HERMENÉUTICA CRITICO FEMINISTA DE LA LIBERACIÓN

La hermenéutica es utilizada por Elisabeth Schüssler Fiorenza:
es una teóloga y biblista de origen alemán, ocupa actualmente la cátedra Krister Stendahl de Sagrada Escritura e Interpretación en la Harvard Divinity School. 
Ha sido la primera mujer presidente de la Sociedad (Norteamericana) de Literatura Bíblica (1987). Su libro más conocido es En Memoria de Ella (1983), y sus publicaciones incluyen también: El libro del Apocalipsis: Justicia y Juicio (1984), Pan y no Piedras: El Reto de la Interpretación Bíblica Feminista (1986), El Apocalipsis: la Visión de un Mundo Justo (1991) y Pero Ella Dijo: la Retórica de la Interpretación Feminista de la Liberación (1992). Es fundadora y co-editora del Journal of Feminist Studies in Religion y ha editado en colaboración tres números de la revista Concilium: El Holocausto como Interrupción (n.175); Las Mujeres, Invisibles a la Iglesia y a la Teología (n.182); y Maternidad: Experiencia, Institución, Teología (n.206).

Debemos leer la Biblia «de otra manera» y esto sólo es posible cuando se substituye la experiencia hegemónica por una experiencia feminista y se la nombra de manera diferente. El objetivo de la lectura feminista de la Biblia no es sólo la comprensión, sino la concienciación, esto es, la toma de conciencia de los condicionamientos de nuestra experiencia y de cómo, a pesar de ello, nos desviamos del patrón cultural-religioso.

HERMENÉUTICA DE LA EXPERIENCIA

 Las perspectivas de las mujeres no habían sido tenidas en cuenta en el quehacer teológico y de que determinados enunciados doctrinales del tipo: «La Biblia es la palabra revelada de Dios», eran utilizados como norma para juzgar la experiencia de las mujeres, algunas experiencias, como las de ser maltratadas o violadas, son comunes a las mujeres, si bien nunca hay dos experiencias iguales, a nivel religioso ha sido la exclusión, el silenciamiento y la marginación. De ahí que la teología feminista comenzara con la reivindicación e identificación de nuestra propia experiencia, la experiencia de las mujeres. La experiencia es una construcción social y se halla codificada en lenguaje kyriocéntrico que es dualista y asimétrica: masculino positivo - femenino negativo; blanco positivo - negro negativo; elitista positivo - subalterno negativo; Occidente positivo – Oriente cristiano positivo - judío (o musulmán) negativo. La lectura de textos bíblicos androcéntricos crea una autocomprensión negativa marcada por el sentimiento de inferioridad y ciudadanía de segunda clase.

 HERMENÉUTICA DE LA DOMINACIÓN Y LA UBICACIÓN SOCIAL 

Estamos llamadas hacer un “análisis sociocultural” que tenga en cuenta cuatro elementos fundamentales;

 1ro. Análisis sistémico que no sólo tenga en cuenta las experiencias de las mujeres, si no también, nuestro mundo y el mundo de la Escritura. 

2do. El patriarcado que tendrá en cuenta el gobierno del padre de familia, la supresión  violenta del matriarcado, el dualismo, sobre todo de género: androcentrismo.

 3ro. El kyriarcado o Gobierno del señor-amo-padre-esposo, se lo debe considerar como un sistema socio-político multiplicativo de dominación: cuestionamiento de la categoría «mujer»; como un sistema socio-político discursivo que asegura la dominación: justificación de la exclusión de las mujeres. Tener en cuenta el kyriarcado y la democracia patriarcales clásicos: la unidad doméstica, y el kyriarcado y la democracia fraternales modernos: la familia nuclear.

 Por último el 4to. La elaboración teológica: pecado estructural que no es individual [Eva], sino colectivo ["pecado original"]. Que es una injusticia institucionalizada y discriminación colectiva, que no se reconoce como injusticia, porque los símbolos, los sistemas de valores y los discursos religioso culturales la justifican; teología kyriocéntríca: sentido común. Y que además produce una conciencia auto alienada, que colabora a su propia deshumanización y opresión, así como a la de otros, porque es entendida como voluntad de Dios.