viernes, 25 de mayo de 2018

Las uniones del mismo sexo son dadoras de vida


La eticista cristiana Karen Lebacqz señala la insuficiencia del tradicional énfasis cristiano en la sexualidad como procreadora y unitiva. La Cristiandad ha condenado toda sexualidad fuera del matrimonio heterosexual; esta condena incluye a los heterosexuales solteros y a las personas translesbigay. Lebacqz ha ampliado la comprensión cristiana normativa de la sexualidad humana para incluir en la sexualidad la vulnerabilidad como don de Dios: La sexualidad tiene que ver con la vulnerabilidad. Eros, el deseo del otro, la pasión que acompaña la expresión sexual del deseo, nos hace vulnerables. Crea la posibilidad de una gran alegría pero también de un gran sufrimiento. Desear a otro, sentir pasión, es ser vulnerable, capaz de ser herido. “La vulnerabilidad apropiada,” para Lebacqz, se vuelve un medio para que los cristianos comprendan la sexualidad de individuos o de parejas de todas las orientaciones sexuales: La vulnerabilidad ha ser la presentación para unirse y procrear: sin el deseo de ser vulnerable, ser expuesto, ser herido, no puede haber unión. Ser “conocido,” como describen las Escrituras, a menudo, el encuentro sexual, es ser vulnerable, expuesto, abierto. La sexualidad es por consiguiente una forma de vulnerabilidad y ha de ser valorada como tal. El sexo, el eros, la pasión son los antídotos del pecado humano de querer tener el control o el poder sobre otro. “La vulnerabilidad apropiada” puede describir la intención básica de la vida humana - que puede experimentarse, en parte, a través del don de la sexualidad. La vulnerabilidad apropiada, para Lebacqz, resalta la capacidad humana de poder ser conmovido y serlo profundamente, por otro. La apropiada vulnerabilidad refleja la metáfora de la alianza en las escrituras hebreas de reciprocidad e intimidad, inclusiva del eros para la comunión y del eros para la procreación. Para Lebacqz, cualquier acción sexual que viole la norma de la vulnerabilidad apropiada está equivocada. La violación, el uso del sexo como un arma, el acosar a los niños, el sexo coercitivo, las conductas sexuales adictivas, el sexo sin amor y así sucesivamente, clausuran el eros porque la vulnerabilidad es desigual, coercitiva o destructiva. Por consiguiente, la vulnerabilidad desigual está errada porque reduce los actos sexuales a una expresión de poder sobre otro. Escritoras feministas como Carter Heyward, Marie Fortune, Christine Gudorf, Mary Hunt y Elizabeth Stuart han desarrollado líneas similares sobre la reciprocidad, ejercer la justicia, el derecho relacionando, y la amistad, para comprender las relaciones sexuales cristianas.La vinculación que hace Lebacqz entre una ética sexual individual y una apropiada vulnerabilidad es aplicable a la sexualidad queer. De hecho, ella reconoce tal aplicación a las parejas del mismo sexo: “Las uniones de gays y lesbianas, largamente condenadas por la iglesia debido a que no pueden procrear, pueden también expresar una apropiada vulnerabilidad.” La vulnerabilidad apropiada marca las alianzas sexuales entre compañeros del sexo opuesto o del mismo sexo. Forjar una alianza sexual incluye elementos tales como reciprocidad, amor, justicia y compasión. Lebacqz enfatiza la primacía relacional de la alianza que los reformadores protestantes comprendieron como compañerismo y que la más reciente teología católica ha entendido como la función unitiva de matrimonio. En las parejas del mismo sexo también existen el compañerismo y las dimensiones unitivas de matrimonio. También pueden existir, de otra manera, en otras relaciones de a dos, pero este no es central en el presente ensayo. El Comité Especial Presbiteriano de Sexualidad Humana desarrolla la importante noción de justicia-amor como la norma principal para evaluar las relaciones sexuales: Hacer la justicia-amor significa buscar la justa relación con otros y trabajar para corregir todas las relaciones que están mal, especialmente la distorsionada dinámica del