jueves, 26 de abril de 2018

El cántaro de agua



THEODORE W. JENNINGS, JR. 
Cleveland: Pilgrim Press, 2003

 www.pilgrimpress.com
A fin de analizar cómo la subversión del rol de géneros es considerada en la narrativa concerniente a Jesús, primero veremos un intrigante episodio del Evangelio según Marcos. Durante la preparación de la celebración de Pascuas la última noche de misión de Jesús con sus discípulos, él envió a dos de ellos adelante diciéndoles “ Os saldrá al encuentro un hombre con un cántaro de agua: seguidle” (Marcos 14:13; ver Lucas 22:10). De esta manera los dos discípulos anónimos descubrirían el lugar apropiado donde el grupo podría reunirse a salvo en el medio de una ciudad cuyos líderes tramaban la muerte de Jesús. El detalle sobre el cual nosotros ponemos nuestra atención es el del hombre que cargaba el cántaro de agua. Morton Smith señala: “Cargar agua era el trabajo de las mujeres, como si dijésemos, ‘Miren a un hombre usando lápiz labial’. Si la observación de Smith es correcta, y de hecho parece al menos plausible, ¿cómo entonces debemos nosotros interpretar el significado de esta sobrecogedora imagen? Comenzaremos por señalar que hay aún otro de estos elementos de la narrativa de Marcos que no se repite en Mateo (aunque sí en Lucas). Cuando Mateo narra nuevamente la historia de Marcos, esta omisión se asemeja a episodios que hemos examinado anteriormente: la “mirada de amor” en la historia acerca del “joven gobernante rico” y la juventud desnuda en el jardín de Getsemaní. Con el fin de clarificar estos significados, recordemos que esta historia es un paralelo de las instrucciones que Jesús da a Marcos 11:1ff respecto a la adquisición de un caballo (polos) para dirigirse al muro de Jerusalén. En ambos casos, dos discípulos anónimos son enviados (en Lucas son Pedro y Juan) con un recado misterioso. Les son dadas señales para ver y palabras que decir que suenan como instrucciones de una búsqueda misteriosa. En ambos casos, se nos dijo que los discípulos hicieron lo que se les había instruido y que los hechos resultaron exactamente como Jesús había dicho. En cierto nivel, esas historias de extrañas instrucciones tanto dadas como cumplidas, le aseguran al lector que Jesús sabía lo que estaba haciendo, que era confiable aún cuando las instrucciones parecieran bizarras o ridículas. Considerando la narrativa como un todo, parece remarcar la confiabilidad de las estrategias de Jesús asumiendo los centros de poder aún cuando sus métodos dieran como resultado su propia ejecución o la persecución de sus discípulos. En Marcos, los paralelos en la narración frecuentemente tienen la función de demostrar tanto el ambiente gentil como el Judío para la misión y el ministerio de Jesús. De este modo los alimentos a las multitudes en Marcos parecen indicar alternativamente el territorio judío (6:30-44) y el territorio gentil (8:14-21) para la constitución de la comunidad. En este caso, los elementos Judíos y gentiles no son completamente segregados unos de otros, sino que el énfasis indica la realidad bicultural de esa comunidad. En el caso de la adquisición del caballo, el hecho dramático que ha sido preparado es la cabalgata real de Jesús a Jerusalén en la cual sus seguidores lo aclaman como el heredero de David. En el caso de la adquisición de un cuarto, lo cual era de por sí un peligro, trata el hecho de asegurarse un espacio en un territorio hostil como recordación de la liberación de los esclavos del Faraón de Egipto (Pascua) bajo condiciones que son apropiadas para aquellos que deben anticipar su salvación entre amenazas de persecución y muerte. 
En el primer caso, el caballo representa el paso de la ley de Judá a otra (Jesús), quien por lo tanto adquiere el caballo de Judá (Gen. 49:10-12). En el caso del hombre con la jarra de agua, tenemos lo que puede ser la clara subversión pagana del género, que entonces anticipa y reproduce la subversión de la celebración de Pascuas religiosamente respetable a través del alimento claramente no ortodoxo de Jesús con sus discípulos acompañado por sus símbolos de cuerpo y sangre. En cualquier caso el hombre que está aquí menospreciando las convenciones del género es incorporado dentro de las prácticas subversivas de la comunidad misma. Se convierte en guía hacia un lugar de refugio de aquellos que transgreden las costumbres religiosas e ideológicas de respetabilidad. La subversión de roles de género en el caso del hombre llevando agua está en consonancia completamente con lo que Marcos, y especialmente Lucas, hacen en otros lugares de la narración: dando un lugar prominente a la mujer, desplazando los valores de familia, y renunciando a las normas del sistema masculino. Esta representación transgenérica sólo vista transitoriamente, sirve como un emblema del camino que sigue la comunidad. Por ello no es entonces una ironía menor que, como la Cristiandad se hace a sí misma respetable, se vuelva sobre esa representación y sobre todos aquellos que como él, subvierten las expectativas del rol del género en el orden social heterosexista.

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