domingo, 27 de mayo de 2018

cristología queer


Una cristología queer comienza con la experiencia de la opresión homofóbica y la experiencia discursiva contraria de gays y lesbianas. Es un discurso arraigado en la práctica gay/lesbiana. Esta es la práctica de la cristología construida en medio del sufrimiento humano y la opresión real: permanece frente a las prácticas de la cristología eclesial. 
Como se ha discutido anteriormente, el sacerdote episcopal y escritor Malcolm Boyd no fue el primero en plantear la pregunta sobre los sentimientos homoeróticos de Jesús. En los tardíos 60’, Hugh Montefiore, un canónigo anglicano, sugirió que Jesús podría haber tenido inclinaciones homoeróticas.Sin embargo, Boyd defiende un Jesús con sensibilidad gay para los cristianos queer: El espíritu gay, como nosotros lo hemos entendido, se ajusta a Jesús fácilmente. Él aparece como un hombre andrógino. Jesús compartió sus sentimientos, empáticamente con los de otros y no tuvo miedo a la intimidad. Era sensible y vulnerable, consintió a sus propias necesidades, supo recibir y dar. Jesús exalta la dimensión espiritual inherente a una verdadera expresión liberada de sexualidad.Como mencioné antes, Robert Williams también ha planteado la pregunta sobre un Jesús queer. El especula acerca de que "Jesús era el amante apasionado de Lázaro, un hombre joven que se convirtió en su discípulo. Cuando ambos se encontraron, hubo esa electricidad hemos dado en llamar limerence, o amor a primera vista".  Muchos cristianos queer se sienten cómodos con el afecto que Jesús tenía por Lázaro, por María Magdalena y por el discípulo amado. Ellos se sienten como en casa con la afectuosa soltura de Jesús para con hombres y mujeres. Jesús rompió muchos modelos de género y jerarquías de poder. De esta manera, la comunidad gay/lésbica ha planteado la cuestión de la intimidad sexual de Jesús, reclamando a Jesús como uno de los suyos. Este es apenas un extraño fenómeno social. Los cristianos afro-americanos han proclamado al Cristo negro como su libertador y algunas feministas hablan de la Crista. Es natural que los cristianos queer reivindiquen a Jesús como con sensibilidad gay / lesbiana y construyan un Cristo queer. Rosemary Ruether propone reabrir la sexualidad de la imagen tradicional de Jesús. Afirma que “Jesús no aparece ni casado, ni célibe. Si algo puede decirse sobre la sexualidad de Jesús es que estuvo regulada por la amistad. Él podía amar Juan y a María Magdalena, ser abrazado por ellos y abrazarlos, porque en primer lugar los conoció como amigos, no como objetos sexuales.” Las relaciones de Jesús “no estuvieron dominadas por la sexualidad, sino por la amistad”. Boyd, Williams, y Ruether intentan restaurar la sexualidad de Jesús, esto afirma y eleva a los sexualmente oprimimos. Sin embargo, no dicen nada sobre las prácticas sexuales particulares del Jesús histórico. Esa información se ha perdido en las fuentes bíblicas e históricas. Todavía tenemos acceso a algunos actos realizados por Jesús para basileia y allí vislumbramos algunos modelos sexuales no heterosexistas ni homofóbicos.Jesús es liberado de las construcciones cristológicas que surgen del discurso cristiano homofóbico y de la opresión de lesbianas y gays. La cristología tiene que ver con proclamar la solidaridad de Dios y practicar la justicia que no puede separarse del reino de Dios. La solidaridad de Dios y la práctica de la justicia forman las bases de basileia de Jesús y con ellos El revela el acontecimiento de la Pascua. Las iglesias han hecho de Cristo un símbolo de opresión homofóbica y violenta. La crucifixión de Jesús se ha transformado en una norma abstracta para las relaciones de poder sexistas cristianas. En los primeros años de la historia cristiana, la crucifixión de Jesús se despojó de su realidad política, se transformó y espiritualizó como acontecimiento de salvación asexual. Perdió su inserción social; fue desencarnado, abstracto y espiritualizado. Un reclamo queer recupera al Jesús socialmente inserto y las dimensiones políticas de su crucifixión. Fue una muerte política brutal en manos de una infraestructura política represiva. No fue voluntad de Dios que Jesús muriera. Esta abstracción de la crucifixión de Jesús como voluntad de Dios pone las bases para la práctica no sexual del poder.  