Soy Favio Anselmo Lucero. Autor de dos libros: Equipaje Ancestral y La Flor Invertida . En este sitio publico temas relacionados a la teología de la liberación Queer. Sabiendo que la teología cristiana, está manipulada por líderes con poder y privilegios, hetero-patriarcales y misóginos, que se debe desenmascarar para incluir la realidad de opresión a las personas LGBTQ+. Tiendo este puente hacia un encuentro humanizador. Difundiendo textos formativos de eruditos y propios.
lunes, 1 de octubre de 2018
EL MACHISMO COMO FENOMENO PSICOCULTURAL-LOS SOPORTES CULTURALES DEL MACHISMO
OCTAVIO GIRALDO *
Universidad del Valle, Cali, Colombia
El complejo de inferioridad conduce a super compensaciones pero esto no explica completamente el complejo de machismo puesto que bien podría haber otras formas de compensación.
Por otra parte hay prácticas de crianza e instituciones culturales que directamente enseñan y sirven el complejo de machismo. Styeos (1958) muestra cómo los puertorriqueños consideran los genitales fe: meninos como sucios y feos mientras los genitales del muchacho se califican de hermosos y motivo de orgullo. La niña debe estar siempre cubierta mientras que el niño puede dejar sus genitales al descubierto.
El modelo patriarcal de la autoridad familiar y la conducta verbal tanto del hombre como de la mujer enaltecen la masculinidad. Todas aquellas actividades que son típicamente masculinas son alabadas y fuertemente inculcadas, incluyendo manifestaciones sexuales y agresivas. Por otro lado un insulto muy ofensivo usado entre hermanos, padres y niños en general es llamar "señorita" a un niño.
Stycos (1958) sintetiza las relaciones fraternales que alimentan el machismo, como sigue:
El niño aprende, a través del trato que se le da, que el ser "machito" genera confianza en sí mismo, lo vuelve de pelo en pecho y le origina muchos privilegios especiales. En contraste con esto, observa cómo su hermana tropieza con una serie de restricciones, indicadoras de su situación de dependencia, debilidad e inferioridad.
La situación que prevalece en las relaciones de hermandad que existen en las clases bajas se manifiesta en que las niñas acostumbran a servir a sus hermanos y les guardan deferencias. Tan pronto como pueden, preparan la comida de sus hermanitos, les lavan la ropa y les obedecen cuando les mandan a hacer algo, Además el hombre debe darse cuenta muy pronto de que es el guardián de su hermana, por ser fuerte y firme de carácter ... Debido al miedo que siempre inspira la acometividad natural del hombre, lo mismo las madres que los padres atribuyen una gran importancia al hecho de que sus hijas permanezcan bajo una vigilancia constante y a veces estricta (p 55).
El más importante apoyo y contribuyente del machismo es el papel de la mujer en la cultura hispana. Cada una de las características de la mujer hispana parece culturalmente determinada de tal manera que los hombres puedan desempeñar su papel de machos. La mayoría de los papeles asignados culturalmente a la mujer están concebidos de modo que contrasten con la superioridad del varón. Manuel Sánchez dice que siempre ha dominado a sus mujeres para sentirse más viril y para que ellas también lo sientan como tal. Según él muchas mujeres desean un hombre que las domine.
Las mujeres no solamente son sumisas de hecho sino que además quieren desempeñar este papel, ser mandadas y dirigidas por los hombres, y los hombres lo hacen en parte con una devoción culposa por el temor de que otros hombres exploten a sus mujeres exactamente de la misma manera que ellos han explotado otras mujeres. El hembrismo de las mujeres, corno llama Bermúdez(1955) la exagerada sumisión, dependencia y aun aguante del castigo físico propinado por los hombres, es un pilar fundamental del machismo.
Se espera que las mujeres sean social y sexualmente pasivas de tal manera que sean conquistadas y no conquistadoras. Deben mostrarse sexualmente indiferentes y Sus esposos se abstienen can frecuencia de excitarlas no sea que se interesen sexualmente por otros hombres.
El complejo de virginidad en las mujeres es la contrapartida cultural del machismo; todo macho debe estar orgulloso de poseer sexualmente tantas vírgenes como sea posible pero su esposa debe permanecer virgen hasta el matrimonio y sus hijas lo mismo. Las mujeres deben resistir los avances de los hombres y aparentar indiferencia.
Toda esta conducta de las mujeres hace aparecer a los hombres "más machos" cuando convencen y seducen a una mujer. Esta situación hace a los hombres sentirse superiores por su libertad sexual y paradójicamente por proteger la virginidad de sus familiares del sexo femenino.
La mayor ofensa que se puede infligir a un hombre es el haber sido engañado por su novia acerca de su pérdida de la virginidad.
Ello es imperdonable, pues ofende el yo del varón y amenaza su estatus como hombre, puesto que la mujer que logra engañarlo parece ser más "viva" que él.
Stycos (1958) sintetiza los complejos de machismo y virginidad como sigue:
Los complejos de "machismo" y de virginidad son expresiones burdas de aspiraciones culturales relativas a los dos sexos. El hombre debe ser imperioso, sexualmente agresivo y libre; la mujer, respetuosa, casta y casera. Los hombres se consideran fuertes y astutos; las mujeres ingenuas y débiles. Tales ideologías se reflejan en los métodos empleados para la crianza de los hijos, métodos que aspiran lograr que la "conformación del carácter" del adulto coincida con los patrones culturales deseables para ambos sexos.
