lunes, 24 de septiembre de 2018

8-La práctica política matriarcal-Heide Goettner-Abendroth


Hoy: Política matriarcal en las nuevas comunidades

 Una nueva comunidad puede ser considerada como aldea simbólica – en algunos casos forma una aldea real – y los grupos específicos en ella, que se han formado como comunidades de afinidad electiva de hermanas y hermanos, son los clanes simbólicos. Estos últimos forman una comunidad de trabajo y tienen un tesoro de clan común, es decir que tienen un interés y una responsabilidad comunes. Una vez creada una estructura de este tipo, las ventajas de la política matriarcal de consenso pueden tener sus efectos. No es la asamblea general de la nueva comunidad la que tiene que decidir sobre todas y cada una de las cuestiones, sino que el consenso se forma de manera estructurada: Empieza en los grupos pequeños de los clanes simbólicos, cuyos miembros tienen una sólida base de confianza a causa de la afinidad electiva. Por eso es fácil mantener el principio de consenso. Aquí cada uno tiene la ocasión de hablar, a diferencia de una asamblea general, donde normalmente dominan los buenos oradores. Además, no tardan mucho en llegar a un consenso porque el tamaño del grupo es reducido. Al mismo tiempo se ve que no todas las decisiones o todos los conflictos afectan a todos: Los asuntos personales y los del clan permanecen en el clan, los asuntos de la aldea, en la aldea. Además existe el nivel regional o suprarregional de las relaciones entre las “aldeas”, es decir entre las distintas comunidades.

 Los consejos de los matri-clanes simbólicos, de las aldeas simbólicas y de la “tribu”

 En los clanes, los consensos se forman primeramente por separado entre mujeres y entre hombres. Esto conviene sobre todo en la actualidad, porque se suele prestar poca o ninguna atención a la perspectiva de las mujeres. La matriarca elegida dirige el consejo de mujeres del clan simbólico, y el sachem elegido (“jefe de paz”) el consejo de hombres. Después se unen las dos partes, y bajo la dirección común de la matriarca y del sachem el clan encuentra su consenso. Si se trata del nivel de la aldea o de la tribu, los delegados entran en función. No se recomienda que se elijan sólo mujeres o sólo hombres, porque esto serviría para alimentar antiguos o nuevos clichés de los roles de género. La mejor variante es que la matriarca y el sachem compartan la representación del clan en el consejo de la aldea, es decir la asamblea de la comunidad. De este modo se garantiza que la perspectiva diferente tanto de las mujeres como de los hombres se tenga en cuenta también en el consejo de la aldea. En el consejo de la aldea o de la comunidad hablan únicamente los delegados de los clanes, pero todos escuchan. Eso de escuchar tiene una función importante, pues de esta manera se controla la política de los delegados para que se limiten a lo que es su deber: aportar información, sin tomar decisiones. Hoy en día no estamos acostumbrados a este sistema, pues a algunas personas les gusta bastante delegar la decisión y otros se apoderan de ella. Pero se puede aprender, practicándolo en las asambleas de la aldea, si, por un lado, se escucha con atención y, por otro (los delegados), se transmite el cometido. Igualmente se aprende a integrar todas las opiniones. Pues en cuanto la deliberación vuelve a los clanes, cada persona es invitada a tomar en consideración las opiniones de los otros clanes y a integrarlas en las propias. Si, al final, en la aldea se logra formar el consenso de manera estructurada, la ventaja es que todos los miembros de la comunidad “actúan como una persona” (dicho de los minangkabau). Se evitan, de esta manera, los conflictos derivados del comportamiento dominante y de los sentimientos de inferioridad, de los intentos de desintegración y de las pruebas de fuerza, así como de la formación de bandos y las intrigas. Si se trata de las relaciones regionales o suprarregionales hacia otras comunidades, la formación del consenso se consigue de la misma manera: Del nivel del clan va al de la aldea, y de éste pasa al nivel regional. Igual que se procede entre los niveles de clan y de aldea a través de los delegados, así se hace entonces entre los niveles de la aldea y de la región a través de los delegados de las aldeas. Se recomienda que tampoco en este nivel se elijan los delegados de un solo sexo, sino mejor de los dos: Una matriarca y un sachem representan juntos la aldea o la comunidad entera en el consejo regional. Allí se encuentran con los delegados femeninos y masculinos de las otras comunidades para intercambiar informaciones. 

Consejos específicos para la resolución de conflictos

 También en las nuevas comunidades, el “consejo de sabios” es imprescindible para resolver conflictos entre los clanes. Las mujeres y los hombres mayores elegidos para integrar este consejo, a partir de los 50 años más o menos, ya no pueden participar en los consejos del clan o de la aldea, porque forman una tercera instancia que es independiente, el “consejo de sabios”. Sólo gracias a su no participación en las decisiones de los clanes o de las aldeas pueden fomentar la paz entre los clanes en caso de conflictos graves. Además, mantienen relaciones con las personas de los “consejos de sabios” de las otras comunidades y pueden aprender de sus experiencias para restablecer la paz, o transmitirles las suyas. Pueden, incluso, ser invitados a acudir al “consejo de sabios” de otra comunidad para colaborar como externos en la resolución de sus conflictos. Al contrario de otros consejos, el “consejo de sabios” es “permeable”, es decir que no está limitado a la propia comunidad. Esto tiene una gran ventaja si en el nivel regional (o incluso suprarregional) las distintas comunidades intentan intercambiar ideas, incorporar novedades o cooperar. Aquí los miembros del “consejo de sabios” pueden ofrecer inspiración, dar impulsos, o intermediar regionalmente y restablecer la paz. Además es importante instalar en cada aldea o cada comunidad, específicamente, un “consejo de mujeres” y un “consejo de hombres”. De esa manera, los diferentes modos de ver las cosas de mujeres y hombres nunca se borran y se mantiene la diversidad de las perspectivas. En el “consejo de mujeres” o en el “consejo de hombres” se reúnen las mujeres o los hombres de una comunidad para intercambiar abiertamente sus pensamientos con sus congéneres, para reflexionar conjuntamente y para evaluar determinadas ideas, temas o principios generales. Así se pueden asegurar con toda tranquilidad de sus diferentes modos de ver el mundo. Con todo esto, hay que decir que el “consejo de mujeres” o el “consejo de hombres”, o el “consejo de sabios”, no toman decisiones, sino que juegan el papel de encontrar ideas y dar impulsos. Sus pensamientos, no obstante, tienen influencia sobre las decisiones del consejo de clan. Igual que el “consejo de sabios”, el “consejo de mujeres” y el “consejo de hombres” deben de ser permeables hacia el nivel supra-/regional, es decir que invitan a mujeres y hombres de otras comunidades y, a la inversa, son invitados por estos. De este modo, las ideas acerca de la situación específica del género permanecen presentes más allá de los límites de la propia comunidad. Pueden surgir y transmitirse ideas nuevas, y los modelos patriarcales tanto en los hombres y como en las mujeres pueden ser descubiertos y superados fácilmente. Esto también fomenta la paz. 

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