lunes, 10 de septiembre de 2018

DISCRIMINACION A LA MUJER EN EL CRISTIANISMO PRIMITIVO-1


El tema de estas páginas requiere unas explicaciones previas que muestren su seriedad y lo planteen con rigor. Porque mucho me temo que suscite una sonrisa, entre condescendiente y escéptica, de quien piense que se trata de otra moda; o que alguien espere la apologética obligada del teólogo ante las críticas que buena parte del feminismo dirigen al cristianismo,como legitimador ideológico y moral de la opresión que la mujer sufre en nuestra sociedad.


1. En buena medida el feminismo está introduciendo un nuevo paradigma científico y, por lo que afecta a nuestro tema, puede hablarse de una hermenéutica feminista de la historia cristiana y de los textos bíblicos. No es una afirmación exagerada. En la actualidad hay una enorme proliferación de estudios sobre la mujer procedentes de todas las ciencias humanas y sociales. También se producen muchos trabajos teológicos y exegéticos, sobre todo en Centro europa y Estados Unidos, con frecuencia de auténtico nivel científico, y expresiones tales como "teología feminista" y "hermenéutica feminista" están alcanzando reconocimiento incluso académico.

Una hermenéutica feminista es la que plantea a los textos y a la historia las preguntas
por la condición de la mujer, por su papel, por sus movimientos de liberación y por sus

sufrimientos. Nos alerta ante dimensiones de la realidad ocultas y ocultadas. Una
hermenéutica feminista no es una empresa meramente teórica —para conocer mejor la
historia real de las mujeres—, sino esencialmente práctica, porque está movida por la
voluntad emancipadora en el presente. 
Lo que está en juego no es sólo recuperar la historia de las mujeres sino recuperar el
cristianismo primitivo en su conjunto. Lo que se ventila siempre en la emancipación de la mujer es la causa de la integridad de la humanidad. Pienso que el estudio del papel de la mujer ofrece una perspectiva particularmente rica para conocer la naturaleza y evolución de todo el cristianismo primitivo. 


Y esto debe interesar no sólo a los que se acercan al fenómeno cristiano como
creyentes, sino también a los grupos feministas como tales. No deben éstos renunciar a la importante historia de las mujeres, que se encuentra en las comunidades cristianas de los ss. I-III.


 Sería un error por su parte aceptar la visión del cristianismo proporcionada por la
mentalidad patriarcal y no recuperar las posibilidades liberadoras de tan influyente

fenómeno social.
2. Pero este propósito encuentra una primera y grave dificultad. Las fuentes a nuestro
alcance —fundamentalmente los textos escritos— transmiten una visión androcéntrica de la historia. Es una historia hecha por varones desde su propio punto de vista, y que
consideran con toda naturalidad que el varón es el prototipo de la humanidad y la mujer es "lo otro", lo que se define por relación al hombre. Como dice ·Simone-de-Beauvoir, "el hombre se piensa sin la mujer, pero la mujer no se piensa sin el hombre... Ella se determina y se diferencia por relación al hombre y no éste por su relación a ella. La mujer es lo inesencial ante lo esencial. Él es el sujeto, él es el absoluto; ella es lo otro". 
Es curioso que esta relación entre los sexos se refleja en el calendario eclesiástico, que
define a los santos varones por su función propia (obispo, pastor, confesor, mártir...); pero, en cambio, a las mujeres las define con frecuencia, por su relación al sexo y al hombre (virgen, viuda); es decir, define la relación de la mujer con Dios por su relación sexual con el hombre y a través de las estructuras patriarcales de la familia y de la iglesia. 


Dice Gustavo Gutiérrez que "la historia humana ha sido escrita por una mano blanca, por una mano de varón, por la clase social dominante. La perspectiva de las víctimas de la historia es diferente. Se han hecho intentos para borrar de su memoria el recuerdo de sus luchas. Esto sería privarles de una fuente de energía, de una voluntad histórica de rebelión".

El hacer la historia de las mujeres es ir a contrapelo de la historia oficial. La falta de
fuentes sobre las mujeres es parte de la historia de las mujeres. Se requiere una

"hermenéutica de la sospecha" que descubra la cara oculta de la historia, la historia escrita por mano negra, por mano de mujer, por las clases dominadas, la historia de las víctimas.

Mary Daly dice que las mujeres tienen "prehistoria", con lo que da a entender la

diferencia entre la historia de los hombres y la de las mujeres. El estudio de los períodos
prehistóricos es difícil, porque conocemos menos cosas que de los períodos de los que se
conservan recuerdos escritos. Por eso, hacer la historia de las mujeres requiere unos
métodos diferentes. Hay que fijarnos en indicios humildes, medio enterrados, que nos
ponen en la pista del papel de las mujeres y que son como un iceberg que señala toda su
historia escondida.

Si las mujeres, la mitad del género humano, están ausentes de unas fuentes, podemos
pensar que no nos proporcionan una pintura adecuada de la historia humana. La

hermenéutica feminista es una hermenéutica crítica y de la sospecha. 

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