lunes, 28 de mayo de 2018

El Bi/Cristo


Históricamente, los Cristos obscenos han aparecido cuando la gente ha querido desenmascarar los elegantes pretensiones de las cristologías corrientes. El Cristo de la teología negra era obsceno porque ponía de manifiesto el racismo escondido bajo el Jesús blanco… La Crista es otro ejemplo de obscenidad. Desnuda la masculinidad de Dios y produce sentimientos e interrogantes que fueron suprimidos durante siglos de procesos masculinos de identificación de Dios. --Marcella Maria Althaus-Reid

La perversión y la obscenidad son las herramientas teológicas para examinar y dialogar con la cristiandad desde la situación de Althaus-Reid, una teóloga latina, bisexual y representante de la liberación feminista. Lo obsceno me atrae porque transgrede la heteronormatividad y desafía la erotofobia eclesial. La obscenidad no renuncia a la viscosidad de la esfera material, y, de hecho, como sostiene Alfhaus-Reid, la obscenidad conducen a un “des-cubrimiento de la gracia”, por denudar la economía de la heteronormatividad y hacer visible otredad.Althaus-Reid propone que el Bi/Cristo  no es obscenidad.  Aunque moviliza la cristología hacia categorías mas fluidas y expansivas con el Bi/Cristo, me gustaría examinar y dialogar con las nociones de género como una representación drag y expandir lo que encuentro implícito en su modelo del Bi/Cristo. Déjenme primero explorar tres representaciones queer de Cristo –calificado como blasfemo, obsceno y perverso; discutir el Bi/Cristo, sus puntos fuertes y débiles; y dar sugerencias para un Cristo queer postmoderno, un Cristo Bi/Travesti. 
Protestantes fundamentalistas han identificado la salvación con la heterosexualidad dentro del movimiento exgay, usando a Jesús como un modelo para una heterosexualidad compulsiva o lo que Althaus-Reid identifica como el discurso “Jesús = Pene”.La tradición católica sigue una trayectoria similar: Jesús fue ciertamente perfecto y célibe en su dedicación al reino de Dios. Si El fue perfecto, entonces su sexualidad nunca pudo haber sido “intrínsecamente mala, objetivamente desordenada”. La economía heterosexual es “intrínsecamente buena, objetivamente ordenada” parte del orden natural y así, divinamente establecida. La construcción católica oficial de Jesús promueve la ideología de la heteronormatividad y de los privilegios masculinos, así que explora la historia del homodevocionalismo cristiano, socava la posición que la heteronormatividad ha sido la única voz en la historia. Solo ha sido la voz dominante en los siglos recientes.Althaus-Reid escribe, “la sexualidad de Jesús pertenece a algo intuitivamente reconocido en El por la gente queer: un desorden, un Cristo pintado en una permanente exposición fuera de los límites de la norma y un Jesús de naturaleza corruptible”. La gente queer fuera de la heterosexualidad provee las semillas para un Cristo mas grande fuera de las categorías binarias; la construcción queer de Cristo cuestiona la economía heterosexual que ha vestido a Jesús como “un varón (célibe) de orientación heterosexual”. Althaus-Reid quiere desvestir a Jesús de heterosexualidad y volver a vestirlo en sexualidades, géneros y posiciones sociales posmodernas: Se puede representar a Cristo de manera muy cambiante, como una joven mujer sosteniendo fuertemente la mano de otra mujer, paradas ante la puerta cerrada de una iglesia con voces que provienen de dentro de la iglesia gritando “quédense afuera” a las jóvenes lesbianas… O podemos concebir un Cristo transgénero, cargando en Cristo mismo la opresión y la injusticia que sufre una persona cuando el género y la sexualidad están desplazadas. El Bi/Cristo lleva todo en su vida: privación económica y marginación social, exacerbada por alguna forma de excomunión heterosexual de Dios.
Cristo no solo esta fuera de los portones de las iglesias sino también fuera de los límites de la heterosexualidad. Althaus-Reid está entregada a un Cristo mas grande, que abraza a de aquellos excomulgados por un Dios heterosexual violento, de los que sufren privaciones económicas, y están marginados socialmente.
Para Althaus-Reid, la bisexualidad ofrece un camino para el pensamiento sexual que se niega a tomar en consideración las categorías heterosexuales. La bisexualidad es a menudo malentendida como una confusión de categorías; sin duda, es una categoría disruptiva para la heteronormatividad. Su modelo del Bi/Cristo representa una categoría nómada que perturba el molde exclusivo de identidad heterosexual y permite tales obscenas y queer representaciones de Cristo, como las ilustraciones posmodernas mencionadas mas arriba, que incluyen todas las no nombradas y no catalogadas sexualidades que se desvían de la heteronormatividad. Construyendo sobre escritores bisexuales, Althaus-Reid argumenta para deconstruir la economía heterosexual que está obsesionada con la identidad sexual dentro de categorías fijas, el control de los límites y el pensamiento jerárquico dentro de las categorías binarias. 
