martes, 14 de agosto de 2018

Lesbianismo: un acto de Resistencia -Cheryl Clarke


La afro-estadunidense Cheryl Clarke há sido uma editora de Conditions, uma revista feminista de Nueva Yorke. Ella es la autora de los libros de poesía Narratives: Poems in the Tradition of Black Women (Narrativas: Poemas en la Tradición de las Negras, New York: Kitchen Table/Women of Color Press, 1983) y Living as a Lesbian (Viviendo como lesbiana, Ithaca , NY: Firebrand Books, 1986). Recientemente ha terminado un libro de poemas narrativos titulado Scarred Rocks (Rocas cicatrizadas). Actualmente es profesora en la Universidad de Rutgers, New Jersey.
Ser lesbiana en una cultura tan supremacista—machista, capitalista, misógina, racista, homofóbica e imperialista como la de los Estados Unidos, es un acto de resistencia—una resistencia que debe ser acogida a través del mundo por todas las fuerzas progresistas. No importa como una mujer viva su lesbianismo – en el closet, en la legislatura del estado, o en la recámara. Ella se ha rebelado contra su prostitución al amo esclavista, ésta corresponde a la hembra heterosexual que depende del hombre. Esta rebelión es un negocio peligroso en el patriarcado. Los hombres de todos los niveles privilegiados, de todas las clases y colores poseen el poder de actuar legal, moral, y/o violentamente cuando no pueden colonizar a las mujeres, cuando no pueden limitar nuestras prerrogativas sexuales, productivas,
reproductivas, y nuestras energías. La lesbiana—esa mujer “que ha tomado a una mujer como amante” – ha logrado resistir el imperialismo del amo en esa esfera de su vida. La lesbiana ha descolonizado su cuerpo. Ella ha rechazado una vida de servidumbre que es implícita en las relaciones heterosexistas/heterosexuales Occidentales y ha aceptado el potencial de la mutualidad en una relación lésbica—no obstante los papeles.
Históricamente, la cultura occidental ha llegado a identificar a las lesbianas como mujeres que, a través del tiempo, tienen una serie y variedad de relaciones Sexuales/Sentimentales con mujeres. Yo misma identifico a una mujer como lesbiana cuando ella dice que es lesbiana. El lesbianismo es un reconocimiento, un despertar, un redespertar de la pasión de las mujeres por las mujeres. Las mujeres, a través de las épocas, han pcluado y han muerto antes que negar esa pasión.
La síntesis reciente que se desarrolla del lesbianismo y el feminismo — dos ideologías centradas e impulsadas por mujeres—intenta acabar con el misterio y silencio que rodea al lesbianismo. El análisis que sigue se ofrece como una incisión pequeña contra esa piedra de silencio y secretos. Dedicó esta obra a todas las mujeres ocultadas por la historia cuyo sufrimiento y triunfo han hecho posible que yo pueda decir mi nombre en voz alta.
§
No hay un solo tipo de lesbiana, no hay un solo tipo de comportamiento lésbico, y no hay solo un tipo de relación lésbica. Igualmente, no hay sólo un tipo de respuesta a las presiones que las mujeres sufren para vivir como lesbianas. Una visibilidad lésbica más grande en la sociedad no quiere decir que todas las mujeres que están
envueltas con mujeres en relaciones sexuales-sentimentales, se llamen lesbianas ni que se identifiquen con una comunidad lésbica específica.
El predominio de la homofobia causa a muchas mujeres a que se relacionen con una comunidad específica como lesbianas y que ‛‛pasen" de heterosexuales mientras anden entre los ‘‛enemigos". (Esconderse en el “closet” de la pretensión o privilegio heterosexual, sin embargo, no evita el descubrimiento.) Otras pueden ser politicamente activas como lesbianas, pero aun temen expresar abiertamente su lesbianismo mientras atraviesan territorio heterosexual. Después, hay las mujeres que consistentemente se comprometen con relaciones sexuales―sentimentales con mujeres y se ponen la etiqueta de “bisexual”. (Bi-sexual es un término más seguro que el de lesbiana porque sugiere la posibilidad de una relación con un hombre.) Finalmente, hay la mujer que es una lesbiana donde sea y dondequiera, que está en
directa y constante confrontación con la pretensión, privilegio, y opresión heterosexual.
Donde sea que nosotras como lesbianas nos encontremos a lo largo de este muy generalizado continuo político/social, tenemos que saber que la institución de la heterosexualidad es una costumbre que difícilmente muere y que a través de ella las instituciones de hombres supremacistas aseguran su propia perpetuidad y control sobre nosotras. A las mujeres Se les mantiene y contiene por medio del terror, la violencia y la rociada de semen. Es provechoso para nuestros colonizadores confinar a nuestros cuerpos y alienarnos de nuestros propios procesos vitales, así como fue provechoso para los europeos esclavizar al africano y destruir toda memoria de previa libertad y autodeterminación— Margaret Walker y Alex Haley, no obstante.
Asi como la fundación del capitalismo occidental dependió del tráfico de esclavos en el Atlántico Norte, el sistema de dominación patriarcal se sostiene por la sujeción de las mujeres a través de una heterosexualidad obligada. Así es que los patriarcas tienen que abalar la pareja del muchacho­muchacha como algo “natural” para mantener a las mujeres (y a los hombres) heterosexuales y obedientes de la misma manera que el europeo tuvo que alabar la superioridad caucásica para justificar la esclavitud de los africanos. Frente a ese trasfondo, la mujer que elige ser lesbiana vive peligrosamente.
La lesbiana negra, como cualquier otra persona de color en los Estados Unidos, experimenta la sujeción del racismo institucional y puede sufrir igualmente el sexismo homofóbico de su propia comunidad — específicamente la comunidad “política” negra. Uso el término descriptivo “política” entre comillas porque este segmento de la comunidad negra es el que ha elegido aprobar públicamente a la homofobia, cuando en virtud de su credibilidad y visibilidad, sus miembros podrían haber elegido apoyar los derechos civiles, sociales, y personales de las lesbianas negras y los homosexuales negros. Las relaciones con la comunidad negra se hacen muy problemáticas para las lesbianas negras y los homosexuales cuando la comunidad negra contemporánea nos rechaza por nuestro compromiso con la liberación lésbica y homosexual.
La mayoría de las feministas negras están de acuerdo que los hombres negros, como grupo, tienen que examinar y discutir seriamente la opresión histórica de las mujeres por los hombres. Esto se ha empezado entre algunos negros progresistas. El análisis de un pensador y escritor socialista, Manning Marable refleja a una postura de cambio. En una discusión sobre la violencia, Marable les propone este reto a los hombres:
“Para que haya posibilidad de que ocurran cambios fundamentales, la lucha contra la violencia se tiene que hacer dentro de todos los movimientos progresistas sociales. Los hombres teóricos, negros o blancos, que no ponen la lucha por los derechos democráticos y humanos de las mujeres en el centro de sus postulados socio-transformativos están simplemente duplicando las prácticas y los pensamientos predominantes de la antigua sociedad civil, racista y capitalista. A través de un proceso de autocrítica y una re-educación extensa los hombres tienen que romper con la lógica de lo que ha significado ser hombre, para así redefinirse a si mismos y sus
relaciones con las mujeres.” 

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