, pero, además, Elías y Eliseo también lo hicieron en el Jordán, tanto en el camino de ida de ambos al lugar de donde partió Elías en un carro de fuego hacia el cielo, como en el camino de vuelta de Eliseo.
En el primer episodio de su vida adulta, Mateo hace ir a Jesús al Jordán para bautizarse y busca, sin duda, la manera de decir, en el relato del evento, que la presencia de Dios en Jesús es mayor que la que los judíos habían reconocido en Moisés antaño. Esta afirmación suya tan sorprendente, cómo la desarrolla? En el bautismo, Jesús se sumerge en las aguas del Jordán pero no las separa. Hubiera sido algo ya sabido y no representaría nada especial. En cambio, Mateo hace que Jesús separe las aguas del cielo, es decir del "firmamento" que, según el relato de la creación, separaban a su vez las aguas superiores de las inferiores (Gen. 1:7). Jesús, pues, separa las aguas celestiales que luego caen sobre él como Espíritu Santo, es decir, como "agua viva", según dicen las Escrituras (Zac. 14:8).
Pero sigamos. Qué hizo Moisés después de su "bautismo" en el Mar Rojo? La Torá dice que anduvo errante por el desierto durante cuarenta años, tratando de averiguar qué significaba ser "el pueblo elegido". Y qué dice Mateo que hizo Jesús después de su experiencia del "Mar Rojo" en el río Jordán? Que anduvo errante por el desierto durante cuarenta días tratando de averiguar qué significaba ser el Mesías elegido.
Ahora bien, en el desierto Moisés tuvo tres experiencias fundamentales. La primera fue la escasez de alimentos, que se resolvió con el maná del cielo. La segunda fue la escasez de agua, que lo llevó a "poner a Dios a prueba" al golpear una roca y pedir que el agua brotara de ella. La tercera fue cuando el pueblo, durante su ausencia, se apartó de Dios y empezó a adorar un becerro de oro como "el dios que los había sacado de Egipto". Mateo, como ya dijimos, es el primero en dar un contenido a las tentaciones de Jesús en el desierto. La primera tentación tiene que ver con la escasez de comida y consiste en la posibilidad de convertir, o no, unas piedras en pan. La segunda tiene que ver con poner a Dios a prueba arrojándose desde el pináculo del templo para que Dios envíe a sus ángeles y lo salven. La tercera tiene que ver con adorar a otro ser, distinto y contrario a Dios. "Si te postras ante mí, te daré todos los reinos de este mundo".
Una vez más, es esto pura coincidencia o estamos empezando a ver el evangelio de Mateo como una narración interpretativa, diseñada para mostrar que Jesús, al revivir los episodios de Moisés en las Escrituras, reproducía su imagen mesiánica de una forma nueva? La audiencia judía de inmediato debió de comprender las herramientas interpretativas que Mateo emplea. En occidente, en cambio, los literalistas no judíos, aún no las entienden.
Las marcas más distintivas del evangelio de Mateo empiezan a configurar, pues, una especie de patrón. El relato del bautismo y de los cielos abiertos es una réplica del episodio del Mar Rojo. Las tentaciones son análogas a las de Moisés y de Israel en el desierto. Luego viene el poderoso retrato de Jesús en el "Sermón del monte". Ningún otro evangelio lo tiene. Es una creación de Mateo que, por su medio, torna a presentar a Jesús como el nuevo Moisés que da una nueva interpretación de la Torá. Jesús se pone a la altura de Moisés e incluso lo corrige: "Habéis oído que se dijo a nuestros mayores pero yo os digo ". Jesús transforma la ley externa de Moisés en la ley interna de la motivación. Moisés es, sin duda, una de las grandes claves interpretativas del evangelio de Mateo pero, para verlo, debemos leerlo con ojos judíos.
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