Esto legitima la construcción del ego ascético, purificado de deseo / placer. En su mensaje y práctica del próximo reino de Dios, Jesús incluyó una opción preferencial por los oprimimos. En sus prácticas sociales, diseñó una nueva red basileia de relaciones sociales que no fueran explotadoras, jerárquicas, y opresivas. Los hombres y mujeres hallan esperanza en las nuevas formas de relación de basileia. Jesús fue radical en su práctica de solidaridad con hombres y mujeres oprimidos. El suyo era un compromiso consciente de los riesgos políticos. La muerte de Jesús es una muerte trágica en manos de la estructura política opresiva del primer siglo en Palestina. La cruz es la identificación agresiva de Dios con los oprimimos. Entre los oprimimos incluimos ahora al oprimido sexual, aquéllos oprimidos debido a su preferencia sexual o identidad. Jesús el Cristo pertenece a la práctica queer de liberación. Nosotros necesitamos una cristología arraigada en una práctica liberadora de gays y lesbianas, en nuestra lucha por la liberación sexual. Durante siglos, la crucifixión de Jesús representó la muerte de la sexualidad. La crucifixión despojó a Jesús de su sexualidad, de su humanidad y de la realidad sociopolítica de su muerte. Las prácticas cristianas discursivas y no discursivas han repetido la crucifixión de Jesús. Siguen siendo actos de violencia contra los oprimimos sexualmente. Sin embargo, la revelación de Dios en Pascua apunta a poner fin a las crucifixiones, no a perpetuarlas desplegando relaciones de poder opresivas. El reclamo gay y lésbico de Jesús y su práctica de basileia se vuelve la matriz generadora para reinterpretar la muerte de Jesús y el acontecimiento Cristo en un contexto no homofóbico, ni heterosexista, ni opresivo. Para nosotros, la muerte política de Jesús revela el poder homofóbico / heterosexista en su plenitud. La cruz simboliza la infraestructura política de práctica homofóbica y de opresión. Simboliza el terror de la homofobia internalizada que ha llevado a la invisibilidad del armario a las personas gays y lesbianas. Indica el brutal silenciamiento, los crímenes de odio, la violencia sistémica perpetuada contra nosotros. La cruz ahora nos pertenece. Nosotros hemos sido crucificados. Nosotros hemos sido martirizados. Nosotros hemos sido clavados a esa cruz por la mayoría de las iglesias cristianas. Ellas continúan legitimando, bendiciendo y activando la violencia contra nosotros. Jesús se expuso a la muerte por su solidaridad basileia con los pobres, los proscritos, los pecadores, los disfuncionales sociales y los sexualmente oprimimos. Jesús murió en solidaridad con los gays y las lesbianas. Su muerte se torna un "no" a la existencia en el armario, a la invisibilidad gay y lesbiana y a la violencia homofóbica. La cruz ha aterrorizado a los gays y las lesbianas. Ha sido un símbolo de letal opresión sexual, pero la muerte de Jesús modela a la cruz en un símbolo de lucha para la liberación queer. Desde la perspectiva de Pascua, Dios toma el lugar del Jesús oprimido en la cruz. Dios se identifica con el sufrimiento y la muerte de Jesús en manos de un sistema político opresivo. Para gays y lesbianas cristianos, Pascua se convierte en el acontecimiento en el que Dios dice no a violencia homofóbica y la opresión sexual. Dios dice no a despojar de sexualidad a Jesús por el discurso cristiano que niega su práctica basileia encarnada. Jesús el Cristo simboliza la práctica solidaria de Dios con nosotros, los sexualmente oprimimos o disidente (anawim). Los anawim representan los pobres bíblicos y los que no tienen poder, una clase de personas socialmente oprimidas. En las Escrituras hebreas, Dios tiende al pobre (anawim), al que no tiene poder, y al indeseable. Podemos extender el significado de anawim para incluir todos aquéllos que son oprimidos debido a la política de género o las prácticas sexuales. Anawim son para nosotros todas las personas que fueron discriminadas, oprimidas, torturadas y ejecutadas debido a sus prácticas sexuales o debido a su desviación de los roles de género. Los anawim representan los sexualmente diferentes o los sexualmente oprimimos. La Pascua se torna esperanza de liberación sexual queer. La lucha queer por la liberación sexual triunfará; ésta es la promesa de Pascua. Cuando Dios resucitó a Jesús de entre los muertos, Jesús se transformó en el Cristo de Dios, la práctica de Dios de compasión, solidaridad y justicia en el mundo. “Cristo” es un término relacional: