viernes, 15 de junio de 2018

Cambiar a las iglesias o crear una iglesia postconfesional


La erotofobia y homofobia de las iglesias obligan a preguntar cuánto progreso han hecho las personas cristianas queer en las iglesias durante las últimas tres décadas y si la iglesia todavía es una categoría pertinente para las personas translesbigays. 
En el mejor de los casos la iglesia fue una comunidad social inhóspita que rehusó bendecir sus uniones conyugales y ordenar a personas homosexuales que rechazan el celibato. En el peor, la iglesia es una comunidad tan hostil como los violadores de Sodoma en Génesis 19, cometiendo abierta violencia contra personas queer. Ante la exclusión y la violencia eclesiásticas, ya no son las lealtades confesionales culturales las que unen a las personas translesbigays a sus iglesias. Las continuas andanadas de la homofobia confesional las obligaron a estrategias de asimilación y separación respecto de las iglesias. Por ejemplo, los enfrentamientos en las iglesias norteamericanas no eran tan furiosos desde el movimiento abolicionista contra la esclavitud. Kathy Rudy inició su libro Sex and the Church con un potente análisis: “El tema de la homosexualidad amenaza dividir a las iglesias cristianas del presente del mismo modo que el de la esclavitud hace ciento cincuenta años”.Las iglesias luterana (ELCA), metodista, presbiteriana y episcopal están profundamente divididas sobre los temas de la ordenación sacerdotal y la bendición conyugal de personas homosexuales. Una de las primeras estrategias fue la formación de grupos eclesiales –Dignity, Integrity, Affirmation, Lutherans Concerned- como focos de resistencia leal a la homofobia eclesiástica. Durante más de veinticinco años, muchos de estos grupos confesionales fueron, generalmente, dominados por varones y repelieron los problemas de las mujeres. Muchas personas translesbigay cristianas tenían la esperanza que estos grupos eclesiales no solamente resistirían la violencia y exclusión de sus iglesias respecto a su orientación sexual sino que, eventualmente, superarían su oposición. Su visión de la transformación de las iglesias limitada a su inclusión ignoró que ese fracaso era un síntoma de exclusiones y problemas más profundos. ¿Cuánto éxito hubieran tenido en mudar a sus iglesias a que reconociesen la ordenación sacerdotal y la bendición conyugal de personas homosexuales? Algunos hubieran tenido mayor impacto que otros en sus iglesias por la creación de un movimiento de congregaciones abiertas y afirmativas. El Comité Nacional GayLésbico (National Gay and Lesbian Task Force NGLTF) organizó mesas redondas religiosas para reunir a los grupos religiosos nacionales y confesionales y enfrentar a las organizaciones políticas y campañas nacionales de la derecha religiosa contra las personas translesbigays. Luego de varios reveses electorales, las y los activistas queer del NGLTF aprendieron que necesitaban aprovechar los recursos de las y los activistas queer para enfrentar a la derecha religiosa. Dignity, en su momento el mayor grupo confesional, experimentó cierta decadencia cuando los obispos católicos lo socavaron prohibiendo a los sacerdotes oficiarle misa, negándole lugar para reunirse en propiedades de la iglesia y estableciendo a los grupos diocesanos como parroquias alternativas para personas homosexuales según la política no preguntar, no decir. Finalmente, la persecución de la jerarquía católica silenció la actividad pastoral de la hermana Jeanine Grammick y el padre Robert Nugent del New Ways Ministry a las personas católicas homosexuales. Desarrollos más prometedores acaecieron con el surgimiento de More Light, el Reconciling Congregation Program y las iglesias Open and Affirming. Estos grupos hicieron esfuerzos para retornar a las personas translesbigays a sus iglesias. Algunas personas cristianas translesbigays no han abandonado la esperanza de lograr cambios. Muchas son felices de que las iglesias, por separado, están enfrentando su propia homofobia, ocupándose de su propia violencia antes de invitar a las personas queer a la comunidad. Sin embargo, acoger a las personas cristianas translesbigays significa una inclusión parcial, el ocultamiento de las vidas eróticas, dejar de bendecir las uniones conyugales y de consagrar personas queer. Estas iglesias hospitalarias aún no están preparadas para la inclusión plena y sin distingos prevista y procurada por Jesús en su mesa comunitaria. Aunque algunas iniciaron el tratamiento del tema de las personas homosexuales, muy pocas enfrentaron el de las bisexuales y transgénero. 
