domingo, 27 de mayo de 2018

La deconstrucción de la cristología


La noción que Jesús fue concebido por el Espíritu Santo en una virgen es una tradición tardía en la formación del evangelio.
Esta noción fue transformada en una retórica antisexual en tanto la Cristiandad evolucionaba en el mundo helénico. Cuando la Cristiandad fue parte de la corriente principal del Imperio romano, su discurso y su práctica fueron alterados. 
La hostilidad al placer / deseo y el cuerpo fue el legado grecorromano a la Cristiandad. Un crecimiento filosófico y la supresión gnóstico- asceta del placer / deseo fue aceptado en las prácticas sociales cristianas. Las técnicas helénicas clásicas de auto-dominio fueron transformadas en técnicas cristianas para controlar el yo y eliminar el placer / deseo. A finales del segundo siglo, los no cristianos y los cristianos rivalizaron entre sí multiplicando los abusos en el cuerpo. Los autores no cristianos defendieron el control sexual, el ascetismo cristiano se derivó en parte del antiguo helenismo, judaísmo y las prácticas ascéticas. El desprecio por la condición humana y el odio del cuerpo se extendieron culturalmente y algunas de las manifestaciones más extremas se encontraron en las practicas religiosas gnósticas y cristianas: “Las técnicas clásicas de austeridad se transformaron en técnicas cuyo propósito era la purificación del deseo y la eliminación de placer, así la austeridad se volvió un fin en sí misma.”
La práctica discursiva cristiana que una vez había sido focalizada en la resistencia al estado romano cambió a la preocupación por el control de la sexualidad. El sufrimiento fue agasajado tempranamente en la práctica cristiana: ahora el dolor y el sufrimiento ascético reemplazaron la noción de placer.  Un emergente discurso sexual cristiano acentuó la importancia negativa del deseo / placer para excluirlo de la práctica social. El discurso cristiano dio énfasis a la purificación o eliminación del deseo / placer más que a la auto regulación, como en la filosofía grecorromana. Esta exaltó la abstinencia sexual como lo ideal. El discurso cristiano, así, brinda legitimación social para el rechazo y la desaprobación del deseo u placer sexual, practica del celibato y la exclusión de mujeres del ministerio cristiano: “La Cristiandad no inventó este código sexual de comportamiento. La cristiandad los aceptó, los reforzó y les dio una fuerza mucho más grande y más extendida que la que antes tenía.” Es dentro de este crisol ideas grecorromanas tardías de restricción sexual y el autodominio estoico, de neo-platonismo, y los conflictos con los grupos libertarios gnósticos fue donde se forjaron las prácticas discursivas cristianas antisexo / antideseo. La eliminación del placer / deseo en las prácticas sociales cristianas formadas y acentuadas por la imagen del Jesús célibe.
La cristología se tornó una construcción interpretativa de Jesús y de sus prácticas corporales. Cuanto más Jesús el Cristo era helenizado, ontologizado, espiritualizado, eclesializado, despolitizado, más la persona humana, Jesús, fue neutralizada. 
Su sexualidad fue disminuyendo a una asexualidad célibe.
En esta eliminación del placer / deseo, la práctica discursiva cristiana incorporó la misoginia y la homofobia de las relaciones de poder. La práctica discursiva cristiana se volvió antierótica / antiplacer. El placer, por lo tanto, raramente, ha sido integrado con éxito en la práctica discursiva cristiana Junto con la eliminación del placer / deseo, el discurso cristiano sobre Dios incorporó de la filosofía grecorromana una similar eliminación de la pasión (patheia). Admitió la noción griega de apatheiaDios se tornó apático, esto es, sin pasión, incapaz de sufrir, o de ser afectado. La descripción de Dios que hace Tertuliano es virtualmente una exaltación estoica de la apatheia. Agustín tomó la crítica oposición estoica de la razón contra la pasión, y definió pasión (passio) como una “conmoción de la mente y contraria a razonar. “Así, el creyó que era un atributo inapropiado para Dios.El Dios cristiano se tornó apathetic en el discurso teológico cristiano.El Dios cristiano se convirtió en el totalmente otro, distante, inmutable. 