reúne la práctica basileia de Jesús y la práctica liberadora de Dios. La práctica basileia de Jesús participa de las acciones liberadoras de Dios. Experimentar a Jesús el Cristo es practicar la justicia de Dios: esto es vivir la justicia. El poder liberador de Dios exige la practica basileia de Jesús de solidaridad con los oprimimos; se convierte en la justicia de Dios para los oprimimos. En Pascua, Dios torno queer a Jesús en solidaridad con nosotros. En otras palabras, Jesús “salió del armario” y se convirtió en el Cristo “queer”. Jesús el Cristo se torna activamente queer a través de su solidaridad con nuestras luchas por la liberación. Jesús se torna gay / lesbiana en lugar de gay debido también a su solidaridad con las lesbianas. Esto no es para negar la masculinidad de Jesús sino para señalar la capacidad humana innata de varones y mujeres de permanecer en solidaridad unos con otros. Sin embargo, esto niega las identificaciones políticas de género de Jesús con la masculinidad y la subsecuente violencia eclesial hacia las mujeres en la historia. Por consiguiente, Jesús el Cristo es queer por su solidaridad con los queers. El Cristo Queer es un esfuerzo por construir un discurso cristológico que interprete las prácticas encarnadas de Jesús en un discurso teológico positivo, afirmando lo queer. Decir que Jesús el Cristo es queer es decir que Dios se identifica con nosotros y nuestra experiencia de injusticia. Dios experimenta los estereotipos, el etiquetado, los crímenes de odio, la violencia homofóbica dirigida contra nosotros: Tres atacantes atormentaron a dos hombres gays afuera de un bar gay y cortaron la garganta del portero del bar con un cuchillo cuando él intentó detener el hostigamiento. Dejando el bar, se acercaron a un hombre gay que esperaba un autobús y le dijeron, “les vamos a enseñar a ustedes maricones una lección”. Apuñalaron a la victima, perforando su pulmón. Afirmar que Jesús el Cristo es queer es identificar políticamente a Cristo con los dos gays acuchillados. Jesús el Cristo es “queer – bashed”. Aquí los soldados romanos modernos con violencia homofóbica atraviesan al gay / a la lesbiana que es Cristo, con un cuchillo. El Cristo Queer se identifica políticamente con todos las personas queer que han sufrido asesinatos, ataques, acciones de odio criminal, violencia en la universidad, abuso policíaco, exclusión del eclesial, rechazo para ordenarse y la bendición de uniones del mismo-sexo, hostigamiento, discriminación, violencia relacionada con HIV, difamación, y rechazo de derechos civiles y protecciones. Jesús el Cristo Queer se crucifica repetidamente por violencia homofóbica.
La finalidad de la práctica de solidaridad y justicia de Dios y nuestra propia práctica cristiana queer es poner fin a las crucifixiones en este mundo. Si Jesús el Cristo no es queer, entonces su mensaje de basileia de solidaridad y justicia es irrelevante. Si el Cristo no es queer, entonces el evangelio no es mas una buena noticia sino noticias opresivas para queers. Si el Cristo no es queer, entonces la encarnación no tiene ningún significado para nuestra sexualidad. Esta es la particularidad de Jesús el Cristo, su particular identificación con los oprimimos sexualmente, eso nos permite entender a Cristo como negro, queer, mujer, asiático, africano, un campesino sudamericano, un transexual judío, y así sucesivamente. El escándalo de la particularidad es el mensaje de Pascua, el contexto particular de lucha donde la solidaridad de Dios es experimentada. Al llevar a la práctica una cristología queer se ponen en correlación Dios y la lucha por la justicia sexual. La Pascua se convierte en el desarrollo sociopolítico de Dios mostrando qué praxis basileia simboliza. Es una transformación política consciente del mundo; hace real la cercanía de Dios en el mundo. Esta es la transformación creativa de hombres y mujeres socialmente incluidas y mujeres hacia la libertad humana y política. La praxis liberadora de Dios esta necesariamente inserta en la situación social y política de gays y lesbianas. Es, así, imposible separar la historia de la praxis social de Dios de la praxis social queer. La praxis de Dios se encuentra socialmente en medio de la praxis liberadora de la comunidad gay/lésbica. Es el corazón de nuestra práctica, crítica y liberadora, por la justicia y libertad.

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