Aunque muchas religiones reconocidas siguen luchando hoy en día con la sexualidad y la espiritualidad, la realidad es que cada vez más gente Queer están haciendo suya la espiritualidad y practicándola en comunidades religiosas. Las Iglesias de la Comunidad Metropolitana es un lugar donde la gente Queer ha podido redescubrir, articular y vivir su propia espiritualidad.
En la actualidad, el teólogo de la liberación Gustavo Gutiérrez identifica tres etapas en el desarrollo de una tradición espiritual:
(1) la poderosa experiencia que brinda una visión o perspectiva en la vida del Espíritu;
(2) la reflexión sobre esa experiencia mediante la escritura, la composición de oraciones, liturgia y arte, así como predicar y enseñar;
(3) la entrada de estas reflexiones hacia la tradición mayor, para ser estudiada, aprovechada y conformada.
(1) la poderosa experiencia que brinda una visión o perspectiva en la vida del Espíritu;
(2) la reflexión sobre esa experiencia mediante la escritura, la composición de oraciones, liturgia y arte, así como predicar y enseñar;
(3) la entrada de estas reflexiones hacia la tradición mayor, para ser estudiada, aprovechada y conformada.
Estas tres etapas están claramente presentes en el desarrollo de una tradición espiritual Queer, particularmente con ICM.
Muchas personas que se acercan a las iglesias de ICM por vez primera, tienen poderosas experiencias que ofrecen una nueva visión de la vida del Espíritu. A menudo tales experiencias son descritas como ‘llegar a casa’, ‘experiencias de Lázaro’, ‘plenitud o integración –sin tener que declarar la sexualidad en la puerta de acceso’.
Muchas personas que se acercan a las iglesias de ICM por vez primera, tienen poderosas experiencias que ofrecen una nueva visión de la vida del Espíritu. A menudo tales experiencias son descritas como ‘llegar a casa’, ‘experiencias de Lázaro’, ‘plenitud o integración –sin tener que declarar la sexualidad en la puerta de acceso’.
Una rica colección de tales reflexiones sobre esas experiencias, pueden encontrarse en libros como
El Señor es mi Pastor y Él Sabe que Soy Gay; Las Diez Verdades Espirituales para una Vida Exitosa de Gays y Lesbianas; Atreviéndose a Decir el Nombre del Amor: Un Libro de Oración para Gays y Lesbianas; Cuirizando a Cristo –Cuirizando a Dios- Teologías Lésbico-Gay, y Nuestra Tribu: Gente Queer, Dios, Jesús y la Biblia.
El Señor es mi Pastor y Él Sabe que Soy Gay; Las Diez Verdades Espirituales para una Vida Exitosa de Gays y Lesbianas; Atreviéndose a Decir el Nombre del Amor: Un Libro de Oración para Gays y Lesbianas; Cuirizando a Cristo –Cuirizando a Dios- Teologías Lésbico-Gay, y Nuestra Tribu: Gente Queer, Dios, Jesús y la Biblia.
La Espiritualidad Queer también se ha integrado a la tradición mayor (la tercera etapa de Gutiérrez), como se evidencia en el creciente número de seminarios, talleres, cursos, conferencias y tesis que se generan a partir del actual estudio de esta tradición.
Disciplinas Espirituales Queer – Aprendiendo a Beber de Nuestros Propios Pozos
Una disciplina espiritual es una práctica que nos abre a Dios. Algunas disciplinas espirituales clásicas incluyen; la oración, el ayuno, lectura de textos sagrados, adoración y la limosna. Una disciplina espiritual Queer, es la práctica que nos abre a los gays, lesbianas, bisexuales y transgénero a Dios, a lo Divino –especialmente lo Divino en nosotros. Estas prácticas nos ayudan a beber de los pozos de nuestra propia experiencia como fieles creyentes. También nos ayudan a redescubrir a nuestros antepasados como gente espiritual.
Gutiérrez, inspirado por lo que dijo Bernard of Clairvaux, (“cada cual tiene que beber de su propio pozo,”) afirma que la espiritualidad es como agua viva que emana desde las profundidades de nuestra experiencia personal. La historia ha demostrado que la espiritualidad ha fluido de la gente Queer en muchas culturas. Lo que ha sido más importante de esa espiritualidad, es la experiencia personal. Debemos continuar valorando nuestra experiencia de lo Divino. Parte de esa valoración es también darle nombre a esa experiencia, darle forma y ajustarla para nosotros y para las futuras generaciones.
Salir del armario es una práctica espiritual que dura toda la vida. Como vivimos en una sociedad heterosexista, los Queers siempre serán invitados a reclamar su peculiar identidad. Es un proceso para toda la vida porque implica la integración y transformación de nuestra identidad Queer hacia la totalidad de nuestras vidas. Por tanto, hablar de salir del clóset como un proceso de integración y transformación para toda la vida, es invocar el modelo espiritual clásico de “depuración, iluminación y unión.” Salir del clóset como práctica espiritual nos lleva una y otra vez a través de estas tres etapas, , al ir “depurándonos” de las falsas imágenes y expectativas que la sociedad heterosexista nos ha forzado a adoptar; es también darle la bienvenida a la “iluminación” o nueva visión que se produce de vivir una identidad que es más auténtica para nosotros; y con cada depuración de una falsa imagen y de la iluminación de nuestra verdadera o auténtica imagen de vida, surge la ‘unión’, la conexión y el cumplir con lo Divino que vive en el profundo núcleo de nosotros mismos.
Soltar es una disciplina espiritual similar a la etapa de ‘depuración’ antes mencionada. Es una práctica que implica el liberarnos de dañinas creencias religiosas y expectativas institucionales que nos mantienen atados y sin libertad. Una espiritualidad Queer implica, con frecuencia, el proceso y práctica de soltar nuestras ideas sobre Dios, la Biblia, la iglesia, la familia, la sexualidad y nuestros propios cuerpos, que no sean auténticas frente a nuestra experiencia. Lo que es más trascendente en esta práctica espiritual, es honrar y reconocer nuestra experiencia como una fuente de revelación, y que podemos confiar en ella para orientarnos a lo Divino.
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