Berkeley, California (EUA)
Los traductores sin duda eligieron esta traducción por varias razones, pero la obvia es que encaja mejor en el contexto. Es bastante común en estos primeros capítulos de Génesis encontrar "relatos etiológicos"-- relatos sobre cómo las cosas llegaron a ser como son. ¿Por qué los muchachos, que son tan dependientes de sus padres durante su crecimiento, llegan a ser hombres y se interesan por las mujeres (como la gran mayoría lo hace) y, eventualmente, forman su propio hogar? Porque, en el principio, la mujer fue sacada del hombre y el hombre ha querido tenerla nuevamente consigo desde entonces. Tal historia presupone que el vínculo heterosexual es el modelo usual, pero no rechaza, sin embargo, otras posibilidades.
Es bastante fácil tomar un modelo como "normal" sin presuponer que cada desviación de él sea intrínsecamente errónea. De hecho el antónimo normal de "normal" es "inusual", no "pecaminoso". Yo podría suponer que la educación universitaria es la norma para los adultos jóvenes en mi familia, pero no podría ver como inmoral el que uno de ellos quiera seguir otro tipo de vida y haya tomado maduramente la decisión de no asistir a la universidad. La identificación con una norma implica la designación de otro comportamiento como inusual, pero no necesariamente como inmoral. No tenemos indicaciones certeras de que era lo que el autor de Génesis 2 tenía en mente. El texto en si es ambiguo. Sin embargo, es mucho más simple interpretar el texto como un relato etiológico que sostener que forma parte de un complejo juego de instrucciones morales deliberadamente oscuras.
Pero quizás haya algo más profundo aquí.
¿Deberíamos esperar que los relatos de la creación de Génesis nos ofrecieran un tipo de modelo ideal para la vida humana? ¿Es un error para la humanidad variar este modelo? ¿Era la intención de Dios que permaneciéramos exactamente como nos había creado? Los teólogos "creacionistas" piensan que debemos leer Génesis 1 y 2 como el establecimiento de los principios fundamentales de moralidad para todas las personas en todos los tiempos. Si efectivamente leyéramos Génesis de ese modo, ¿qué tipo de moral nos daría tal lectura?
Si queremos leer los relatos de la creación de ese modo, debemos leerlos en su totalidad. No podemos argumentar consistentemente que 2:24 establece una ley obligatoria universal sin sostener que estos dos capítulos en su totalidad tienen el mismo valor. Por el contrario, nos abriríamos a la acusación de funcionar con un método de "textos de prueba" (rebuscando entre los textos hasta encontrar uno que parezca fundamentar nuestros preconceptos). Quizás la gente lee 2:24 del modo creacionista sólo porque está habituada a creer que el prohibición debe estar fundada en las Escrituras y éste parece ser el lugar más adecuado. (Aún los autores más conservadores admiten que el relato de Sodoma, y las varias otras referencias, reales o aparentes, a la homosexualidad, que hay en las Escrituras, son en su mayoría inconvincentes con respecto a las perspectivas modernas). Hagamos la prueba de leer la totalidad de Génesis 1 y 2 del mismo modo que nuestros intérpretes "creacionistas" han leído 2:24. Podemos tratar a cada indicación del modelo original de la creación como establecedor de un imperativo ético y diseñar de allí una ética para la vida humana vivida de acuerdo a los relatos de la creación. Este tratado no ofrece espacio para una exégesis detallada; pero una lista fortuita, con los números de los versículos adjuntos, nos proporcionará un cuadro de la vida humana tal como era, de acuerdo a Génesis, en el amanecer del mundo:
estábamos desnudos y no nos avergonzábamos (2:25)Dado que todos estos aspectos son igualmente parte de la creación original de la humanidad, una ética consistente, basada en el relato de la creación en sí, sin otros preconceptos, debe incluirlos a todos. ¿Nos ofrece esto efectivamente una ética que pueda ser tomada seriamente? Muchos de nosotros responderían probablemente que "no" sin pensarlo demasiado--pero ¿por qué? ¿En qué difiere, en los términos de Génesis 1-2, el comer carne, o el usar ropas, del involucrarse en actos sexuales con personas del mismo sexo? Todos son, igualmente, una variación del orden creado. Muchos cristianos de la antigüedad y del medioevo habrían visto a la desnudez y al vegetarianismo como los elementos de peso realmente significativos en el cuadro. Al recordar la vida de los santos, particularmente la de los grandes eremitas del desierto, se nos cuenta como los eremitas vivían nada más que de granos tostados. Nos cuentan que los primeros santos se habían alejado de la humanidad por tanto tiempo que sus vestidos estaban hechos jirones, no teniendo otra cosa para cubrirse que no fueran sus largos cabellos o sus barbas. Nos cuentan su amistad con las bestias salvajes, que llegaron a ser asistentes de los santos. Una ética cristiana que valorice sobre todo la simplicidad, la desnudez y la amistad con el mundo natural podría ser altamente recomendable--¡al menos en los climas cálidos! Sin embargo, los intérpretes que ven en Génesis una prohibición de la homosexualidad no parecen tomar estos otros aspectos de la creación con la misma seriedad. ¿Por qué?
