Soy Favio Anselmo Lucero. Autor de dos libros: Equipaje Ancestral y La Flor Invertida . En este sitio publico temas relacionados a la teología de la liberación Queer. Sabiendo que la teología cristiana, está manipulada por líderes con poder y privilegios, hetero-patriarcales y misóginos, que se debe desenmascarar para incluir la realidad de opresión a las personas LGBTQ+. Tiendo este puente hacia un encuentro humanizador. Difundiendo textos formativos de eruditos y propios.
sábado, 26 de mayo de 2018
Místicos homoeróticos
John Boswell no fue el primer erudito en señalar las dimensiones homoeróticas de las espiritualidad del abad cisterciense Elrredo de Rivealx (1110-67). Boswell ha tratado a Elrredo como representante de la tolerancia clerical hacia la tolerancia homoerótica, iniciando así un acalorado debate sobre la cuestión de la experiencia homoerótica y la espiritualidad de Elrredo. Queda claro desde los escritos autobiográficos que tuvo una experiencia sexual con alguno de la corte escocesa del rey David. Escribe en lenguaje típicamente medieval cristiano sobre sus experiencias sexuales como un tiempo en el que una nube de deseos provenientes de los más bajos apetitos de la carne y la ebullición de la adolescencia.” Elrredo luchó contra sus deseos de masturbación y de atracción sexual hacia sus compañeros monjes. Tomaba baños fríos, frotaba su cuerpo con ortigas y ayunaba. La atracción homoerótica de Elrredo fue transferida a su práctica contemplativa. Brian McGuire escribe, “la atracción de Elrredo por otros varones lo condujo a desear una unión física con el varón que fue su gran amor de juventud.”Rodeado de los apuestos muchachos del monasterio de Rievaulz, Elrredo se debatió entre la tentación sexual y su deseo sexual por Cristo. En sus bellas caras, él experimentaba a Cristo. Como abad, Elrredo propició los lazos afectivos entre monjes. Yendo así contra siglos de tradiciones adversas a las relaciones particulares y de vigilancia a las amistades eróticas entre los monjes. Nuestro enfoque se centra en su contemplación erótica de Cristo, no es su romance sexual en la corte escocesa o su amor físico por el monje Simón. Elrredo desarrolló una espiritualidad que combinó sus energías y deseos eróticos con sus prácticas contemplativas y la vida de todos los días con sus compañeros monjes. La visualización contemplativa de Elrredo del cuerpo espiritualizado de Cristo indica como canalizó sus atracciones sexuales dentro de su práctica espiritual. En El espejo de la caridad, se identifica con Manía Magdalena. María llega a Jesús con todo su pecado sexual, y unge sus pies con aceite y lo besa. El afecto y la ternura de María, centrados en el cuerpo de Jesús se torna un camino para Elrredo pueda hablar de su propia atracción por el deseable cuerpo de Jesús. Elrredo se identifica completamente con María Magdalena y sus caricias a los pies de Jesús. McGuire observa que “para Elrredo, este acercamiento al cuerpo de Cristo no solo tiene la intención de estimular el amor y la devoción: es una respuesta adaptada a su propia identidad, un sustituto de su propio cuerpo y los cuerpos de cualquier bello amante con el incorruptible cuerpo de Cristo, resucitado de entre los muertos.” El cuerpo de Jesús estaba disponible para él en el sacramento del altar, en su práctica contemplativa, y en su amor por otros monjes. En los apuestos monjes de Rievaulx, Elrredo experimentó el espiritualizado cuerpo de Cristo. Busca el contacto físico y espiritual con la bellas carne de Jesús, y su atracción física hacia los cuerpos masculinos fue incorporada a su atracción espiritual por Cristo. En “Jesús a la edad de doce años”, medita sobre la desaparición de Jesús de su casa durante tres días: “Dónde estuviste, buen Jesús, durante esos tres días? ¿Quién te dio de comer y de beber? ¿Quién te tendió una cama? ¿Quién té quito los zapatos? ¿Quién cuidó tus juveniles piernas con aceite