Las teologías feministas y de liberación queer han extendido a Cristo mas allá de la economía heterosexual de las iglesias.  Puesto que la bisexualidad representa la fluidez de los modelos sexuales, Althaus-Reid desarrolla una cristología indecente para llegar a gente que esta fuera de las puertas de la heterosexualidad y de la iglesia.
La categoría teológica de bisexualidad borra lo que Brian Loftus designa como la marca sexual en establecer la jerarquía y la distribución de poder. Althaus-Reid señala que Loftus se niega a incluir la bisexualidad dentro de otra categoría sexual como heterosexualidad o incluso homosexualidad, con sus categorías ideológicas. Quiere desbaratar las tendencias hacia categorías sexuales fijas, con categorías mas fluidas y nómades y también desbaratar cristologías heteronormativas.
Las categorías fijas de sexualidad y género pueden ser tan violentas como las cristologías fijas.
La fluidez sexual y de género junto con fluidez cristológica, creo, son el contorno vital para construir una cristología inclusiva. 
Una de las bellas y elegantes obras de la producción teológica de Althaus-Reid aparece en referencia al Bi/Cristo y la noción de “montar su carpa” en el prólogo de Juan: Solo una categoría Bi/Cristo es tan incierta, que ninguna mono-relación podría haber sido construida con ella. Bi/Cristología camina como una nómada en tierras de oposición e identidades exclusivas, y no monta su carpa para siempre en el mismo lugar. Si consideramos que en el evangelio de Juan 1:14, el verbo dice que “mora entre nosotros” como un tabernáculo (una carpa – tienda) o “pone su carpa entre nosotros”, la imagen trasmite la gran movilidad de Cristo y la falta de espacios fijos o fronteras definitivas. Las tiendas (carpas) se desmantelan fácilmente durante la noche y no se tornan ruinas de monumentos, son mas bien dobladas y guardadas o reutilizadas para otros propósitos cuando sean viejas. Las tiendas cambian de forma con vientos fuertes y su adaptabilidad mas que un obstáculo es una de sus grandes ventajas. Althaus-Reid relaciona la categoría nomádica de montar una tienda con la bisexualidad para construir una cristología, pues tal correlación provee nuevas vías para mirar hacia fuera del binarismo y de la jerarquización género/sexo.
La construcción de Cristo no necesita ser exclusiva, pues categorías fluidas habilitan a Jesús a hacerse el Cristo drag/reina, el Cristo de cuero, el Cristo heterosexual, el Cristo gay, y la Crista lesbiana.
Pero ¿es el Bi/Cristo suficientemente fluido? ¿Es lo suficiente queer para ser inclusivo? Anteriormente, en Indicent Theology, Althaus-Reid explora a Maria la Reina Drag o a Jesús como travestido en la figura de Santa Librada, la crucificada Mujer Crista de los pobres. Santa Librada es un travestido divino, exhibido como estatua o estampas en las santerías de Buenos Aires. Althaus-Reid reconoce que la imagen popular de Santa Librada durante el carnaval se trasviste de forma alternada como María y Jesús. Ella escribe: No sabemos quien es quien y esa inestabilidad es parte de una epistemología travesti, la cual pone en duda el par binario en religiosa oposición (María/mujer y Jesús/varón) y tiene es exitosa en hacer tambalear la estabilidad de todo el sistema teológico de género… El/ella (la Librada) fabrica un Cristo vestido como María y de María, una mujer que ocupa el espacio divino masciluno de la cruz Santa Librada, como una ambigua reina travestida o un rey travestido, borra los límites del género que la cultura patriarcal y la cristiandad necesitan ver fijos, ontológicos, naturalizados y divinos. Los trabajadores migrantes, pobres veneran a Santa Librada, y durante los tiempos de la dictadura militar en Argentina, estuvo de pie como crítica a la represión política al modo de vestirse, a la sexualidad y a la conformidad. El/la travesti Santa Librada expresa el potencial liberador de las transgresiones sexuales y políticas, así ella es llevada por las calles en procesión mientras los celebrantes pobres entonan cánticos con críticas políticas. La intención de Althaus-Reid en su modelo obsceno del Bi/Cristo es crear un “Cristo ultra diverso, encarnado (situado) en nuestro específico tiempo y comunidades”.¿Es el Bi/Cristo lo suficiente expansivo como modelo para incorporar las representaciones alternativas que he mencionado en los ejemplos dados mas arriba? 
Definitivamente el Bi/Cristo desestabiliza el sistema de sexo/género incrustada en las cristologías heteronormativas y usadas para legitimar la opresiva red heterosexual del poder. 
¿Y si entendemos las posmodernas estrategias representacionales expresadas mas arriba, de Jesús / Cristo como representaciones paródicas? Esas parodias criticarán las construcciones teológicas dominantes de Jesús / Cristo como asexuado, varón e incluso heterosexual, al demostrar como las representaciones dominantes de Jesús / Cristo son construidas dentro de un sistema sexo-género-deseo patriarcal que reclama un significado universal dentro del mundo posmoderno. El carnaval sudamericano, asimismo, lleva la parodia a representaciones comunales. 

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