poder de dominación y subordinación. Abrazar la bondad de nuestra sexualidad, de nuestro deseo erótico que nos totaliza y conecta es, por consiguiente, un don Dios. El poder erótico, debidamente ordenado, nos arraiga y nos moviliza, suavemente pero persistentemente, para comprometernos a crear la justicia con amor para nosotros y para todos. El comité presbiteriano intentó recuperar una espiritualidad bíblica apasionada que podría incluir al género y a la justicia sexual como una ética cristiana de empoderamiento y totalidad. La noción de justicia-amor surge de la raíz de la metáfora bíblica de la alianza y se vuelve el vehículo para criticar al patriarcado o sus manifestaciones de misoginia, homofobia y transfobia. La justicia-amor es un criterio que puede aplicarse igualitariamente a todas las relaciones sexuales cristianas. Justicia, compasión y amor significan la presencia creativa del reino de Dios y cualquier noción de alianza de amor sexual en la pareja necesita incluir los elementos que signifiquen la presencia del reino de Dios. La teóloga Dorothee Soelle relaciona la sexualidad humana con el reino de Dios: “El proyecto mas grande que puedo mencionar es la búsqueda de la justicia, lo que Jesús llamó la construcción del reino de Dios. El hambre de justicia es parte de la energía de amor que se libera en las relaciones sexuales”.El amor sexual genuino abre los corazones y las mentes de los amantes a las necesidades de otras personas y esto es lo que Jesús llama reino de Dios. El eticista cristiano James Nelson llega a una conclusión similar cuando dice que “la incorporación de nuestra sexualidad al reino de Dios significa expresarse en hechos diseñados por el amor, la justicia, la igualdad, la fidelidad, el respeto mutuo, la compasión y la alegría agradecida. Éstos son los criterios para la alianza que se aplican mas allá de la propia orientación.” Las uniones del mismo sexo frecuentemente están libres de los estereotipos conyugales y las jerarquizaciones de los matrimonios heterosexistas (y no heterosexuales); ellas son igualitarias, representan lo que Elisabeth Schüssler Fiorenza ha llamado, “el discipulado de iguales”. Las uniones del mismo sexo pueden ser dadoras de vida, amorosas, justas, recíprocas, tiernas, sensuales, nutricias, cooperativas, creativas y compasivas. Por consiguiente, las uniones entre cristianos del mismo sexo pueden ser proféticas y sacramentales. 
 La bendición de las uniones del mismo sexo representa la práctica de la solidaridad de basileia (el reino de Dios); reconocer la unión como praxis sexual, la acción sexual comprometida con el reino de Dios. La práctica de basileia comienza con el compromiso de amor de la pareja, la solidaridad y la practica de la justicia de Dios, y se extiende hacia afuera, a la comunidad de base y a aquéllos que necesitan la justicia de Dios. La práctica de Basileia acentúa el amor mutuo, creativo que es el enfoque primario de la cópula. Su hacer el amor se vuelve poder erótico que se comparte en el servicio del reino de Dios. Intenta integrar el placer como un componente positivo de la unión erótica. Hacer el amor también representa la práctica del reino de Dios en un discipulado de iguales inclusivo, compartir los recursos y servir las mesas. Practicar un modelo de relación basileia opuesto al modelo político jerárquico del matrimonio heterosexista. Los cristianos queer y judíos reconstruyen los relatos bíblicos de la alianza hecha entre Jonatan y David y Ruth y Noemí y los aplican a sus uniones. Estas narraciones de la alianza entre parejas del mismo sexo son las -a menudo- más leídas en las escrituras hebreas, son usadas en los ritos judíos y cristianos para la bendición de las uniones del mismo sexo. La reciente interpretación del Libro de Ruth, de la erudita en Biblia, Mona West, va más allá de la lectura típica de las uniones del mismo sexo como sólo dos personas relacionadas, unidas por una alianza. Ruth, Noemí, y Boaz adoptan estrategias procreadoras, manipulan las leyes de la