sábado, 22 de septiembre de 2018

1- El camino hacia una sociedad igualitaria - Principios y práctica de la política matriarcal-Heide Goettner-Abendroth


¿Por qué investigación matriarcal?

 Llevo toda mi vida ocupada con el estudio de la forma social matriarcal en el presente y en el pasado y de esa manera me he convertido en la fundadora de la investigación moderna del matriarcado. No se trata de un fenómeno exótico de poca importancia, al contrario: saca a la luz un conocimiento de modelos sociales, políticos y culturales no patriarcales, fundamentalmente igualitarios, conocimiento que necesitamos urgentemente en esta fase globalmente destructiva del patriarcado tardío. 

En su largo recorrido histórico y en los últimos ejemplos aún existentes hoy en día, los matriarcados han sido sociedades que han pasado sin dominación, sin jerarquía y sin operaciones guerreras en forma de matanzas organizadas. Especialmente no conocen la violencia contra mujeres y niños, de la que las sociedades patriarcales de toda la tierra están desbordadas. La cultura social y espiritual de los matriarcados se basa en el principio de que la humanidad consta de Dos, dos sexos equivalentes. De esto los pensadores patriarcales están muy alejados, y por desgracia también los nuevos filósofos culturales. Ellos expresan ideas en nombre de toda la humanidad que, sin embargo, tienen sus orígenes en modelos de la vida y conceptos del mundo masculinos. De este modo la mujer es hecha invisible, pues el hombre, tácitamente o sin darse cuenta, se toma a sí mismo como la norma, mientras que ella aparece únicamente como una anomalía o bagatela añadida – si llega a ser mencionada. Estos hechos y su comprensión como resultado de mi investigación me han alentado a continuar mi trabajo durante décadas, a pesar de todos los acosos que tengo que soportar a causa del tema. Fue la misma investigación la que, poco a poco, me llevó a atribuir gran importancia, para nosotros hoy y en el futuro, al conocimiento de modelos sociales matriarcales. 

La forma social matriarcal no es ninguna utopía abstracta, al contrario que muchos otros modelos sociales. Tales utopías nunca han funcionado en la historia humana. No obstante, la forma social matriarcal es una experiencia práctica que fue vivida durante los más largos espacios de tiempo de la historia cultural, y por eso forma parte del conjunto imprescindible de conocimientos culturales de la humanidad. En ella existen reglas muy concretas y detalladas sobre cómo se puede organizar la vida común de una manera orientada en las necesidades, pacífica y sin violencia, es decir humana. Estas reglas no son ningún producto ingenuamente natural, sino que representan una creación cultural consciente. ¿Qué es un matriarcado? A continuación voy a fundamentar mis afirmaciones con la definición de la forma social matriarcal y su estructura fundamental, fruto de mi dedicación de por vida a este tema. Esta definición es el núcleo de la investigación matriarcal moderna que se está desarrollando rápidamente. No la encontré jugando con pensamientos abstractos, sino examinando y analizando un material etnológico muy amplio. 

