martes, 13 de noviembre de 2018

La historia de Lucas, primera parte-John Shelby SPONG-4


Ahora también sabemos que en la Iglesia primitiva ya aparecieron especulaciones críticas sobre los orígenes de Jesús. Surgieron a partir de los enemigos del cristianismo. Durante años, esta información se consideró demasiado sacrílega como para tenerla siquiera en cuenta. Jane Schaberg cita a Raymond Brown, diciendo de ello que se trata de «una alternativa muy desagradable». En los últimos años, sin embargo, estas posibilidades han ido adquiriendo más poder. Los enemigos de los cristianos, entre los que se incluían los líderes de la jerarquía judía de Jerusalén, vieron amenazadas su fe y su tradición, hasta el punto de temer su extinción debido al auge del cristianismo. Su hostilidad se transformó con bastante rapidez en una persecución que en un momento fue dirigida por nada menos que Pablo de Tarso. Esas críticas atacaban sin duda la credibilidad de la historia de Pascua, y ese ataque se introdujo finalmente en el evangelio de Mateo (28, 14-15). Cuando el momento crítico de la revelación divina para la historia cristiana empezó a desplazarse desde la resurrección hacia el bautismo, y luego hacia la concepción de Jesús, es bastante probable que esos ataques también se desplazaran. Así, la defensa de los orígenes de Jesús se convirtió en una parte importante de la tarea apologética emprendida por la comunidad cristiana primitiva. Tanto Mateo como Lucas experimentaron la necesidad de ofrecer esa clase de defensa. Ninguno de ellos, sin embargo, eliminó la sustancia del ataque, y ambos dejaron en sus escritos amplias claves que señalaban la naturaleza de las acusaciones. Las narrativas de la natividad intentaron interpretar los datos, pero no los crearon. ¿Eran esos datos verdaderos o falsos? Dudo mucho que eso pueda llegar a determinarse alguna vez. Pero éstos son los datos:  

Los autores cristianos no hicieron el menor intento por ocultar la suposición, generalmente admitida, de que María estaba embarazada en ese período de tiempo entre el desposamiento y el ser llevada al hogar, que marcaba las dos fases del matrimonio judío. ¿Fue embarazada por José? Eso habría significado una violación de la costumbre, pero no una causa para el escándalo. El compromiso se adquiría en el desposorio. A partir de ese momento, la mujer era posesión del hombre. Quedar embarazada del esposo en el período que mediaba entre el desposorio y el ser llevada a casa no constituía un quebranto terriblemente grave del código moral. Eso no habría creado demasiada agitación. No habría sido ella la primera joven novia que habría tenido un hijo antes de tiempo. Indudablemente, esa circunstancia no habría creado la tremenda necesidad de defender la calidad de María con elaboradas y milagrosas tradiciones sobre la natividad.

Y, sin embargo, en las narraciones se hacen grandes esfuerzos por negar la paternidad de José. Mateo dice que José completó de mala gana la ceremonia de la boda y había resuelto «repudiarla en secreto» (Mateo 1, 19). Lucas hace decir específicamente a María: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» (Lucas 1, 34). Y, sin embargo, en el versículo 27 había afirmado que era «una virgen desposada con un hombre llamado José». En el capítulo 2, se describía a José y María como dos personas que viajaban juntas. María estaba embarazada, aunque se la sigue identificando como «su esposa» (versículo 5). En el capítulo 3, antes de ofrecer la genealogía de Jesús, el ya adulto Juan el Bautista entabla una conversación con sus detractores judíos sobre el significado de los orígenes de uno, amonestándoles: «No andéis diciendo en vuestro interior: "Tenemos por padre a Abraham"» (Lucas 3, 8), para seguir diciendo que Dios no necesitaba la paternidad judía para dar hijos a Abraham, cosa que podía lograr, afirmaba, por medio de «estas piedras» si así lo deseaba. 

Para estos primeros cristianos era importante ampliar el sentido de aquellos que habían de ser incluidos en la familia de Dios. ¿Acaso debemos encontrar el fondo de esa tradición que todavía permanece en la posibilidad de que el propio Jesús no formara parte legítimamente del pueblo de Dios? Al presentar la genealogía, Lucas añadió las palabras «según se creía», como nota explicativa de la afirmación de que Jesús era hijo de José. ¿Se sabía tambien que Jesús no era el hijo de José que los cristianos no pudieron aferrarse a esa línea defensiva en la controversia sobre sus orígenes? ¿Fue su origen más escandaloso que la violación de una relación de desposados? ¿Fue, de hecho, tan escandaloso como para que sólo se la pudiera contrarrestar mediante la creación de una tradición de nacimiento sobrenatural? ¿Fue Jesús hijo del adulterio, el producto de una seducción? ¿Fue María una mujer violada, víctima de una violación? ¿Es posible aceptar el análisis de Raymond Brown según el cual la comparación de la narración que hace Lucas sobre el nacimiento de Juan con el nacimiento de Jesús se diseñó específicamente para afirmar la superioridad de este último sobre el primero, sin ver que el nacimiento de Jesús necesitó de la concepción virginal para alcanzar la superioridad sobre la concepción a pesar de la esterilidad? ¿Podía percibirse el Espíritu Santo como justificador de un niño concebido, ya fuera por la violación o la seducción, como una vida elegida por Dios para el cumplimiento de la voluntad de Dios? Si tenemos en cuenta el estatus de las mujeres y el clima moral del siglo I, esa clase de nacimiento y de afirmación ¿no se percibirían como un milagro mucho más asombroso que una concepción lograda después de la menopausia en una mujer supuestamente estéril? 

Puesto que en la literatura cristiana primitiva no se suponía que el Espíritu Santo hubiera jugado literalmente el papel masculino en la concepción de Jesús, ¿tenemos que encerrarnos en imágenes sexuales o en explicaciones sexuales? ¿Necesitamos debatir sobre cosas como la partenogénesis, o postular la existencia de un espíritu dotado de órganos y fluidos sexuales? ¿Debemos especular, como hicieron algunos cristianos posteriores, que la concepción se produjo a través del oído de María, de tal modo que pudo preservarse así su virginidad? ¿Es posible que María fuera una mujer violada y que la gente se refiriera a ella como «la virgen» que había sido violada, de tal modo que se la terminó por conocer como María la Virgen, nombre por el que la llamamos en la actualidad?  

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