y baños?”Elrredo fantasea con masajear y tocar el varonil cuerpo de Jesús. Fantasea con besar a Jesús: Porque pienso que la gracia del cielo brilla desde esa cara, la más bella, con tal encanto como para hacer que todos la miren, lo escuchen y sientan amor. Vean, yo ruego, Vea, yo ruego, cómo él es arrebatado y llevado por todos y cada uno de ellos.... Cada uno de ellos, pienso, declara en lo más íntimo de su corazón, “déjenlo que me bese con el beso de su boca” (Cantar de los Cantares 1:1). Y a los muchachos que anhelan su presencia pero no se atreven a entrometerse en las confabulaciones de sus superiores, es muy fácil aplicar las palabras, ¿“Quién me concederá tenerte como hermano, succionando los pechos de mi madre, para encontrarte y besarte? ” Elrredo usa el idioma sensual del Cantar de los Cantares para describir la relación entre Jesús y aquéllos que lo amaron. Él ha sido socializado a través del misticismo nupcial donde toma el papel femenino como la novia de Cristo, un papel familiar a muchos sacerdotes católicos y religiosos. Él habita en su meditación sobre el cuerpo juvenil de Jesús en todo su atractivo físico. Su experiencia homoerótica previa, tenida fuera del monasterio y quizás dentro de también, alimente su imaginación erótica y su oración contemplativa. Su espiritualidad, su plegaria y su práctica se focalizan en saborear a Jesús en el sacramento, viéndolo, besándolo, dando masaje y abrazándolo. “Jesús a la Edad de Doce Años” sigue siendo uno de los enunciados clásicos del Cisterciense “el amor apasionado de Cristo” (amor carnalis Cristi).
Elrredo tenía un fuerte sentimiento de amar a Cristo físicamente y homoeróticamente. Él buscó tocar y besar Jesús con su cuerpo, mente, y alma.
Elrredo entendió la relación de Jesús con el Discípulo Amado como un matrimonio, esto autorizaba sus relaciones íntimas dentro del monasterio.
Otro ejemplo de anhelo místico de Cristo es Ruperto, abad de Deutz (ca. 1075–1129), quién tenía una serie de visiones eróticas de Cristo.
Anhelaba unirse con Cristo, deseando morirse y estar con él. En una visión de la Trinidad, Ruperto vio dos hombres viejos y un joven bello. El joven bello era Cristo, los dos hombres más viejos eran el Creador y el Espíritu Santo. El joven bello lo besó. Cuando las tres figuras partieron, Ruperto notó que estaba desnudo y se apresuró a su cama. Sus visiones son definitivamente homoeróticas; no ve al o su alma como femenina, como a menudo se da en el amor místico cisterciense. En otro momento, Ruperto tuvo una visión durante el sueño de Cristo dónde intercambiaba miradas con el Salvador. Ruperto fue invitado al altar dónde besó a Cristo profundamente. Es la tradición de “ser besando por Cristo y besarlo a El” tan predominante en la espiritualidad monacal: “Sostuve a quien mi alma amó” (Cantares 3:4). Lo sostuve, lo abracé. Lo besé durante un largo tiempo. Sentí que apreció profundamente esta señal de amor cuando, en medio del beso, abrió su boca para que pudiera besarlo más profundamente.”
Aquí el misticismo nupcial, usado en la formación de monjes y sacerdotes durante siglos, da forma a una experiencia mística, erótica con Cristo. Produce el tener sexo contemplativo con Cristo.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Reseña para "LA FLOR INVERTIDA" - Puntuación: 🌟🌟🌟🌟🌟 5/5
Opinión: Las letras del autor las conocí por su libro "Equipaje Ancestral" que tuve la suerte de ganarlo en un sorteo que realizo,...

-
Jottings Biblio-Blog de Michael Carden: Reflexiones sobre la Biblia, Religión, Sociedad, Sexualidad, Política. En este post abord...
-
Los testimonios de Mãe Chaguinha dejan al descubierto de qué manera las prácticas religiosas de la población indígena y de los descendien...
-
El Cantar de los Cantares, un poema de amor gay da un nuevo y sorprendente giro al altamente erótico poema de amor del Antiguo Testamen...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario