PRACTICANDO TEXTOS MÁS SEGUROS": LA BIBLIA Y LA SEXUALIDAD, LA HOMOSEXUALIDAD

Como hombres homosexuales, todos sabemos acerca de la importancia de practicar sexo seguro. Cuando se trata de la Biblia y la sexualidad, especialmente la homosexualidad, Ken Stone dice que también debemos practicar textos seguros. Debemos leer y responder a los versículos de la Biblia aislados con extremo cuidado. De lo contrario, puede ser peligroso para nuestra salud mental, emocional y espiritual. “Todo el mundo” sabe que la Biblia claramente condena la homosexualidad como una abominación, la sabiduría popular, que a su vez alimenta la oposición a la igualdad LGBT y el matrimonio homosexual, y en el peor anima a los prejuicios, la discriminación, la intimidación - e incluso el asesinato.
La sabiduría popular es incorrecta.

En Newsweek, Lisa Miller presenta su discusión sobre dos nuevos libros de Jennifer Wright Knust y Michael Coogan con un importante recordatorio:

la Biblia dedica todo un libro a una clara celebración de la sexualidad humana, sin ninguna consideración de procreación o incluso compromiso y fidelidad permanentes:

El poema describe a dos jóvenes amantes que sufren de deseo. La obsesión es mutua, carnal, completa. El hombre se detiene en los ojos y el cabello de su amante, en sus dientes, labios, sienes, cuello y pechos, hasta que llega a "la montaña de la mirra". Él habla con entusiasmo. "Todos ustedes son hermosos, mi amor", dice. "No hay ningún defecto en ti".

La chica devuelve su lujuria con lujuria. "Mi amante empujó su mano por el agujero", dice ella, "y mi interior gimió por su culpa".

Esta franca erótica bíblica ha sido eclipsada con demasiada frecuencia en la discusión religiosa de la sexualidad bíblica por las percepciones puritanas modernas de la ética sexual bíblica.

 Estas percepciones modernas son una distorsión severa. 

Miller escribe:
¿Qué dice la Biblia realmente sobre el sexo? Dos nuevos libros escritos por académicos universitarios para un público popular intentan responder a esta pregunta. Enfurecidos por el dominio en la esfera pública de los cristianos conservadores que insisten en que la Biblia apoya incontrovertiblemente el sexo dentro de las limitaciones del "matrimonio tradicional", estos autores intentan probar lo contrario. Jennifer Wright Knust y Michael Coogan extraen la Biblia para sus cuentos terrenales y más inexplicables sobre el sexo: Jefté, quien sacrifica a su hija virgen ante Dios; Naomi y Ruth, que prometen amarse hasta la muerte, para mostrar que las enseñanzas de la Biblia sobre el sexo no son tan coherentes como la derecha religiosa haría creer a la gente. En la lectura de Knust, la Canción de Salomón es un himno al sexo soltero, fuera de las convenciones de la familia y la comunidad. "Estoy cansado", escribe Knust en Textos sin protección: las sorprendentes contradicciones de la Biblia sobre el sexo y el deseo , "de ver a quienes se supone que se preocupan por la Biblia reducir sus historias y enseñanzas a lemas". Su libro sale este mes. El libro de Coogan  Dios y el sexo: Lo que la Biblia realmente dice fue lanzado el otoño pasado.

Algunos comentaristas conservadores están indignados. "No se puede torcer selectivamente la Biblia para que se ajuste a su propósito" es una respuesta común, que pasa por alto completamente el hecho de que esto es precisamente lo que los defensores del "matrimonio tradicional, como se encuentra en la Biblia" están haciendo todo el tiempo. La concepción popular del "matrimonio tradicional" es una invención relativamente moderna, muy alejada de la ética sexual de la Biblia, como se encuentra en el texto real, y no en algunas imaginaciones pseudoreligiosas aturdidas.

Para realmente entender los puntos de vista bíblicos sobre la sexualidad, "practicar textos más seguros", requiere un estudio y reflexión adecuados. Los académicos que han hecho esto han estado reconsiderando la presentación tradicional durante décadas. Jennifer Knust (profesora de religión y pastor bautista ordenado) y Michael Coogan (que se formó como sacerdote jesuita) han adoptado lo que ahora es el lenguaje común entre algunos académicos, y lo han hecho más accesible para un público más amplio.

Para aquellos que han seguido la reevaluación de los supuestos pronunciamientos de la biblia sobre la homosexualidad en particular, es fácil relatar los contadores a la media docena de textos truculentos, o "textos de terror", en la frase de Robert Goss. Lo que me gusta de los relatos de estos libros es que van más allá de los argumentos en torno a versículos específicos y una visión más holística de la Escritura como un todo, y enfoques de su mensaje primordial, estrictamente de acuerdo con la guía de la Pontificia Comisión Bíblica en la interpretación bíblica, con su énfasis en el contexto, en el pasaje y en toda la Biblia, así como en las condiciones históricas, el contexto moderno y con una cuidadosa atención a la precisión lingüística y las convenciones literarias:

La Biblia contiene un "prejuicio patriarcal dominante", escribe Coogan. Es mejor eludir los detalles y leer la Biblia por sus enseñanzas sobre el amor, la compasión y el perdón. En su conjunto, "la Biblia puede entenderse como el registro del comienzo de un movimiento continuo hacia la meta de la libertad e igualdad plenas para todas las personas".

Es una discusión de las convenciones literarias que produce la mayor sorpresa para mí: la afirmación de Coogan de que el lenguaje bíblico puede usar el término "pie" como un eufemismo para los genitales. Este reconocimiento lleva a algunas perspectivas completamente nuevas y sorprendentes sobre pasajes familiares:

Cuando los autores bíblicos querían hablar sobre genitales, a veces hablaban de "manos", como en el Cantar de los Cantares, y algunas veces de "pies". Coogan cita un pasaje en el que nace un bebé "entre los pies de una madre"; y otro, en el que el profeta Isaías promete que un Dios punitivo afeitará el cabello de la cabeza, el mentón y los "pies" de los israelitas. Cuando, en el Antiguo Testamento, Ruth se unge y se acuesta al anochecer junto a Boaz: hombre que espera hacer a su marido, ella "descubre sus pies". Boaz sorprendido se despierta. "¿Quién eres?", Pregunta. Ruth se identifica a sí misma y pasa la noche "a sus pies".

Sin embargo, también puede conducir a algunas trampas peligrosas para los incautos:

Cuando le está enseñando a estudiantes universitarios, escribe, alguien inevitablemente pregunta acerca de la escena en Lucas, en la que una mujer besa y lava los pies de Jesús, y luego los seca con su cabello. ¿Ese autor está hablando de "pies"? ¿O pies? "Como sugieren tanto las elaboraciones modernas como las antiguas", escribe Coogan, "las insinuaciones sexuales pueden estar presentes". Los eruditos concuerdan en que en este caso, un pie era probablemente solo un pie.

Newsweek, lo que la Biblia realmente dice sobre el sexo

Todos sabemos que "La Biblia" se usa ampliamente como una tapadera para oponerse a las protecciones legales para la igualdad LGBT, o para la plena inclusión en la iglesia. Con demasiada frecuencia, como señala Candace Chellew Hodge, estos argumentos son hechos por personas que no han leído realmente la Biblia, o si lo han hecho, no han intentado comprenderla con la debida consideración de su significado, en su totalidad. contexto bíblico, literario e histórico.
Cuando uno realmente lee la Biblia (algo que la mayoría de los partidarios del "matrimonio tradicional" obviamente no ha hecho), uno encuentra una miríada de modelos para el matrimonio, la mayoría de ellos con un hombre y muchas mujeres, y todas esas mujeres son propiedad de la hombre con el que están casados. Las mujeres estaban subordinadas a los hombres en todos los sentidos y no tenían voz ni derechos propios. En el momento en que llegamos a las escrituras cristianas, encontramos a Jesús desalentando abiertamente el matrimonio para sus seguidores, exigiéndoles que dejen a sus familias y lo sigan exclusivamente.

"Desde la perspectiva de Jesús, entonces", escribe Knust, "la familia está compuesta por otros creyentes, no parientes con lazos formales que los de afuera podrían reconocer".

Decir que uno apoya el "matrimonio bíblico" es decir que uno apoya la poligamia, o ser dueño de mujeres, o dejar a la familia por completo y dedicar la propia vida exclusivamente al seguimiento de Cristo. Lo que los millennials entienden es que la tradición del matrimonio se ha convertido en una institución más inclusiva que abarca los matrimonios mixtos y los matrimonios no procreativos. El matrimonio de hoy no es una cuestión de arreglos familiares para ampliar la tenencia de la tierra o el estado. El matrimonio hoy se trata del amor y el compromiso entre dos personas, así como también de las gratificaciones del gobierno otorgadas a la pareja. Agregar a gays y lesbianas a la mezcla no hace nada para debilitar el matrimonio; es simplemente otra evolución más allá del "matrimonio bíblico" que tenía que ver más con los derechos de propiedad que con el amor.

El matrimonio bíblico, según Knust, se veía así: "las mujeres pertenecen a los hombres; el honor masculino está relacionado, en parte, con lo bien que los hombres supervisan a las mujeres bajo su cuidado; y los hombres demuestran su riqueza y éxito por el número de esposas e hijos legítimos que pueden adquirir ".

En realidad, dada la predicación de la derecha religiosa  acerca de cómo los hombres son el jefe de la familia y las mujeres están sujetas a la regla del hombre, tal vez la derecha religiosa sí cree en el "matrimonio bíblico" después de todo.

En CNN, la propia Jennifer Knust profundiza sobre la biblia y la homosexualidad en particular, refutando un argumento clave contra el matrimonio gay: que Dios creó dos sexos distintos. De hecho, señala, en las primeras versiones de la historia de la creación, se aceptaba que el humano original era andrógino:

A menudo escuchamos que los cristianos no tienen más remedio  que considerar la homosexualidad como un pecado , que las Escrituras simplemente lo exigen.

Como  erudito de la Biblia y pastor , digo que las Escrituras no hacen tal cosa.

"Amo a los homosexuales, pero la Biblia me obliga a condenarlos" es una excusa pobre que intenta evitar la responsabilidad al envolver una interpretación muy particular y estrecha de unos pocos pasajes bíblicos en un manto de respetabilidad divinamente inspirada.

La verdad es que las Escrituras se pueden interpretar de muchas maneras. Y los escritores bíblicos tenían una visión mucho más complicada de la sexualidad humana de lo que los debates contemporáneos han reconocido.

En Génesis, por ejemplo, parecería que la intención original de Dios para la humanidad era la androginia, no la diferenciación sexual y la heterosexualidad.

Génesis incluye dos versiones de la historia de la creación de Dios de la persona humana. Primero, Dios crea a la humanidad masculina y femenina y luego Dios forma la persona humana nuevamente, esta vez en el Jardín del Edén. La segunda persona humana recibe el nombre de Adán y la hembra se forma a partir de su costilla.

Los antiguos cristianos y judíos explicaron esta creación en dos pasos al imaginar que la primera persona humana poseía los genitales de ambos sexos. Luego, cuando la persona andrógina sexualmente dualmente se colocó en el jardín, se dividió en dos.

Según este relato, el hombre "se aferra a la mujer" en un intento por recuperar la mitad de su carne, que Dios le quitó una vez que fue colocado en el Edén. Como lo explicó el rabino Samuel bar Nahman del siglo tercero, cuando Dios creó al primer hombre, Dios lo creó con dos caras. "Luego separó el andrógino e hizo dos cuerpos, uno a cada lado, y les dio la vuelta".

Cuando el apóstol Pablo imaginó los cuerpos que se le darían a la humanidad al final de los tiempos, imaginó que serían andróginos, "no varones y mujeres". Mientras tanto, el Evangelio no canónico de Felipe del siglo III lamentó que la diferencia se había creado en absoluto: "Si la hembra no se hubiera separado del macho, ella y el macho no morirían". La separación de ese ser se convirtió en la fuente de la muerte ".

Desde estas perspectivas, el plan original de Dios era la unidad sexual en un cuerpo, no en dos. Las historias de la creación de Génesis pueden apoyar la idea de que las relaciones sexuales están diseñadas para reunir a hombres y mujeres en un solo cuerpo, pero también pueden sugerir que la bendición de Dios se colocó por primera vez en un cuerpo indiferenciado que no tenía relaciones sexuales en absoluto.

Jennifer Knust, CNN Religion Blues

No propongo que adopten los puntos de vista expresados ​​anteriormente simplemente por la solidez de algunos informes de libros de tercera mano que aún no he tenido la oportunidad de leer yo mismo. La exégesis bíblica es un asunto complicado para aquellos de nosotros sin el entrenamiento adecuado. Como los críticos de estos libros se apresuran a señalar, debemos ser guiados en nuestras interpretaciones de los textos por medio de una erudición confiable. Lo que los críticos pasan por alto, sin embargo, es que la beca en sí ya no apoya las interpretaciones tradicionales.

Desde los primeros pioneros como Canon Derrick Sherwin Bailey, los estudiosos que han examinado la evidencia con una mente abierta han descubierto que las suposiciones tradicionales sobre la condenación bíblica de la homosexualidad son infundadas. Bayley fue seguido por el historiador John Boswell, con un capítulo sobre las escrituras en el cristianismo, la tolerancia social y la homosexualidad.y el análisis detallado del teólogo episcopal William Countryman. Este primer goteo de obras que demuestran los defectos en las interpretaciones erróneas tradicionales se ha convertido en una inundación, por lo que las denominaciones que han establecido programas formales de estudio han acordado que existe al menos un espacio sustancial para el desacuerdo. Es por eso que ahora estamos viendo un fuerte movimiento hacia aceptar incluso la ordenación de clérigos abiertamente homosexuales o lesbianas, e incluso bodas entre personas del mismo sexo, en las iglesias protestantes y luteranas europeas de los Estados Unidos. Sin embargo, esta reevaluación por académicos y profesionales religiosos aún no ha alcanzado la corriente popular, no en números significativos.