El amor de Dios (ágape) se volvió desapasionado. Esto es lo contrario al Dios tribal apasionado de las escrituras hebreas y a la figura del padre paciente y amoroso, el Dios de Jesús vive, se da cuenta, cambia, habla, actúa, sufre y muere. Esto esta en severo contraste con la doctrina bíblica de un Dios que ama o es apasionado por la justicia. Un Dios que es incapaz sufrir o sentir pasión es un Dios sin amor.Tertullian usa a Jesús como un ejemplo de virginidad: “Cristo era virgen en su carne ya que nació de una carne virgen” La revulsión de Tertuliano por la pasión sexual lo llevó a renunciar a las relaciones sexuales con su esposa porque el deseo sexual no tenía ningún lugar en la vida de un cristiano. El discurso cristiano del segundo y tercer siglo califica como desenfreno a la pasión sexual y la compara con la idolatría, entre las más graves ofensas. En el tiempo de Jerónimo y Agustín, había surgido un discurso y una práctica contra el sexo dentro de la cristiandad. Esto reflejó tres siglos de asimilación de la cristiandad al mundo grecorromano y los enfrentamientos con varios grupos gnósticos. Jerónimo atacó el monje británico Jovinian, quien predicaba que tanto el matrimonio como el estado célibe eran igualmente un medio para crecer en el conocimiento de Dios: “El [Jovinian] ponía al matrimonio en el mismo nivel que a la virginidad, mientras que yo lo hago en un nivel inferior; el declara que hay una pequeño o ninguna diferencia entre los dos estados; yo afirmo que hay una gran diferencial. Finalmente... se ha atrevido a poner al matrimonio en un nivel de igualdad con la castidad perpetua.” Jerónimo creyó que el demasiado placer sexual en el matrimonio era una forma de adulterio .
Otros patriarcas cristianos como Gregorio Nacianceno, Gregorio de Niza, Joan Crisóstomo y Ambrosio alabaron la virginidad. Miraban con horror al placer sexual. Para Agustín, el deseo / placer sexual era lo que transportaba el pecado original de una generación a otra. Agustín consideró que para que el intercambio sexual no sea pecaminoso se tenía que realizar con el único fin de la procreación.Codificó los actos sexuales que eran necesarios en el matrimonio para la preservación del la raza humana y los sometió al control eclesial. Tales actos eran neutros, no pecaminosos, solo cuando no eran incitados por el deseo / placer, sino realizados con el propósito de procrear. El matrimonio era bueno en la medida en que el placer sexual era controlado. Agustín conectó la concupiscencia con el intercambio sexual: “Todo el que nace del acto sexual es de hecho pecador.”  Cristo nació sin libido o concupiscencia ya que él nació sin la intervención de semen. 
Foucault hace esta lectura de Agustín: El famoso gesto de Adán que cubre sus órganos genitales con una hoja de higuera es, según Agustín, no debido al hecho simple de que Adán estaba avergonzado por su presencia, sino por el hecho que sus órganos sexuales estaban moviéndose solos sin su consentimiento. El sexo en erección es la imagen del varón sublevado en contra Dios. La arrogancia del sexo es castigo y consecuencia de la arrogancia del varón. Su descontrol sexual es exactamente igual que lo que ha sido hacia Dios— un rebelde. Foucault sostiene que Agustín interpretó el texto bíblico de la rebelión de Adán contra Dios como el marco interpretativo para entender la relación entre el sexo y la construcción cristiana del ser asceta. La tarea del asceta era “controlar perpetuamente el pensamiento, examinarlos para ver si son puros, si algo peligroso esta escondido en o detrás de ellos; si no estaban trasmitiendo algo distinto de lo que aparece, si no eran una forma de ilusión y seducción.” Esta lucha espiritual del ego contra el placer sexual rebelde ha continuado siendo normativa en el discurso cristiano a través de los tiempos recientes.Para Agustín y otros patriarcas de la iglesia, Jesús el Cristo encarna el principio del antiplacer que generó múltiples prácticas discursivas que apoyan la construcción del yo ascético y la posición social de un clérigo célibe. De acuerdo con estos patriarcas, Jesús nació sin libido; el discurso tradicional cristiano, por lo tanto, castró a Jesús, haciendo de él un eunuco. Esto hace sexuada la masculinidad de Jesús. Esto llevó la atención social de la existencia corporal con todos sus caminos, pasiones, y deseos hacia el reino del yo espiritualmente construido. Esto glorifica al ser apático, al dominio ascético de uno mismo por encima de la pasión. Era una práctica necrofilica, de obsesiva preocupación social con lo que está muerto, insensible, reglamentado, controlado, desnudo de pasión.

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