herencia, y adoptan las tradiciones judías para crear la familia. West escribe: Ruth, Boaz, y Noemí dan un ejemplo a nuestra comunidad de que nosotros hemos estado generando familias a través de nuestra historia como gays, lesbianas, bisexuales y personas transgénero.... Ciertamente, hay maneras en la comunidad queer de manipular las leyes para superar barreras que niegan la legalidad de nuestras relaciones. También maniobramos el sistema para hacer nuestras relaciones más permanentes y seguras. Hacemos esto a través de sociedades domésticas que nos permiten beneficios tales como la obra social, cobertura por accidente y seguro de vida, derecho a la vivienda y al uso de medios recreativos. Tomamos cada uno el apellido del otro, compramos casas juntos, hacemos testamentos, damos poder general para el cuidado de la salud y las finanzas es –en un sistema legal ambiguo que nos discrimina. Ruth, Noemí y Boaz probablemente estarían orgullosas de la manera en que continuamos sus estrategias para crear una familia y que nuestras relaciones sean bendecidas.West escribe desde su situación social como pastora mayor de la Catedral de la Esperanza, la mega iglesia queer en Dallas, Texas, con más de tres mil miembros. La Catedral de la Esperanza ha bendecido uniones del mismo sexo y da la bienvenida a todo tipo de configuración de familias queer. El teólogo católico André Guindon también señala a Ruth y Noemí como las santas patronas de las estrategias de procreación de las parejas del mismo sexo. Su historia se torna muy apropiada, sobre todo dado la estrategia de la inseminación artificial frecuentada por los queers. Ruth está buscando un inseminador legal para presentar un niño a Noemí, con quien hizo anteriormente una alianza nupcial.Con la guía de Noemí, seduce a Boaz para embarazarse siguiendo las leyes del levirato. Al nacer el niño, las mujeres del pueblo reconocen al hijo de Ruth como hijo de la alianza con su compañera, declarando, “un hijo le ha nacido a Noemí" (Ruth 4:17). Las dos mujeres se arriesgan a crear una familia dentro de una estructura patriarcal, una familia visible sólo para otras mujeres. Hay un conmovedor paralelo con situaciones contemporáneas donde las parejas del mismo sexo han tenido que desarrollar estrategias procreadoras para tener niños y guardar un perfil social bajo para que el Estado patriarcal no pueda llevarse a sus niños. Las uniones cristianas del mismo sexo expresan lo que Lebacqz llama “vulnerabilidad apropiada” y representan la gratuidad del reino de Dios en medio de nuestra sociedad. La noción de Lebacqz de vulnerabilidad apropiada se abre a nociones más amplias de procreación social. La vulnerabilidad apropiada expresa la solidaridad con el Dios bíblico que es el autor de la fecundidad sexual y de la justicia-amor. Tanto la parejas de sexos opuestos como del mismo sexo tienen la misma oportunidad de expresar la capacidad procreadora del Dios Creador. Tal procreación asume numerosas formas sociales y culturales. Expresa la conexión con Dios. La procreación puede referirse a la renovación literal de la tierra a través de la reproducción humana o de estrategias reproductivas para renovar la sociedad, o también puede referirse a la contribución del amor inclusivo y la justicia para transformar el mundo en el reino de Dios.
El saludable modelo de relaciones de alianza en las Escrituras hebreas se expresa principalmente en la imagen del Dios que hace alianza con el débil, el desvalido, el atribulado o los alienados. Dios permanece fiel y firme a Israel, una pequeña e insignificante nación, como un esposo o padre amoroso. La metáfora de la alianza abarca el deseo apasionado de Dios de ser un compañero amoroso para Israel; encarna un eros divino - la energía creativa de Dios y la pasión por la conexión amorosa, el compañerismo y la justicia.
La noción bíblica de alianza requiere una discusión general sobre la cuestión de la procreación, en el nivel biológico y el metafórico.

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