jueves, 8 de noviembre de 2018

Lucas: ¿Una representación original?-John Shelby SPONG-4


Belén a Jerusalén, y desde el establo al templo. También proporciona un medio para presentar a un anciano, Simeón, y a una vieja mujer, Ana, que continúan informando al público sobre el significado de este niño, incluyendo un indicio de lo que sería la pasión: «una espada que te atravesará tu alma» (Lucas 2, 35). Finalmente, la sagrada familia regresa a Nazaret, donde el niño crece y vive hasta su manifestación ante Israel. Aquí desciende el telón y termina el segundo acto del drama original.

¿Es posible que el escenario original, el núcleo de esta encantadora historia de nacimiento, tan poderosamente dramática, tan perfectamente dividida en escenas, tan completa en cuanto a dirección de escena para la salida de un grupo de actores y la preparación para la entrada del siguiente, y tan conectada entre sí por el movimiento de un grupo de personajes en presencia de otro, fuera en un principio una representación escrita para la comunidad judeocristiana y representada por ésta? ¿Acaso la descubrió Lucas, la vio, la amplió o, por lo menos, tomó prestadas otras cosas para su narrativa? Sin lugar a dudas, el formato representativo se encuentra presente incluso en su versión ampliada. Mi tesis consiste en que la representación original sólo contenía cuatro escenas, que giraban alrededor de las narraciones paralelas, pero no iguales, que situaban a Jesús y a Juan el Bautista en relación el uno con el otro; una relación en la que Juan señalaba consistentemente hacia Jesús. Creo que las escenas originales fueron las siguientes:

1. La anunciación sobre Juan el Bautista, que tornaba los temas de la historia antigua de Abraham, Sara e Isaac, el hijo prometido. 

2. La anunciación sobre Jesús, que tomaba los temas de la historia antigua de Ana, incluyendo la intervención divina.

3. El nacimiento, la circuncisión y la designación del nombre de Juan el Bautista,

4. El nacimiento, la circuncisión y la designación del nombre de Jesús.  

En mi opinión, a este núcleo Lucas añadió su genio. Conectó las dos narrativas con la visita de María a Isabel. Sugirió un parentesco físico entre Juan y Jesús al decir que Isabel era pariente de María. Añadió las dos historias del templo, una a los cuarenta días y la otra a los doce años. Pero mantuvo la forma dramática de la representación. Creo que Lucas se preocupó de presentar su narración como una representación y, al sentirse encantado con ello, la incorporó a la introducción de su historia de Jesús. Ésa sería mi especulación.

Si se puede mantener esta hipótesis, entonces es bastante concebible que Lucas configurara incluso el núcleo de la representación que había incorporado. En mi opinión, los cánticos no formaban parte de la narrativa original. Lucas los obtuvo de otra fuente y los añadió a este drama. Servían para el propósito vital de permitir que sus personajes hablaran cuando en el drama original no había diálogo alguno. Da la impresión de que, originalmente, el drama se representó como una especie de pantomima, con una narración que sólo introducía y conectaba las escenas.

Estoy convencido de que Lucas editó esta representación, como hizo con todas sus fuentes, haciendo que reflejara su propia teología y comprensión de Jesús. De esta manera adquirió características propias de Lucas, tanto en la sustancia como en la forma. Sin embargo, no eliminó los orígenes y frases semíticas, como tampoco comprendió siempre las ceremonias judías que trató de dejar intactas. Las historias de la presentación y la purificación, por ejemplo, son irremediablemente confusas. Lucas también añadió la historia del muchacho en el templo que, de hecho, no encaja para nada en el conjunto de la narrativa. Esta inclusión le obligó a duplicar sus palabras de final de escena, de modo que, tras el regreso de Nazaret, escribió: «El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él» (Lucas 2, 40). Tras la narración del muchacho en el templo, Lucas tuvo que concluir una vez más su narrativa, y lo hizo con palabras repetitivas: «Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres» (2, 52). 

¿Acaso los primeros espectadores de esta representación asumieron literalmente su contenido, o la vieron como algo que contenía un hermoso drama interpretativo? ¿Adoptó y adaptó Lucas esta representación porque estaba convencido de que ésta era la explicación del origen literal del poder de Jesús? Creo que tanto el público inicial de esta representación como sus autores la consideraban como una obra dramática que intentaba explicar el significado de la vida adulta de Jesús. Sencillamente, adoptaban una obra folklórica familiar en la que el significado de la vida adulta se anunciaba dramáticamente en los acontecimientos de la natividad. Quienes se hallaban en contacto con la tradición del midrash, tanto judío como cristiano, también se apoyaban en un material que les era familiar. No creo que la historia de la natividad de Lucas cambiara el contenido de este evangelio, sino que fue más bien el evangelio de Lucas lo que configuro el contenido de estas historias de la natividad. 

Por ejemplo, sólo en el primer acto de esta antigua representación cristiana aparece una referencia al nacimiento anormal o insólito de Jesús. Si elimináramos el capítulo 1 del evangelio de Lucas, sería fácil asumir que Jesús fue hijo de María y de José, o la dificultad de esa conclusión se basaría entonces en alguna otra cosa distinta a la narración de la natividad. También sería evidente que, a través de estas narraciones sobre el nacimiento y la infancia de Jesús, Lucas no hacía sino interpretar un movimiento teológico que estaba creciendo en el seno de la Iglesia. ¿Quién era este Jesús? ¿De dónde procedía su significado? ¿Cuál era su origen? Lucas, al igual que Mateo, enfocaba ahora esta discusión sobre el tema de la concepción de Jesús. Pero las cosas no quedarían así. Unos diez o quince años más tarde aparecería el cuarto evangelio, en el que se identificaba a Jesús con el Logos divino, que estaba con Dios desde el principio de los tiempos y por medio del cual Dios creó todas las cosas. En el cuarto evangelio se afirmaba que este Logos divino y eterno se identificaba esencialmente con Dios y que se había encarnado en forma humana en el nacimiento de Jesús. No era más que otra fase dentro del desarrollo de la cristología de la Iglesia primitiva.  

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