¿En que momento las personas translesbigays dirán que están hartas y abandonarán sus iglesias?, ¿cuánto más dolor será necesario antes que sacudan el polvo de sus pies y tomen el camino del exilio y hallen un espacio más acogedor y fructífero para el desarrollo espiritual? Para muchas personas cristianas translesbigays, sus iglesias traicionaron el don de Dios de la sexualidad y mantuvieron una agenda erotofóbica. Muchas personas queer cristianas consideran que irse de sus iglesias es la única manera de eludir el abuso religioso y experimentar la gracia liberadora de Dios. Tomar el camino del exilio afirma un compromiso de fe. Dan Spencer usa la imagen de la iglesia de la diáspora en su discusión sobre la iglesia de las lesbianas y los gays.Para imaginar a nuestra iglesia creando y luchando contra la homofobia eclesiástica utilizé el modelo de liberación de “comunidad de base” de la teología de la liberación latinoamericana o el de una ecclesia queer.Tanto la diáspora como la comunidad de base están contenidas en la imagen de espacio del exilio, la matriz fundamental para el desarrollo de una iglesia que incluya a lo queer y postconfesional.
En los últimos veinte años proliferaron las iglesias independientes que imitan a las iglesias históricas: las iglesias católicas ecuménicas y ortodoxas, evangélicas, las nuevas iglesias e, incluso, las iglesias fundamentalistas. Frecuentemente, estas iglesias duplican a sus iglesias de origen a excepción de la inclusión de las personas translesbigays. El movimiento cristiano queer también ha sido testigo del surgimiento de organizaciones religiosas postconfesionales, redes e iglesias. En los Estados Unidos, Otras Ovejas, una organización ecuménica sin fines de lucro ejerce un ministerio para minorías sexuales en América Latina que promueve y desarrolla redes cristianas translesbigays en Latinoamérica incluso en Cuba, Africa y la India. En Europa, los cristianos translesbigays católicos y protestantes se agruparon en las comunidades David y Jonatán en tanto que en el Reino Unido el Movimiento Cristiano Lesbigay apoya a las personas queer cristianas cualesquiera fueren sus confesiones y colabora a que las iglesias revisen sus posiciones teológicas sobre sexualidad e inclusión. Estos grupos superan las fronteras culturales, nacionales y ecuménicas para construir coaliciones de fe y redes de justicia. Se han hecho visibles en las sesiones preparatorias de las conferencias de la Asociación Internacional de Lesbianas y Gays (ILGA). Tales redes están en su primera infancia hasta tanto adquieran organización internacional. En 1958, Troy Perry fundó la Iglesia de la Comunidad Metropolitana de la Fraternidad Universal (UFMCC) como alternativa a las iglesias. En sus comienzos la UFMCC consideró que su existencia sería transitoria hasta que cambiase la actitud de las iglesias sobre la homosexualidad. Pero creció hasta convertirse en la mayor iglesia queer con más de trescientas iglesias en setenta países. La Catedral de la Esperanza en Dallas es una gigantesca iglesia con más de 3.500 integrantes que ejerce un notable ministerio en las personas desposeídas con programas de alfabetización, la reparación edilicia de sus hogares y la financiación de las campañas del SIDA. La UFMCC es una iglesia postconfesional que representa y amalgama diferentes tradiciones cristianas. Los grupos confesionales tradicionales han puesto en el centro la adhesión a la doctrina aunque dentro de ellos difieran en el área de la orientación sexual. La UFMCC es una iglesia postconfesional en tanto que parte de la diversidad doctrinal en lugar de la adhesión, permitiendo un amplio espectro de interpretaciones ecuménicas doctrinales y la amalgama de una amplia variedad de prácticas litúrgicas. Para esta iglesia postconfesional queer fue un desafío la admisión de personas heterosexuales pero la reorganización en la conferencia general del 2001 posibilitó la asociación con otras iglesias en el siglo veintiuno.La