La investigación matriarcal moderna fue presentada a un gran público en dos “Congresos mundiales de investigación matriarcal” que organicé y dirigí, en Luxemburgo en 2003 y en Estados Unidos en 2005.2 Muy brevemente, esta es la estructura fundamental de la forma social matriarcal en sus niveles económico, social, político y cultural: En el nivel económico, los matriarcados son normalmente sociedades agrícolas, aunque no exclusivamente. Se practica la economía de subsistencia con autarquía local o regional. La tierra y las casas son propiedad del clan en el sentido del derecho de usufructo; la propiedad privada y las reivindicaciones territoriales son desconocidas. Los bienes se encuentran en un intercambio activo que sigue las líneas de parentesco y las reglas de casamiento. Este sistema de intercambio se basa en una economía del regalo,3 y evita que los bienes puedan ser acumulados por un clan o por una persona. El ideal es el reparto y no la acumulación. Ventajas y desventajas en la adquisición de bienes se compensan mediante las reglas sociales, por ejemplo, es costumbre que un clan rico invite a la aldea entera en las numerosas fiestas comunes, distribuyendo entre todos sus bienes en forma de regalos. Eso reduce la riqueza de este clan, pero los clanes se turnan en hacer regalos en las fiestas porque siempre los ofrece aquel que ha tenido la mayor suerte en la cosecha o el comercio. Como recompensa, los clanes que invitan ganan “honor”, es decir prestigio social. De esa manera, las diferencias económicas se nivelan continuamente. Por eso, en el nivel económico, los matriarcados son caracterizados por una reciprocidad perfecta. Por lo tanto los defino como sociedades de equilibrio basadas en una economía del regalo. En contraste, los patriarcados en todas sus etapas históricas son sociedades de acumulación, en las cuales los bienes de todas las personas terminan en las manos de unos pocos.
En el nivel social, los matriarcados se basan en el clan. Los hombres matriarcales conviven en clanes grandes organizados según el principio de matrilinealidad, del parentesco por línea materna. El nombre del clan, todas las funciones sociales y los títulos políticos se heredan por línea materna. Un matri-clan consta de tres generaciones de mujeres: la madre del clan y sus hermanas, las hijas y las nietas de aquéllas, así como los hombres directamente emparentados: los hermanos de la madre del clan, los hijos y nietos. Un matri-clan convive en la gran casa del clan, que puede comprender de 10 a 100 personas, dependiendo del tamaño y estilo arquitectónico. Las mujeres viven permanentemente en ella, pues las hijas y las nietas no abandonan nunca la casa del clan maternal. Esto se llama matrilocalidad. Sus esposos o amantes, que viven en las casas de sus madres, sólo vienen para la noche en el llamado matrimonio de visita. El clan es una unidad económica autárquica. Para lograr que estos grupos autárquicos formen una estructura social con otros clanes de la aldea o de la ciudad, se desarrollaron complejas reglas de casamiento, por ejemplo la del casamiento recíproco entre dos clanes. A ello se suman las reglas de libre elección con otros clanes, con el efecto deseado de que todos los miembros de la aldea o de la ciudad estén emparentados por nacimiento o casamiento, los unos con los otros, de forma más o menos próxima. Este parentesco forma un sistema de reciprocidad con reglas firmes. De este modo se genera una sociedad igualitaria y horizontal, organizada de una manera no jerárquica, que se entiende como un clan ampliado, con todas las obligaciones de ayuda mutua. 
Por lo tanto defino los matriarcados en el nivel social como sociedades de parentesco matrilineales y horizontales. Las sociedades patriarcales en cambio se componen de extraños, que forman grupos de dominio y de intereses, se presentan en ego-grupos y se enfrentan permanentemente los unos contra los otros. De esta manera el equilibrio social permanece siempre precario. En el nivel político, los procesos de toma de decisiones también siguen las líneas de parentesco. La base de las tomas de decisión son los diferentes clanes. Los asuntos que incumben al clan son decididos por mujeres y hombres de forma consensuada, es decir por unanimidad. Lo mismo pasa con las decisiones que afectan a toda la aldea: Después de haberse reunido el consejo del clan, los delegados de los diferentes clanes se reúnen en el consejo de la aldea; en algunas sociedades son las propias madres de clan, en otras sus hermanos elegidos que representan a su clan hacia fuera. Los representantes que van al consejo de la aldea no pueden tomar las decisiones por sí solos, sino que son delegados que únicamente intercambian las decisiones de los diferentes clanes. Actúan como mensajeros entre el consejo de aldea y el consejo de clan hasta que todos los clanes han encontrado, en el marco de la aldea, un consenso. Lo mismo pasa en el nivel regional: Aquí se coordinan las decisiones de las aldeas y ciudades a través de delegados, en general hombres apreciados, que transmiten la información. También aquí, los delegados van y vienen entre los consejos de aldea y de región hasta que la región haya logrado una decisión consensuada entre todos los clanes de todas las aldeas. 
Está claro, que en una sociedad así no se pueden formar jerarquías ni clases, tampoco un desnivel de poder ni entre los sexos ni entre las generaciones. Las minorías no son marginadas a través de las decisiones de las mayorías ni se les quita la voz, pues todas las decisiones políticas se toman en los hogares, donde viven las personas, en un sistema de “democracia directa”.
 Por lo tanto, defino los matriarcados en el nivel político como sociedades igualitarias de consenso. Los patriarcados, en cambio, son por principio sociedades de dominio sobre los demás, incluso en su variante de democracia formal, ya que deja a las minorías sin voz. Además, contienen numerosas instituciones y jerarquías que no funcionan democráticamente. En el nivel espiritual-cultural, las sociedades matriarcales no conocen la trascendencia religiosa con un dios invisible, inalcanzable, inconcebible, pero omnipotente, frente al cual el mundo es despreciado como “valle de lágrimas lleno de pecado y dolor” o incluso como “materia muerta”. 
El concepto matriarcal de divinidad es inmanente, pues el mundo entero es considerado divino, y más concretamente femenino-divino. Lo demuestran las antiguas representaciones de la diosa-universo, la creadora, y de la madre-tierra, que da a luz a todo lo vivo. Por eso, todo posee divinidad, cada mujer y cada hombre, cada animal y cada planta, la piedra más pequeña y la estrella más grande.
 En una cultura así, todo es espiritual. Y todo se celebra en las fiestas que siguen el ciclo del año: la naturaleza en sus diversas manifestaciones, los diferentes clanes con sus facultades y sus tareas, los sexos y las generaciones, según el principio: en diversidad está la riqueza. No hay separación entre lo sagrado y lo profano, por eso, en la vida cotidiana, cada acción es al mismo tiempo un ritual significativo, sea sembrar, cosechar, cocinar, tejer o viajar. Por lo tanto, en el nivel espiritual defino los matriarcados como sociedades sagradas y culturas de lo femenino-divino, o sea de la diosa. En los patriarcados, en cambio, se utilizan las facultades religiosas y espirituales del ser humano para apoyar los principios de la clase dominante a través de las religiones estatales y mundiales.  

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