El niño aprende que es superior a la mujer y adopta una actitud positiva hacia su sexualidad. Además de esto, se le confiere una libertad hacia su sexualidad. También se le confiere una libertad de movimiento que se presta a que desarrolle un cierto sentimiento de dominio en un ambiente relativamente extenso.
La mujer aprende que es inferior al hombre, se deprime su sexualidad y reduce su alcance de movilidad por medio del patrón de enclaustramiento. De esta manera, las ideas preconcebidas respecto a las capacidades nativas de los sexos, se ven confirmadas: los varones se hacen confiados en sí mismos, resistentes, orientados de una manera positiva en el aspecto sexual y conocedores del mundo. Las mujeres, por el contrario, se convierten en sumisas, adoptan una actitud negativa o indiferente en el aspecto sexual, y relativamente ignorante en las cuestiones mundanas (p. 68).
Con el objeto de mantener la superioridad del macho se espera que la novia pertenezca a una familia más pobre o de inferior clase social y sea menos educada que el novio.
Los muchachos se identifican con su padre y esperan que él sea tan macho como ellos mismos están tratando de serlo y recíprocamente esperan los padres de sus hijos. Por eso es tan natural para el padre y el hijo ayudarse el uno al otro a conseguir mujeres y a ocultar a los ojos de la madre sus aventuras sexuales.
Hombres y mujeres mantienen ciertas creencias acerca de la corrupción y maldad de los hombres, lo cual sirve de razón para encerrar a las mujeres. Si a los hombres se los cría con esta creencia de ser de modo natural e incontrolable maliciosos y dominados por la sexualidad, se les inculca de modo implícito pero constante este rasgo como parte de su virilidad (Stycos, 1958).
Explicación de las normas de enclaustramiento. Existen tres razones fundamentales que motivan por parte de los padres ese cuidado especial y ese aislamiento de las hijas pequeñas, La primera no es sino la consecuencia lógica de la supuesta inocencia de la mujer y de su debilidad. Desde el momento en que ella es así, la mujer requiere medidas especiales de protección. La segunda es una razón consecuente con la ideología sobre la virginidad. Si la mujer ha de llegar pura el tálamo nupcial, no se debe escatimar ninguna precaución para resguardarla de cualquier clase de acciones e información que pudieran inclinarla a perder la virginidad. Finalmente, existe el miedo al incesto, y además una desconfianza general en lo que respecta a las intenciones de los hombres, dimanante de la idea preconcebida de que todos son peligrosos. Estas razones dan origen a las medidas de protección que se adoptan con las niñas y también de que se las inculque actitudes y maneras de comportarse que eviten al hombre la "ocasión de pecar"; este punto requiere, empero, una explicación más amplia (pp. 58-59).
La situación en general, por lo que respecta a la niña, implica un círculo vicioso. Las ideologías predominantes relativas a su inocencia y a su debilidad conducen a que se tome con ellas un cuidado especial y se las encierre en casa; por otra parte, ese enclaustramiento contribuye grandemente a desarrollar en ellas esas mismas características" (p. 60).
No es necesario extenderse más para mostrar cómo todas estas características en las prácticas de crianza y educación de los niños y . en el papel asignado a la mujer sirven el propósito de hacer posible el machismo. ¿Podría darse un "macho" sin una virgen a quién seducir, sin una mujer inferior a quién proteger, sin una hembra sumisa a quién dominar, sin otros hombres luchando por su propia "machera" de tal manera que uno pueda ser el protector de sus familiares del sexo femenino? ¿Podrían los hombres sentirse "machos" si las prácticas de crianza de los niños no crearan y agrandaran las diferencias sexuales haciendo sentir a los hombres su "superioridad"?
CONCLUSION
Hemos visto que el machismo es una característica cultural hispana y particularmente mexicana. Es decir es un rasgo cultural que tiene el propósito de satisfacer una necesidad psicolágica resultante del complejo de inferioridad de cada individuo del sexo masculino.
la crianza de los niños.
La institución cultural del machismo crea los modos de satisfacer el complejo de inferioridad buscando sentimientos de superioridad y de transmitirse de generación en generación.
El siguiente gráfico trata de presentar de modo visual nuestra hipótesis de circularidad psico-cultural como explicación del machismo:
INDIVIDUO Complejo de inferioridad. superioridad
PRÁCTICAS Relación padre-hijo
CULTURALES Prácticas de crianza Machismo.
RASGOS Papeles sexuales
CULTURALES
Las relaciones padre-hijo y las prácticas de crianza o educación de los hijos crean los sentimientos de inferioridad en el niño, los cuales se compensan a través de un mecanismo psicológico (sentimientos de superioridad) y una institución cultural (el machismo). Esta compensación crea rasgos culturales, los cuales conducen a las prácticas (culturales) de crianza y a las relaciones padre-hijo las cuales crean sentimientos de inferioridad en la nueva generación perpetuando el machismo a través de una circularidad psico-culturaI.
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