UFMCC se asociaría con la Iglesia Unida de Cristo en los próximos veinticinco años. Asimismo desarrolló con firmeza un programa de relaciones ecuménicas con el Consejo Nacional de Iglesias y otras comunidades de fe. Durante la década de 1990 dos significativas tendencias fueron los barómetros del cambio social. La primera, el surgimiento de grupos de seminaristas gays y lesbianas en gran número de las facultades de teología y los seminarios de formación eclesiástica de los Estados Unidos. En 1990, en la facultad de teología de Harvard existía un grupo gay-lésbico. Años después, fueron admitidos estudiantes transgénero. Ese mismo año la American Academy of Religion, la mayor organización de eruditos en religión, vió surgir grupos gays y lésbicos. Tales eruditos que habían dado a conocer su orientación sexual, comenzaron a presentar ponencias y colaborar en su trabajo.. Estos grupos promovieron el desarrollo profesional y el reconocimiento académico de los estudios queer en religión lo que resultó en la publicación de un creciente número de obras en religión y teología. La colaboración profesional resultó en una visibilidad mayor en los ambientes académicos, nuevos libros y la organización de los universitarios en temas sociopolíticos. Estas tendencias prepararon el camino para la fundación del Centro de Estudios Gay Lésbicos en Religión y Pastoral en la Pacific School of Religion: “El Centro está dedicado a estimular investigaciones novedosas y creativas sobre las interrelaciones entre religión y sexualidad/orientación sexual, a la producción y divulgación de recursos innovadores para la investigación y la docencia, las comunidades de fe y la sociedad, al desarrollo del liderazgo ilustrado en temas de religión y sexualidad mediante la educación, y presentar una nueva voz pública en el debate sobre identidad sexual por los medios de comunicación social y las asociaciones civiles”.Aguardamos que sean fundados otros centros similares en las facultades de teología de las grandes universidades y la dotación de cátedras de estudios queer en religión y teología a la brevedad. El desmantelamiento de las barreras de la homofobia eclesiástica tendrá lugar sólo por la presión desde dentro de las iglesias por el continuado escándalo de la exclusión y la violencia y la exigencia del amor que incluya a las personas cristianas translesbigays en las iglesias históricas y postconfesionales. Marylin Alexander y James Preston sostienen la combinación de las estrategias internas y externas de ACT UP, tejiendo redes dentro y fuera de las instituciones como puntos de presión para modificar la violencia y exclusión homofóbica de las iglesias. En el futuro el establecimiento de redes interconfesionales se incrementará atravesando fronteras culturales y nacionales. Estas redes ecuménicas darán lugar a nuevas iglesias postconfesionales cuya misión común será incluir a toda persona a la mesa. Mel White fundó Soulforce, un movimiento ecuménico de personas ordenadas y laicas dedicadas a los principios del pacifismo de Mahatma Gandhi y Martin Luther King y comprometidas a combatir la opresión y el abuso religioso contra las personas translesbigays. Durante los últimos años Soulforce organizó protestas pacíficas, ritos simbólicos y vigilias, activismo policial pacífico contra la Conferencia Nacional de los obispos de la Iglesia Católica Romana, la Convención Bautista del Sur y las conferencias de las Iglesias Episcopal, Presbiteriana y Metodista Unida. Asimismo, Soulforce inició una campaña para retener las ofrendas a las iglesias homofóbicas. Aún está por verse si las tácticas pacifistas abiertas y los llamados a los medios de comunicación social son capaces de promover la organización de las personas translesbigays de fe superando las fronteras confesionales en una red postconfesional comprometida / entregada a la justicia y a cambiar los corazones de las iglesias homofóbicas.

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