domingo, 27 de mayo de 2018

La política de la cruz


No fue voluntad de Dios que Jesús muriera para rescatar aquéllos con pecado. Esto fue una interpretación cristiana de la muerte de Jesús. Mas bien, la cruz simbolizó el violento y brutal final de Jesús en el contexto de su praxis política por el reino de Dios. Jesús fue ejecutado por la infraestructura política de la Palestina judía como un insurrecto político.
La aristocracia religiosa judía y sus gobernantes romanos percibieron el mensaje y la práctica de Jesús del reino de Dios como una amenaza al orden político.
La cruz fue una herramienta política usada por los terratenientes romanos para controlar a los esclavos y por el ejército romano para controlar a la población nativa. Simbolizó el terror político, el mecanismo de control social y de opresión. 
Con compromiso y confianza, Jesús murió por el advenimiento del reino de Dios. Su muerte encarnó su propia visión y su compromiso con la práctica del reino de Dios hasta el fin. Jesús no aceptó la legitimidad política basada en el control del Templo y la explotación social. Tampoco aceptó la lógica de social y política de las jerarquías construidas sobre el fundamento de la riqueza, los privilegios, el status, el poder y la fuerza. Jesús desarrolló una práctica en el servicio al reino de Dios. La lógica del reino de Dios era la lógica de una abundancia que es compartida. Se caracterizó por el compartir recíproco de los recursos económicos, religiosos y sociales. La lógica de la basileia no era el ejercicio del poder para oprimir. Era el ejercicio del poder en forma de servicio, que espera en la mesa y lava los pies a los invitados. Las relaciones jerárquicas y las divisiones sociales fueron reducidas a relaciones sociales inquebrantables en el cercano reino de Dios. Debido a su mensaje y a su práctica del reino de Dios que se aproxima, Jesús entra en conflicto letal con los poderosos. Jesús murió porque su praxis de basileia era políticamente provocativa. Proponía la liberación de la opresión, de la pobreza y de las ideologías extremistas. El reino de Dios significó la liberación de "los gobernantes gentiles que se enseñorean". Significó la liberación de la explotación que produce endeudamiento, esclavitud y hambre. Significó la liberación de las ideologías de santidad particulares que excluían a las personas debido a la enfermedad, al pecado, o a la posición social de la comunidad de la alianza. La provocación de Jesús en la manifestación en el Templo y su campaña activa contra la aristocracia del Templo demostraron ser letales. Jesús detuvo las acciones que se realizaban en el Templo volcando las mesas de los cambistas de dinero, impidiendo la venta de animales para el sacrificio y deteniendo a cualquiera que acarreara algo por el recinto del Templo. Al desafiar a la conducción del Templo, desafió al sistema imperial romano, ya que los sumos sacerdotes judíos eran designados por los prefectos romanos de Jerusalén. Era inevitable que la visión revolucionaria y la praxis del reino de Dios de Jesús dieran por resultado su ejecución política. Él aparecía ante los sacerdotes principales, la aristocracia de Jerusalén y los romanos como un farsante mesiánico que amenazaba el orden político establecido en Palestina.
Él fue asesinado por las estructuras de control social y represión política porque se negó a permanecer callado.
Las enseñanzas de Jesús y la práctica de la igualdad inquebrantable del reino de Dios, amenazaban las posiciones de privilegio y el equilibrio del poder político que descansaban en su favor. La riqueza era injustamente distribuida porque el poder político estaba en manos de menos del 2 por ciento de la población de la Palestina judía. Jesús habló de un Dios que no estaba al lado del adinerado, del privilegiado y del poderoso sino con los pobres, los oprimidos, el débil, el forastero (extranjero, inmigrante) y el indeseable. La práctica de Jesús simbolizó el reino de Dios para los pobres, una nueva economía de recursos compartidos y una nueva política de servicio. Con su mensaje de la solidaridad de Dios con los oprimimos y un compromiso de hacer efectiva la justicia, Jesús amenazó el orden político establecido por los romanos y la cooptada aristocracia judía. Su acción en el Templo fue un símbolo visible de igualitarias relaciones inquebrantables del adviniente reino de Dios. La sentencian de muerte de Jesús se derivó a los romanos y fue ejecutada por los mismos.
Jesús fue muerto en la cruz por rebelión política. 
La cruz simbolizaba la crueldad del sistema imperial romano, la violencia y los privilegios patriarcales, la infraestructura política de la aristocracia  y la conducción del Templo, una aristocracia del sacerdotal comprometida y finalmente la conducta humana cruel. 
La crucifixión esperaba a ambos, al profeta carismático y al revolucionario. Fue el último argumento disuasivo del sistema político romano para colocar a revolucionarios y mesías supuestos en jaque. 
La crucifixión era la consecuencia del compromiso de Jesús con la praxis de basileia y su naturaleza conflictiva.

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