Soy Favio Anselmo Lucero. Autor de dos libros: Equipaje Ancestral y La Flor Invertida . En este sitio publico temas relacionados a la teología de la liberación Queer. Sabiendo que la teología cristiana, está manipulada por líderes con poder y privilegios, hetero-patriarcales y misóginos, que se debe desenmascarar para incluir la realidad de opresión a las personas LGBTQ+. Tiendo este puente hacia un encuentro humanizador. Difundiendo textos formativos de eruditos y propios.
miércoles, 17 de octubre de 2018
El liderazgo de las mujeres en tres periodos distintos
por Elsa Tamez
Una buena manera de analizar la participación activa de las mujeres en los orígenes del cristianismo, es percibiendo su liderazgo en periodos distintos. Esto es importante debido a que, muchas veces, el Nuevo Testamento se ve erróneamente como un bloque sin distinciones de tiempos, espacios o circunstancias. Por eso a veces percibimos cierta confusión o contradicción; mientras algunas personas afirman la importancia de las mujeres basadas en un texto particular, otras la niegan, basadas en otro texto. Sin embargo, si se toma en cuenta la diversidad de contextos, rápido caemos en la cuenta de que no es lo mismo hablar de las mujeres en la Primera Carta de Timoteo que referirnos a ellas en el Evangelio de Juan, por ejemplo.
Por eso, en esta reflexión vamos a analizar el liderazgo de las mujeres en los tres periodos que los historiadores de la iglesia primitiva han llamado más o menos en estos términos: el periodo del movimiento de Jesús en Nazaret, el periodo apostólico y el periodo sub-apostólico. Esta división es buena porque, conociendo el contexto de los distintos momentos, entendemos mejor los escritos novo-testamentarios; sobre todo nos aclara mucho la forma como los autores bíblicos fueron planteando la participación o exclusión de las mujeres.
El primer período, el momento histórico del movimiento de Jesús de Nazaret, abarca una treintena de años más o menos. Los acontecimientos los leemos en los cuatro evangelios. Ellos narran el caminar de Jesús y sus discípulos por las tierras de Palestina. En ellos leemos sobre la vida de Jesús como maestro ejemplar y salvador; el trato que Jesús tuvo con las mujeres (bastante inspirador hasta hoy día), sus milagros como actos liberadores, sus enseñanzas sobre el reinado de Dios, como una sociedad igualitaria, llena de la presencia de Dios; su muerte bajo el imperio romano y su resurrección.
El segundo periodo, el período apostólico, acontece después de la muerte de Jesús; es la prolongación del movimiento de Jesús, pero inspirado ahora en el Espíritu del resucitado, por eso yo le llamo el movimiento de Jesús, el Cristo. Este es un movimiento misionero que abarca más o menos de los años 30 a los 70. Se trata de la propagación de la fe en Jesús como el Mesías. Los protagonistas son los y las seguidoras de Jesús que quedaron vivos, como Pedro, Santiago, Juan y también muchas mujeres del movimiento de Jesús, pero que sus nombres no se registran. Uno de los grandes protagonistas es Pablo, quien también se autodenomina apóstol. Los acontecimientos de este periodo los podemos leer en el libro de los Hechos de los Apóstoles y en las cartas de Pablo que fueron escritas en este periodo. De manera que El libro de los Hechos y las cartas de Pablo son las fuentes privilegiadas para analizar el liderazgo de las mujeres en este periodo.
El periodo sub-apostólico es el tercer periodo. En este tiempo ya no queda ningún apóstol vivo. Las iglesias están fundadas y se siguen fundando después de los apóstoles. Es el tiempo que va del 70 al 130. En este periodo mengua el movimiento de Jesús, el Cristo. Es difícil llamarlo movimiento, porque el proceso de institucionalización de la iglesia se ha dado con fuerza. Este proceso intenso de institucionalización es un periodo lleno de tensiones y conflictos al interior de la iglesia. Podemos observar una lucha en cuanto al liderazgo de las mujeres, pues en este periodo se da una clara tendencia a la exclusión de ellas como líderes de la comunidad cristiana. En las cartas pastorales se observa de forma evidente esas tensiones, es allí donde encontramos frases como “no permito que la mujer enseñe” (1Tm 2.12), “que la mujer aprenda en silencio con toda sumisión” (1Tm 2.11). Es claro que esta no es la tendencia única, hay, dijimos, una lucha de visiones diferentes en este periodo, por eso también encontramos un evangelio muy hermoso que es el evangelio de Juan, donde sí se detecta un protagonismo muy fuerte de la mujer, el protagonismo de María Magdalena es muy intenso en el episodio de la resurrección (Cf. Jn 20.11-21).
Tomando en cuenta el trasfondo de estas tres etapas, nos atrevemos a afirmar que al principio, en el movimiento de Jesús había muchas mujeres seguidoras, en el periodo siguiente, el apostólico, continuaron bastantes mujeres y se incorporaron muchas otras como líderes; también se iniciaron ciertas tensiones en cuanto a su participación. Pero, en el periodo sub-apostólico se profundizan las tensiones y empieza ya la exclusión sistemática de las mujeres del liderazgo de las comunidades cristianas. Nos referimos a la iglesia oficial de aquel tiempo, pues el liderazgo nunca cesó en los movimientos posteriores, considerados heréticos.
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