éramos vegetarianos (1:29-30; 2:16)
hablábamos un solo lenguaje (2:20)
observábamos el sábado (2:3)
dominábamos pacíficamente a los animales salvajes (1:28; 2:19-20)
necesitábamos compañía (2:18)
existíamos en dos sexos (2:21-23)
nos fue mandado multiplicarnos (1:28).
Podrían argüir que algunos de esos elementos en el orden original de la creación fueron específicamente revertidos en la Biblia misma. Dios hizo vestidos para Adán y Eva luego de la caída (Génesis 3:21). Dios le permitió a Noé y a sus descendientes comer carne con la especificación de que no consumieran sangre (Génesis 9:3-4). Dios creó enemistad entre nosotros y al menos un tipo de animal (las serpientes, Génesis 3:15). Además, Dios personalmente destruyó la original unidad del lenguaje humano (Génesis 11:1-9). Además, en el Nuevo Testamento, Jesús era aparentemente célibe, violando de esta manera el mandamiento de multiplicarse y casarse; y Pablo, con su propia autoridad, animaba a los cristianos a permanecer solteros (1 Corintios 7:8-9, 36-38).
Se podría llegar a la conclusión de que todas estas desviaciones del orden natural de la creación fueron más o menos autorizadas. Aún así, ellas demuestran con bastante claridad que la humanidad siguió siendo la humanidad, aún después de las mayores desviaciones de lo que el relato de la creación describe como la intención original de Dios. Estos desvíos no son intrínsecamente ni un error, ni una inmoralidad, ni un pecado. El uso de ropa no es contrario a la ética. (Algunos cristianos, de hecho, ven a nuestra original y creada desnudez como algo inmoral.) La multiplicidad de los idiomas humanos podrá ser inconveniente y problemática, pero no es inmoral. No somos en absoluto culpables si algunos animales salvajes nos son hostiles. Y la mayoría de los cristianos en el occidente moderno llegan a la conclusión, a pesar de lo que las jerarquías eclesiásticas pudieran decir, que el mandamiento de multiplicarse es un área donde debemos ejercitar nuestro sabio entender. Divergir del orden de nuestra creación, como nos es dada en Génesis, no es intrínsecamente pecaminoso. Efectivamente, uno podría muy bien pasarse la vida como un exterminador de ratas bilingüe, totalmente vestido y con no más de dos hijos, sin incurrir por ello en ningún tipo de culpabilidad moral.
Quizás un "creacionista" podría todavía afirmar así: la creación original fue, en efecto, sujeta a modificaciones y excepciones, pero sólo dentro de las mismas Escrituras. Dios o un apóstol inspirado podría modificarla. Pero una vez que el canon de las Escrituras estuvo completo no fueron posibles más modificaciones. Al no haber ninguna autoridad en las Escrituras que específicamente ordene las relaciones homosexuales, debemos suponer que ese aspecto del orden original creado aún sigue vigente. Tal argumento podría ser de peso si sus exponentes lo sostuvieran consistentemente; pero de hecho ningún cristiano de las "denominaciones históricas" lo hace.
Existe al menos un elemento en el orden original de la creación, como es dado en Génesis 1-2, que no ha sido revocado en ninguna parte de las Escrituras, pero que la mayoría de los cristianos, sin embargo, ignoran totalmente--la institución del sábado. El sábado es el período de 24 horas desde la puesta del sol del viernes hasta la puesta del sol del sábado que Dios consagró en memoria de su propio descanso en la labor creativa (Génesis 2:3). No es por la autoridad de las Escrituras, sino por el uso extendido (comúnmente llamado "tradición"), que los cristianos dejaron de observar el sábado. (Algunos lo observan el domingo; pero, por supuesto, no cumplen con el mandamiento real.) Es difícil aceptar que un cristiano que no observa el sábado pueda sostener que los otros elementos del relato de la creación deben permanecer como reglas morales absolutas e inalterables. Aún sin la garantía específica de las Escrituras, los cristianos son libres de desarrollar y cambiar apropiadamente la forma como ellos viven el evangelio.
Si el orden original de la creación, como es fundamentado en Génesis 1-2, es realmente la base de la moralidad cristiana, entonces debemos ser consistentes en la manera de interpretar estos capítulos. El argumento "creacionista" contra la homosexualidad cae a tierra porque sus exponentes fallan en este examen. En cambio, ellos tomaron y escogieron que elementos de la creación habrían de tener en cuenta y cuales ignorarían. Si esperan persuadir a otros, deberían ser más consistentes y fieles en su uso de la Biblia.
La falla de la interpretación "creacionista", sin embargo, no significa que Génesis no tenga que agregar nada provechoso a nuestra discusión.
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